Este lugarcito en esta avenida tan importante de la ciudad me gusta mucho, por ser pequeño, y estratégicamente ubicado para reunirte con algún amigo y echar chisme un ratito disfrutando de un heladito o un café. El concepto y la decoración me gustan, y a pesar de ser además de cafetería heladería, no está llena de niños haciendo escándalo y jugando por doquier. Sí, creo que me vi un tanto impaciente con los niños, pero cuando te comes un helado y quieres estar platicando con alguien más sabes que una heladería no es la mejor opción para hacerlo pero acá es algo así como la «excepción de la regla». Te aseguro que cuando vayas la vas a pasar bastante bien, y si eliges una buena compañía que no sólo busque lo amargo del café, sino que disfrute de la dulzura del helado no dudarás un momento en visitarlo.