¡Uf! ¡Qué desastre! Hubo momentos en los que, de verdad, pensé que había una cámara oculta. De hecho, todavía tengo la sensación de que, en cualquier momento, salgo en algún programa de vídeos en la tele. Haciendo turismo por Aranjuez no sabíamos muy bien dónde comer y, como hacía un día espléndido, decidimos sentarnos en esta terracita al sol. Nunca mais. Lo peor desde luego fue la atención del camarero: despistes, olvidos, equivocaciones, malas contestaciones… Y la comida bastante normalita, nada destacable, más bien tirando a baja calidad y raciones escasas. Y, ya para colmo, aunque está claro que esto no es culpa del restaurante, tuvimos de fondo durante toda la comida la discusión de dos teenagers«enamodiados» en la mesa de al lado. Todo un culebrón. Lo único bueno fue lo que nos hizo sentarnos allí, lo a gusto que se estaba al aire libre con solecito. Aunque no fue tan bueno como para compensar el resto. Me lo grabo a fuego en mi lista de «sitios a los que no hay que volver bajo ningún concepto».
Iker J.
Rating des Ortes: 1 Madrid
Una de las peores experiencias que recuerdo. Comida congelada y refrita, tiempos de espera medidos en eones en vez de minutos… Todo aderezado por un camarero que, de torpe y malo que era, supuso un espectáculo. 45 minutos. Tiempo que pasó entre que nos sentamos y nos trajeron la bebida y la primera ración(queso). Demasiado se mire por donde se mire. Y, ojo, que no era que estaban con cientos de clientes: 7 mesas en la terraza y ya. El problema era que el camarero hacía decenas de viajes sin aprovechar las vueltas dentro del bar para, por ejemplo, limpiar una mesa, tomar una comanda o lo que fuera. Por otro lado, apuntaba los pedidos en un block que debía ser un agujero negro, ya que no acertaba ni una, y era el tío de «ahora mismo lo hago», pero nunca lo hacía. Un desastre y un entretenimiento. Todo en uno. Por supuesto, el camarero condicionó toda la experiencia, de modo que ya no tuve mi habitual magnanimidad a la hora de calificar la comida. Todo congelados y fritos poco apetecibles. El queso se salvó y los huevos rotos también. Lo demás mal. Como me gusta terminar en dulce, he de decir que recalamos en este local por su terraza: al calorcito del sol en las calles de Aranjuez. Por cierto, momentazo cuando les dijimos a unos clientes que llegaron más tarde que nosotros, cuando llevaban ya 10 minutos esperando y siendo ignorados, HUID; literal, les dijimos que huyeran porque era tarde para nosotros pero no para ellos. Nos dijeron que sí que les había parecido lento el servicio y se fueron muy agradecidos por nuestra ayuda