Tío Mike

Comida casera de buen sazon, sin pretensiones mas que la de comer bien y a buen precio. Limpieza y buena actidud del personal.

Cualquier persona que acostumbre desayunar fuera de casa los sábados, sabe que es complicado encontrar un lugar bien servido, sabroso y con buenos precios. Un sitio que combine chilaquiles llegadores, jugo realmente natural, café generoso y donde el huevo estrellado sea perfecto, es decir, que no esté ni aguado ni demasiado cocido. Y cuando encuentras un lugar así, no quieres soltarlo.
Eso es para mí el Tío Mike, un pequeño restaurante para leer el periódico, que queda cerca de casa y donde siempre me gustará alguno de sus paquetes (sin albur).
¡Atención godínez del rumbo! Me informan que entre semana el menú de comida corrida es una experiencia similar, precios accesibles, servicio amable, comida abundante y puro sabor.
Como punto extra, aceptan tarjeta. Y como punto súper extra, la cocina está a la vista. Siempre se agradece ver la higiene, los ingredientes y la técnica para preparar los chilaquiles mixtos. Ah, como que suena exagerado pero es cierto.

A pesar de ser un lugar pequeño y rodeado de restaurantes algo grandes, este «restaurante-​fonda» de nombre El Tío Mike tiene una clientela ya bastante grande y de muchos años, creo que la mayor atracción de este lugar es ese saborcito a comida cacera que a todos nos encanta.
Aquí encontrarás desde la sopita de fideos, los chilaquiles, la ensalada o algún postrecito bastante rico. Afortunadamente este lugar no se llena tanto pero siempre encontrarás personas degustando de algún platillo.
Los precios son bastante módicos a comparación de otros lados y las porciones que te sirven están bastante bien, quedarás bien satisfecho y lo mejor es que no tardan mucho en atenderte, si llevas prisa no tendrás ningún problema y dejarás los antojitos callejeros que a veces son los que más hacen daño a pesar de lo ricos que son.

Desde muy pequeño, mi madre siempre me llevó a comer a esta fondita. Hasta la fecha soy fan especialmente de las enchiladas que sirven.
Me gusta mucho el ambiente casero y hogareño que tiene este restaurancito, además de no ser tan pretencioso como para alzar sus precios tanto. Los menús que ofrecen son muy variados, yendo desde la sopita de verduras hasta la de fideos y guisados como milanesas o las mismas enchiladas.
Es de los pocos negocios que siguen funcionando sobre Félix Cuevas después de la masacre que fue la construcción de la Línea 12 del metro.

Me dio gusto saber que esta fonda con simpático nombre sobrevivió a las obras de la Línea 12 del Metro que acabaron con buena parte de los negocios del Eje 7 Sur Félix Cuevas. El restorancito tiene la singularidad de ofrecer comida casera con servicio de bar. Y recibe tarjetas de crédito.
Además de una amplia carta con sopas, ensaladas y platos vegetarianos y de carne, pollo y pescado, tiene menús de tres tiempos con 34 opciones a precios que van de 56 a 90 pesos y entre lo que destaca el sirlon en salsa de champiñones, el filete de pescado empapelado, el mixiote de pollo y la «pechuga olmeca», rellena de jamón, queso y aguacate. El detallito está en los frijoles refritos que acompañan a los platillos, de muy buen sabor.
El lugar, además, aunque sencillo es limpio y agradable. Queda muy cerca la estación Hospital 20 de Noviembre del Metro. No es más que una fonda para la comida del día. Pero una buena fonda.