Para aquellos que cuidamos nuestra alimentación pero que también nos gusta comer bien y más en la calle, este negocio es una extraordinaria opción para los que cuidamos la línea. Al escuchar tortas pensamos en grasa, pero en el «Monje» vamos encontrar de todo menos grasa, ya que las tortas las preparan con los ingredientes al natural, sin pasarlos por aceite o freirlos, por lo que la torta sale como si la hubieras hecho en casa, sin una gota de aceite, algo que en lo particular me encanta. Otra de las cosas magnificas del sitio es el lugar que tienen para comer las tortas, una sombre muy refrescante debajo de un techito tradicional. No sólo las tortas son vendidas aquí, también cuentan con otras botanas como las patitas de cerdo en vinagre, que en lo particular les recomiendo muchísimo.
Héctor M. M.
Rating des Ortes: 5 México, D.F., México
Todo un clásico a tan solo unos pasos de la Glorieta de Huipulco, de la estación del Tren Ligero con el mismo nombre y de la primaria San Luis Potosí, hablo de unas tortas que con los años se han tornado en un referente de la zona y es el local del Monje Loco. Mi madre me cuenta que desde que era niña, ella iba a comer a dicho local con mi tío el mayor quien se discutía con dichos manjares para toda la familia, después con mi padre, una de sus citas constantes era ir a comer al Monje y ya cuando mi hermano y yo llegamos a esta tierra, pasamos a formar parte de dicha tradición sureña. Sean de jamón, milanesa, pierna o mi favorita, la de quesillo, en la que le echan los kilos de queso, aguacate, cebolla y chiles, uno puede quedar satisfecho a la hora de la comida desde 50 pesos. La chance que tienes al visitar dicho sitio es que no solo las puedes comer en el inmueble, también puedes ir por ellas para traerlas a casa o pedirlas a domicilio y no moverte más que para recibirlas. Como sea, las enormes tortas siguen con la sazón de siempre y son una buena opción tanto para la cena como de desayuno al otro día por lo grandes que son.
Edgar G.
Rating des Ortes: 3 Mexico City, México
¡Vaya! escribiendo tanta reseña de tortería me doy cuenta: mi dieta consiste, básicamente, de comida rápida, grasosa y con una milanesa involucrada, en la mayoría de los caso. Afortunadamente, las tortas de aquí son un poquito menos grasosas, menos rápidas y, probablemente, más saludables. Entre semana es común verlo a media capacidad, pero los fines de semana, cuando el americanismo se filtra por las calles más recónditas de Coapa, debido a los shows de la Aguilas en el Azteca, el local se llena de fútbol. Junto con Los Pavitos, una opción bastante diferente, El Monje Loco ofrece las mejores tortas del rumbo. El local es sencillo, como sus combinaciones, pero bastante tranquilo y acogedor.
Iván M.
Rating des Ortes: 4 México, D.F., México
No soy un asiduo seguidor del futbol, de ningún equipo y mucho menos del América, pero mi tío si lo es. Esa parte de mi familia vive el barrio conocido como Huipulco, a dos minutos del Estadio Azteca. Sin necesidad de ir a los partidos mi tío invariablemente llegaba del estadio con unas buenas tortas de este lugar. Como bien lo menciona Francisco, este lugar tiene muchos años aqui y su especialidad son las tortas frías. Cero aceites y esas cosas y si alguien te dice que vas a engordar con estas tortas, pues será solo porque te zampes dos diarias. La cantidad de verdura que le ponen a las tortas es mágica, cómica y musical como decían en la carabina de Ambrosio. Mi preferida es la de doble queso oaxaca. Si tu si eres fanático del balón pie, no puedes dejar de recetarte una tortuguita de este sitio tan peculiar.
Francisco O.
Rating des Ortes: 4 Mexico City, México
Ciertamente las tortas del Monje Loco que conocí de niño eran inigualables; en mi familia se lo acreditamos a que su fundador -«El Monje», le llamábamos– supervisaba la cantidad exacta de sal. Por lo demás, hasta hoy mantienen la calidad de sus ingredientes, desde el pan hasta los chiles jalapeños. El Monje Loco está asociado a la cultura sureña, particularmente de Villa Coapa y, todavía más, de los aficionados al futbol que acuden a los partidos en el cercano Estadio Azteca. Es de destacarse que son frías y sin grasa, como las primeras tortas que se sirvieron en la capital a la usanza española. En tamaño generoso y a bajo precio, incluyen aguacate, jitomate y cebolla. La tortería empezó en 1936 en un puesto de lámina. De aquellos tiempos sobrevive hasta la fecha un árbol en el que se ha improvisado una barra para comer. La sencillez del lugar sigue siendo su encanto. Recomiendo muy especialmente la torta de quesillo, sin más combinaciones. Aunque no está entre mis gustos, la orden de pata de res en escabeche es muy solicitada.