En la ciudad de Mexicali por más pequeña que sea en comparación a ésta, no encuentras mercaditos en la calle. Es volver en el tiempo. La cercanía con las personas que saben perfectamente de aquel producto que venden. El punto de madurez de cada fruta o verdura. Los precios que dependen de las temporadas. Querer ser prácticos nos ha llevado a juntar todas las posibilidades en un solo lugar. Además que estamos abandonados a un espacio sin el contacto con el vendedor(tal vez sólo en los embutidos o en los mariscos existe esta cercanía). Pero preguntarle a alguien por el mejor pescado para hacer ceviche. O que te ayuden a escoger un melón para la semana. Este servicio tan detallado sólo en el tiaguis sobre ruedas. Aquí compro mi fruta, verdura, variedad de nueces y hasta agua de coco. Hay un lugarcito en donde el dueño se ha dedicado a realizar diferentes productos en torno al coco. Además también encuentra artículos de belleza, camisetas de deportes, ropa nueva y hasta de marca. Yerbas, productos para el hogar, jugos, puestos de comida, pollo, queso, cremas, granos, semillas, aceites. Todo y una gran variedad de ese todo.
Roberto F.
Rating des Ortes: 5 Mexico City, México
Que cosa tan más bonita me parecen los tianguis. El surtido, el regateo, la variedad, las novedades, etcétera. No, cuál etcétera. Ahí les va. En este tianguis, al igual encontrarán una extensa variedad y cantidad de cosas, entre verduras, carnes, comida preparada, tacos, antigüedades, morrales, bolsas. Todo tipo de artículos de belleza y para el hogar, ropa. La idea es saber escoger, revisar lo que vas a adquirir, preguntar, arriesgarse. Apenas en este mercado, me topé con una señora que hace morrales de nylon y fibra natural, justo lo que estaba buscando para transportar mi laptop, encontré unos diseños padres pero quise ir un poco más allá. Comencé por preguntarle si ella los hacía, materiales, colores y, cuando sentí que teníà la información necesaria, la solté. Me puede hacer uno así y asa, de aquí y acá, con este color y este, que tenga esto y aquello, pero que no lleve de eso y lo otro… –Sí joven, yo se lo hago– dijo de lo más tranquila y servicial. –Y ¿en cuánto me lo va a dejar? –Igual que el resto, joven. ¡Qué tal! A poco no me resultó una maravilla, pues ya. Hice el pedido, decidí pagar por adelantado para asegurar que me lo hiciera, a lo que ella respondió que no era necesario y que el próximo martes me lo tendría listo. Llegó el martes siguiente y ahora le estoy dando todo el uso habido y por haber. Por ello les recomiendo que vayan y se atrevan a preguntar, es probable que como yo, le den solución a algo que traían pendiente.