Pulquería No más no llores

Este lugar está bueno si tu intención es ir con espíritu explorador a probar un «pulque», como bien saben las pulquerías son cantinas medio feas donde vas a olvidarte de las poses y los drinks de barra solo por saber como se sentía «Pancho Villa» al entrar a una pulquería !! Cierran tempra pero esta padre si tu idea es ir a conocer sin afán de hacerlo cada semana.
Lo más recomendable es que por sólo 35 te dan un litro de pulque que parece interminable y altamente recomendable el de frutos rojos

Dejándome llevar nuevamente por mis amigos pulqueros (siempre bajo la promesa de una buena cerveza fría) llegué a esta pulquería que me atrapó desde el nombre.
La «Nomás no llores» es una pulquería en toda la expresión de la palabra, entre semana encuentras a personas de la zona, trabajadores locales tomándose un buen pulque después de la obra.
Jueves y viernes suele llenarse de estudiantes que se pasan de noche el letrero de que no aceptan menores, y se adueñan del local cambiando hasta la música sesentera que suele haber entre semana.
Cuando fui me contaron que antes sólo se vendía pulque de a litro, pero que ahora, según la demanda, lo venden por tarro, jarra o en 4 litros, para compartir en forma.
Los costos de las bebidas son muy accesibles, lo que fomenta la llegada de estudiantes, pero suele haber muy buen ambiente y los que gozan el pulque aseguran que es de los mejores de la ciudad.
Les recomiendo probar el de jitomate, uno que hasta yo disfruté con todo y mi cerveza. Si van entre semana les tocará convivir con la gente local de Tepepan, gente súper amable que busca pasarse un buen rato sin complicaciones.

Está en una calle parelela a la Av. México-​Xochimilco, o más que una calle es un callejón intransitable donde nunca hay nadie, me respondió el joven del taxi cuando le pregunté por la pulquería Nomás no Llores, y veinte miuntos después me dejó justo en la esquina.
Al llegar te encuentras con una fachada folclórica: azulejos gariboleados por toda la pared, un marco para ventanal sin vidrio donde se sirve el pulque «para llevar» y una puerta chirriante de cantina que deja asomar un olor característico de pulque y madera cuando te vas acercando. Arriba de la entrada, justo debajo del ocurrente nombre del negocio («Nomás no llores»), yace un letrero claro que afirma: «No se permite la entrada a menores de edad», pero puedes entrar sin problema. Adentro, las mesas son comunes y están dispuestas alrededor de una pequeña pista de baile cubierta de aserrín que absorbe los restos de pulque que caen al piso e impidiendo los inesperados resbalones; como la entrada, todo el lugar está tapizado de azulejos gariboleados, sobre un fondo azul cielo que enmarca, al fondo del local, el orinal semidescubierto y la puerta del baño de damas. Puedes sentarte donde gustes y pedirle a la mesera un pulque o una cerveza; el pulque se sirve en un tarro de 1 litro y la cerveza en botella. Entre semana suele ser aburrido y fastidioso, pues no hay mucho bulicio y la rocola toca canciones de los 50 o 60, pero desde el jueves los alumnos de diversas escuelas públicas y privadas de la zona como la Prepa 8, la ENAP, algún CONALEP, el Colegio Madrid y el Tec de Monterrey, se dan cita para convivir sin prejuicio ni preámbulo, bebiendo pulque de avena, de jitomate, de apio o blanco, botaneando cacahuates y escuchando música de todo tipo. El ambiente sube cuando cae la tarde, pero muere pronto, pues el negocio cierra a las 8 pm y deja afuera, en el callejón intransitable, una multitud de jóvenes enfiestados y «enpulcados» que buscan otro lugar donde seguir la juerga. Es un lugar ameno y tranquilo, ajeno al bullicio de los grandes edificio o a los grandes y ruidosos bares, donde conoces gente de diversos lugares y formas de pensar, y donde puedes, sobre todo, disfrutar de un buen pulque con cuerpo y consistencia.

Un expendio de pulques que ha cobrado mucha popularidad en los últimos años. La «Nomás no llores» se ha convertido en un lugar de reunión para muchos jóvenes que gustan del llamado «caldo de oso».
Como siempre se puede elegir entre el pulque blanco o el curado de diferentes sabores. Uno puede elegir diferentes presentaciones ya sea jarra, tarro, etc. Eso depende de la cantidad que se desee beber.
Hay una rockola que ayuda a ambientar más la convivencia con los amigos y los otros consumidores presentes en el lugar. Bastante recomendable resulta esta pulquería sobre todo por lo rico que lo preparan.
Aunque suene algo lejos el ir hasta Tepepan, la verdad es que no está tan retirado y ya sea en transporte público o en auto, el lugar es sumamente accesible. Así que para todos aquellos amantes del pulque aquí tienen una buena opción.

Toda una experiencia en cuanto ambiente y calidad. El pulque, servido por un travesti, es delicioso y la rocola junto al baño hacen una tarde de embriaguez de lo más pintoresca. Con todo lo mejor de las mejores pulquerías (que siempre son las más apartadas de la ciudad), la No más no llores es tan buena onda que tiene el privilegio de contar con la estación Tepepan del tren ligero a unos pasos (por si sales norteado). El pulque se vende desde las primeras horas de la mañana, por lo que conviene llegar temprano.

Debo decir que soy una gustosa y muy orgullosa consumidora de pulque. La primera vez que mi papá me dio a probar esta bebida estábamos en una trajinera en Xochimilco, yo tenía 13 años.
Años después me reincorporé a la comunidad pulquera en Xochimilco, en una pulquería bastante pintoresca ubicada en Callejón Galeana número 6.
La «Nomás no llores» es de mis pulquerías favoritas. Hay un buen ambiente, pulque bueno y a buen precio y excelente servicio que brinda Karla.
Hay pulque natural y curado que pueden venderte por vaso, tarro, jarra, cubeta o palo. Mis amigos y yo siempre compramos el palo, que son 4 litros aproximadamente, y así salía más barato.
Siempre se pone uno de buenas cuando va a «Nomás no llores» y si vas solo, siempre sales con amigos.