¡Chulada de lugar, ricura de frappé! Solo les puedo decir que me encanta; conocí el lugar gracias a mi hermanita la adicta a los frappés, y me juraba y perjuraba que me iba a encantar el puestecito y el sabor del frappé; al principio no le creí mucho porque se me hacía que sería como todos los demás frappés, pero en una de mis visitas a Valla la acompañé al parque y quede enamorada. En primer lugar le puesto es un carrito de madera precioso ubicado en el parque de sisal, que se encuentra adornado con muchas luces, lo que le dan un aspecto un tanto romántico y diferente a lo que te encuentras siempre, porque si nos ponemos a pensar en otros lugares el estilo de ambientación que manejan en las frapperías es muy similar. El sabor del frappé es muy rico, la crema la elaboran ellos, cosa que agradezco y valoro ya que no se siente pesada como algunos frappés que he probado en el pasado(lo cual para serles muy sincera es el principal motivo por el cual no me gustán tanto los frappés). Mi sabor favorito es el de oreo, pero tú puedes pedir de mamut, de chocolatines, o simplemente de café. Además el lugar cuenta con unas mesas muy curiosas donde te puedes sentar a platicar tranquilamente con tu pareja, amigos o familia dependiendo de cuál sea el caso, y si eres padre de familia te puedes sentar a disfrutar de tu frappé mientras tus hijos juegan en el parque o el carrusel que se encuentra cerca del puesto. Se los recomiendo mucho, porque además de sabrosos, la atención es buenísima, la chica que atiende es muy amable y servicial, lo que se aprecia y se agradece.