If you ever visit Bergen, you have to visit the Edvard Grieg Museum, even if you’re not a music geek(like me). What you’ll have access to are the museum itself(includes an exhibition and movie), Grieg’s residence(opened for us at 11AM), his grave and composing space, and a ridiculously amazing view of a fjord. To get here, you can take the tram(«mini-train» is what the locals call it I think) to «Hop.» Then, you can plug in the address into Google maps and take a scenic 30 minute walk to the museum. To get back to the city center, you can ask the people to call a taxi(takes 15 minute for a cab to come after calling it), or you can walk back to the tram stop, though I don’t think Google maps has its address so you’ll have to be careful to find a landmark that can be located. The people who work there are incredibly nice and like to help out. One of the workers gave us a mini tour of the villa with bits of history and gave us good suggestions about how to explore the area. The view of the fjord is behind Grieg’s composition room, and it was absolutely amazing. You can walk out into the water on a stone path and enjoy a clear view of the mountains. It was really breathtaking. The museum is a must-go in my opinion, as it’s much more than just remembering a great composer. I highly recommend it!
María Q.
Rating des Ortes: 5 Valencia
Un lugar en el que te dan ganas de componer sin ser músico. Si conoces un poco la música clásica contemporánea quizá te suene este compositor de fama mundial del cual he tenido la suerte de cantar un Ave Maria precioso con mi coro hace unos años. Llegamos casi por casualidad una mañana lluviosa y nos tropezamos con esta casa, convertida en museo, en la cual Grieg compuso muchísimas de sus obras más conocidas. De hecho, la casa tiene una mini caseta un poco más abajo en el jardín, y separada de la casa principal, en la cual se inspiraba con el mar delante, muy tranquilo porque en este recoveco hace casi forma de lago y no hay mareas. Nada más llegar unas chicas muy amables te cuentan su vida, atormentada por la pérdida a la edad de un año de su única hija, hecho personal que le mantuvo deprimido y sin inspiración para componer un periodo muy duro de su vida. Era un hombre con muchos amigos, que gustaba de dar conciertos en el salón de su casa y se conserva tan bien esta zona de su casa que casi te imaginas las reuniones de finales del XIX con las maravillosas vistas de fondo. No vivió aquí toda su vida, pero sí una gran parte, y su mujer(que murió el mismo año que él) estuvo aquí hasta su muerte. Ambos están enterrados juntos en una pared de la montaña, un poco más abajo de la casa, donde pone sus nombres escritos en madera. Grieg se caracterizó por una obra en la que el folclore de su tierra tuvo mucha presencia y compuso obras de inmensa belleza con las que se identifican gran parte de los noruegos. De su tienda de regalos me llevé una camiseta para mi hijo con una partitura manuscrita grabada y un CD que estaba de oferta con música coral de Grieg cantada por el coro de la catedral de Bergen, una maravilla.