Es un 3 estrellas y bastante nuevo. En relación calidad/precio me parece magnífico(unos 40 euros por noche, sin desayuno). Las habitaciones son limpias, sencillas y elegantes, y el cuarto de baño(que suele ser lo que más me importa en un hotel) amplio, bonito y funcional, con una ducha que echaba el chorro de agua a una presión digna de spa. Además te ponen pasta de dientes, que se me suele olvidar y es algo que valoro mucho! No estoy seguro de si ocurre en todas las habitaciones, pero la mía daba al puerto, con un balcón con unas vistas chulísimas, dando al complejo cultural Niemeyer. Si vuelvo a Avilés, seguro que me volveré a alojar aquí. El único pero que le pongo es que al salir a trabajar por la mañana la puerta estaba cerrada, y la persona que tendría que estar en recepción estaba haciendo tortitas en la cocina(perdón?), y tuve que andar buscándola cuando tenía prisa. Pero vamos, lo cuento casi como anécdota.