Llegamos caminando, el policía de la entrada muy amable nos abrió la puerta de entrada y ayudó a acomodar las sillas en la mesa común para trabajar. Pedí una infusión de chai en taza. Me dio gusto que no pusieran peros y que me dieran mi infusión en taza caliente y a perfecta temperatura el agua. El ambiente muy serio, la mayoría de los que estamos ahora estamos trabajando, la música en un volumen bajito que apenas se percibe, permite la concentración y platicada, resalta el sonido de la cafetera y eso es agradable. La decoración del lugar está muy sobria, grabados, colores serios, ventanales. Rompe con la mayoría de los Starbucks que provocan una sensación más acogedora. Se agradece la buena iluminación, pero espanta algo que hace que eventualmente retumbe el lugar, quizá arriba hay un gimnasio? Por cierto, muy cómodas las sillas altas.