Tintorería la Concepción

This laundry/​dry cleaner is the closest to where I was staying, so when I needed laundry done, I went here. It’s not a laundromat, there is no self-​serve coin-​op laundry to use, it’s a service. That’s generally awesome, but when traveling it’s not because you have to wait until the next day to get your clothes back… and since you likely only have a few sets of clothes with you, then you’re wearing dirty clothes the next day. But that’s not a complaint, that’s just how it works with these kinds of places, so if that won’t work for you, then don’t come here.
But there are plenty of other reasons not to come here. For a few day’s worth of clothes I was charged 20 Euros. Not too bad since using a coin-​op costs 11 Euros for the same clothes. I asked them to use the fragrance free soap that I included with my clothes, but they did not, and so all my clothes reeks of stench… which means I have to REWASH all my clothes and I can’t wear any of the clothes they washed! Which means I’ll be traveling for two days with dirty clothes until I again have time to wash them. So it was a WASTE of 20 Euros.
And even if that weren’t a problem (maybe you don’t care if you smell like a putrid chemical bath), the clothes were all wrinkled when I picked them up. I don’t know about you, but when I wash and dry and fold my clothes, they don’t come out completely wrinkled. So not only was it inconvenient, and a waste of money, but they didn’t even do a good job of the washing that they did do.
Don’t ever come here for anything, seek a better option!

Lo primero que atrae de una tintorería (y de ésta especialmente) es su calorcito acogedor y su olor a ropa limpia y a plancha.
La tintorería La Concepción reune ambas cosas y además cuenta con un sericio estupendo.
A priori, parece el típico sitio enano donde apenas cabe un mostrador y una caja registradora chunga. Los encargos los apuntan a mano en papeles de color rosa y los cuelgan a la ropa con clips de colores.
Lo que a mí me sorprende de esta tintorería es la capacidad de organización y el secretismo con el que guardan esa enorme rebotica donde se acumulan burras de ropa por lavar, mantas y montañas de tela por planchar.
Allá dentro, a lo lejos, espera una señora mayor que maneja la plancha como si fuera un tercer brazo.
En mi caso, la experiencia se limitó a llevar el nórdico al final del invierno.
— Muy bien hecho, hay que lavarlo antes de guardarlo para el año que viene– dijo la dependienta.
Tal cual, al cabo de tres o cuatro días (a veces hay overbooking), mi edredón nórdico estaba listo, empaquetado en un plástico buenísimo y listo para guardar.
Y lo mejor, el precio. Por 12 euritos me ahorré el trance de intentar hacer sitio en la lavadora y fastidiarla pa siempre.

A veces comprar artículos de segunda mano en mercadillos a precios de risa no resulta una buena idea. Tenía un par de cazadoras, una de ante y otra de cuero, que me traje de Londres hace años olvidadas en una caja. Les tenía especial cariño, pero no me las ponía nunca porque realmente estaban muy viejas y envejecieron fatal. En las últimas mudanzas a punto estuvieron de irse al contenedor, pero las seguí conservando por nostalgia con la esperanza de poder «restaurarlas» algún día.
Y me alegro de no haberlas tirado, porque un día descubrí esta tintorería y las salvé de la quema. Había preguntado en otros establecimientos, pero siempre me decían que no valíà la pena. En la Concepción asumieron el reto y obraron el milagro. Desde entonces soy fan de esta tintorería, porque además de sus precios son rápidos y muy atentos.
También ofrecen servicios de arreglos de ropa y limpieza de mantas, edredones, alfombras y todo tipo de prendas. El pago por adelantado no es un inconveniente, y es lógico porque sino podrían montar su propia tienda de ropa.
Si tienes alguna prenda olvidada porque luce muy mal, aquí encontrarás un buen lugar para poder ampliar tu fondo de armario.