Plastic Heroes

Había olvidado lo que es entrar a una tienda de juguetes de colección. La Plastic Heroes fue la última que visité hace un par de años. Todavía –pobre iluso– me atreví a preguntar si aún vendían las figuras de los Cazafantasmas. La chica me respondió con un gesto que decía: «¿Es en serio?» Pero, con todo, fue amable y cordial al decirme que ya habían descontinuado a los Cazafantasmas. Por supuesto que me sentí triste. Pero recuperé mi alegría cuando le di un mejor vistazo al lugar. Me encontré con juguetes que sólo había encontrado en la imaginación, o que pertenecían a personajes ya olvidados en las películas yanquis de los ochentas: Robocop, Terminator, Rambo, Rocky, el mayor Alan «Dutch» Schaefer, de Predator (en Thermal Vision y en su modalidad normal); pero también estaba Machete, Kick Ass, The Lone Ranger (sí, Johnny Depp), personajes de Watchmen, The Walking Dead, Star Wars, Marvel, Pixar y hasta de Los Muppets. Se puede obviar la presencia de comics, graphic novels y uno que otro juego de rol.
De veras, venir acá fue un regocijo que hace tiempo no experimentaba. Eso sí, hay que estar dispuesto a invertir un buen dinero aquí si se quiere salir con algo más que un bonito sentimiento alegre, pero no estoy bromeando cuando digo que gastaría toda mi quincena en Plastic Heroes, si no tuviera que usarla para pagar la casa, la luz, el gas, el agua, el teléfono, la comida, pañales, leche, toallitas húmedas, transporte público, más comida, los préstamos, el vestido, el calzado…