Crepelix

Un lugar con una linda decoración que te incita a entrar. La ubicación es céntrica y parecía tener todo para ser de mis lugares favoritos. Lamentablemente el día que fuimos éramos la única mesa y se tardaron mucho tiempo en tomarnos la orden, siempre nos gusta probar de todo un poco y casi no tenían nada de la carta. Algún día me daré la oportunidad de regresar y darle otra oportunidad, esperando nuestra experiencia sea mejor.

Todo el romanticismo que envuelve a este mágico lugar, te harán pasar una velada inolvidable, mientras degustas de unas deliciosas crepas, una copa de vino, una hamburguesa o simplemente una cerveza, en compañía de tu pareja o amigos, al calor de las fogatas y rodeados de un ambiente 100% natural. Ubicado a 50 mts del zócalo de San Andrés Cholula.

¡Uff en definitiva las crepas de aquí son mis favoritas! Antes solía ir muy seguido con mi novio, mi hermana y mi cuñado, era como un lugarcito para pasar una noche de parejas y divertirnos un rato. Me encantaba prácticamente todo de este lugar, desde sus curiosos mantelitos de papel y el paquete de crayolas para que dejaras volar tu imaginación y te pusieras creativo, o simplemente para jugar el típico «gato» o «timbiriche»; hasta sus increíbles combinaciones de ingredientes que hacían de una simple crepa algo delicioso. Hace poco visité la sucursal que tienen en Cholula, aquí manejan un concepto diferente, no tan «elegante» sino más bien todo lo contrario, más orgánico y natural, con mesas, sillas y silloncitos de estilos diferentes (ya sabes, esta tendencia en decoración ecléctica está de súper moda). No olvides checar la carta de cocteles, que además de novedosos están riquísimos. Los miércoles son noches de Jazz, no tiene ningún costo la entrada, así que sólo necesitas ir con buena compañía y estarás listo para disfrutar de un increíble día. Te recomiendo que pidas una crepa salada y otra dulce.

Tienen chorrocientos años en Puebla estas crepas, antes llamadas Obelix… que por cierto el spot de radio me encantaba por allá en los 80’s.
El lugar es grande y precioso con patio desde el que se puede disfrutar del bello entorno mientras disfrutas de su riqueza culinaria. Aquí podrás gozar de crepas de quesos finos, de espárragos, de pollo, de champiñones, todas en recetas muy finas y deliciosas. Mi recomendación y favorita: cajeta.
El servicio es muy atento y la atmósfera de lo más exclusiva y relajada. Para reuniones con amigos y familias es ideal.

Crepelix fue el segundo lugar donde al probar las crepas pensé en recomendarlas y tengo razones de sobra. En primer lugar soy un fan empedernido de las crepas, por lo que en cuanto veo un lugar que se especializa en este platillo francés paso por las etapas de desconfianza, curiosidad, ansiedad, degustación, repetición, degustación (segunda parte) y crítica. En este caso el restaurante pasó la prueba de manera muy favorable, aunque las saladas me parece que tienen más creatividad. Luego, al entrar al lugar el panorama cambia y te instalan en un mood de tranquilidad, pues lo hogareño de la decoración y las luces bajas ofrecen la atmósfera ideal para hacer fluir una plática, pues cuentan con una ambientación orgánica que te hace sentir en un cuento. El lugar es ideal para ir en pareja o para ir en plan de ligue, sin embargo yo no lo recomendaría para ir en grupo de amigos o cosa parecida, pues no ofrece ese tipo de ambiente.

25 años por lo menos llevo de conocer estas Crepas.
Entonces Crépelix era Obelix.
Empezaba mi vida universitaria.
Vivía en los dormitorios de mujeres de la UDLA.
Pasaron 25 años y en este fué que volví, porque llegaron a San Andrés, Cholula.
Cuando digo llegaron, lo digo porque con mi recuerdo llegó Sandra,
que le gustaba la Ula Ula,
Nani, la de Cochinita Pibiil,
César Martínez, la de banana,
Violeta, la de rajas poblanas,
Mauricio, una Torre de queso de cabra.
Recuerdos que ahora se actualizan con sabores nuevos de bebidas frías:
Genjibre, limón, ginger ale,
mezcal del bueno y hierbabuena,
personificando a: ¡Freekix!
Wiskey, limón, miel de abeja,
naranja fresca y buena,
como: ¡Karabella!
Gin, cardamomo, limón,
toronja amarga, tónica con son,
como: ¡Obelix!
.
Y así:
entrando y saliendo de escena:
¡Asterix, Panoramix y el César!
Galería activa visitada por artistas, chamanes,
políticos poetas y santos endemoniados prestos a confesión.
Noches de miércoles donde la música enciende el fuego de la imaginación,
para dejarse atrapar por el placer gastronómico y los sentidos semiurbanos
de toda la afición.

