Tiene un excelente circuito para correr aunque es algo estrecho y si hay muchos colonos haciendo ejercicio puede llegar a resultar incómodo pero no pasa muy seguido. La cancha de futbol y basquet es muy socorrida, y no hay malos rollos, por lo general te puedes autoinvitar a jugar si es que quienes estén ahí no te lo piden antes. Los domingos sí están pactados torneos así que ahí no te puedes meter pero cualquier otro día echas las retas con libertad. Recién instalaron unas máquinas para hacer ejercicio, están muy bien para ocupar otros músculos. También está bien para pasear a los perros y casi nunca me ha tocado ver que alguien no recogió la popó. Es un parque limpio y está en buen estado. Muy noche quizá no sea tan seguro.
Norma M.
Rating des Ortes: 4 México, D.F., México
Por años sumé historias personales en este parque: a un costado mi hermano cursó la primaria, ahí paseé con mi primer novio y con el segundo también, acostumbraba ir con mis primas y mi hermana durante la edad de la punzada y de paso llevamos a mi perra de paseo por sus pasillos. Finalmente, ahí enseñé a mi hija a balancearse en un columpio, hasta que creció y se terminó mi pasaporte para treparme en los juegos. No me había dado el tiempo de caminarlo con calma. Supongo que el saber que lo tengo cerca es como dar por hecho que ahí estará para cuando yo quiera ¿pero cuándo? El afán de fotografiarlo me llevó, y qué bueno porque lo disfruté como antaño. Así me interné en él sin prisa. Me di tiempo de recordar esas anécdotas y de cómo lucía el parque en aquellas épocas. Para ser franca, creo que la niñez y la adolescencia cegaron mi objetividad como para darle importancia a esos detalles, aunque sí noté cierta descomposición. Hubo una época en la que daba miedo pasar por ahí durante la hora cero, esa en la que no es de día pero tampoco de noche, pues las bardas mostraban grafitis, las jardineras estaban algo secas y los chavos que jugaban en las canchas tenían aspecto malandrín. Fue hasta 2011 cuando le hicieron justicia, lo mismo que a los vecinos por la fortuna de tenerlo ahí; ahora lo veo así después de atestiguar sus altas y bajas. Valió la pena la inversión y se nota, pues hoy luce espacioso para correr, antojable para pasear, divertido para jugar y apto para ejercitarse.