El nombre de este lugar nunca me ha gustado, me suena a Asterix, muy galo, muy romano. Lo que sí, es que también por esta razón fue que entré. Pensé que al entrar me toparía con mi galo favorito y esta idea me emocionó muchísimo.
No me lo encontré, pero en su lugar, me topé con un jardín lleno de todo tipo de plantas y hartas sillas donde sentarse a contemplarlas. Me pedí un té y una crepa dulce, de zarzamora, para ser más específico. Perfecta combinación entre la naturaleza, mis recuerdos y lo que sentía en el paladar.
No es barato, pero vale la pena cada bocado.

Crepelix es un patio hermosísimo, rebosante de plantas, con sillones y sombrillas, pinturas y plantas y más plantas. Eso es lo que más me gusta. También es una crepería fuera de lo común, es decir, las crepas que venden aquí tienen el sello Crepelix, con raras combinaciones que resultan buenísimas e ingredientes gourmet y poblanos (son famosas las crepas de mole y las de rajas poblanas).
Combinan muy bien el patio, las tardes lluviosas de Cholula, el café y las crepas dulces. También combinan las noches húmedas, el mezcal y las crepas saladas. Eso es, todo parece combinar muy bien en este lugar. Además, parece que ahora habrá jazz todos los miércoles, lo cual sólo puede aumentar mi gusto hacia este lugar.

Crépelix es, me parece, un lugar relativamente nuevo. Así como es de nuevo, hay que decirlo, es de bueno: por dentro es lindísimo, con unas viñas de uvas que cuelgan del techo –es en serio– y que acaso ayudan a completar el concepto de Crépelix –ya saben, como Ásterix y Óbelix. Espero que la referencia no sea muy chavorruca. Por otro lado, bueno, lo importante: su comida. Es genial: mis favoritas son las crepas saladas –las de champiñones, imponentes– y el queso camembert –del que en alguna ocasión cometí la gordura de comerme uno solo como plato principal. Sorry not sorry. Además, es de precio accesible, céntrico –o sea, está en el centro de Cholula, casi en contraesquina del Zócalo y el Ocho30– y siempre he sido allí bien atendido.
Tip: ir a la hora de la comida, cuando el local aún no se llena. Así podrás curiosear y husmear a tus anchas en el lugar –que, como ya dije, es bien bonito.

Conocí este lugar cuando recién llegue a vivir a este lindo estado (muchos años atrás), y por tres razones me volví fan del lugar.
La primera fue la sensación que te da, tan hogareña, la segunda notar esos mantelitos en los que puedes dibujar, jugar gato o simplemente escribir (se que en otros lugares tiene algo parecido pero siempre son con juegos como la famosa sopa, o une los puntos, etc y aquí están en blanco tu imaginación puede volar) y la tercera pero no menos importante su deliciosa comida, las crepas saladas o dulces muy muy buenas y para acompañar una ensalada igualmente riquísima!
Este lugar tiene otras sucursales así que sí pasas por alguna no lo pienses dos veces y entra no te vas a arrepentir.

Descubrí Crepelix hace muy poco tiempo y fue todo un acontecimiento. El lugar es muy acogedor, tiene una terraza amplia, con sillones, sobre la que crecen vides. Además es espacioso: no tienes que estar pegadísimo a los otros comensales y en lo particular agradezco tener más espacio que en otros sitios.
Un gran porcentaje de la carta está compuesto por –obvio– crepas. Hay una oferta amplísima, dulces, saladas, frías, calientes, vegetarianas, bajas en calorías, hipercalóricas y rebosantes de queso. Además de las crepas, hay otras opciones que nunca he probado a pesar de haberme quedado con las ganas en más de una ocasión. Si vas acompañado por un grupo hambriento, recomiendo la entrada de camembert frito: viene con una salsa de zarzamora y está para morirse.
Otra sugerencia: si llegaste al final de la comida y no te sientes a reventar, tienes que pedir una malteada. Son increíbles, las mejores que he tomado en Cholula.

El patio de Crepelix en Cholula es uno de esos espacios en los que, una vez que te sentaste a tomar un café, no te quieres ir. Rodeado de plantas y de una decoración super acogedora, Crepelix es el lugar ideal para echar un café y un postre o una cerveza y platicar por horas con algún amigo.
Las crepas que ofrecen son muy variadas y muy bien elaboradas; hay vegetarianas, de mole poblano, de rajas con queso y por supuesto las dulces tradicionales, como la de cajeta con nuez, y otras mezclas creativas para endulzar el paladar.
También se puede disfrutar de un fondue, o un panino, así como de creativos cocteles con nombres divertidos.
La sensación que me da comer y estar en Crepelix, es la de estar en un lugar que fue pensado y llevado a cabo con mucho cariño.