Taberna el Albero

No pidáis bravas. Te ponen un plato de papas cocidas (ni fritas) empantanadas en salsa rosa con algo de piqué. Mal, mal, muy mal.
El resto de lo que pedimos (albóndigas, puntillitas y callos) bien, pero bastante caro para la cantidad.
Luego, ojito al pedir la cuenta, revisad los precios y la vuelta. Con nosotros se equivocaron y a ua turista de otra mesa tuvieron que enmendarle la cuenta…

Si tengo que describir con una palabra mi estancia en este bar diría que es decepcionante. He visto algunos comentarios y reseñas anteriores y me da la impresión de que han cambiado de dueño, de cocinero o que yo tuve muy mala suerte. He de decir que esta reseñà la hago con solo una visita al bar, pero dudo que vaya a repetir.
El servicio de camarero fue pésimo. Gracias muy desagradables que nada tienen que ver con el arte gaditano y malas formas. Pasaron hasta 7 raciones diferentes por la mesa y no quisieron cambiar los platos. Trajeron cubiertos sucios y nos miraban como si nos perdonaran la vida.
De la comida poco se salva. Las croquetas eran de todo menos caseras y encima algunas de ellas tenían la parte central congelada –fruto de una mala fritura-​. El arroz marinero estaba bueno de sabor, pero no debía ser del día porque sabía absolutamente a recalentado. Las navajas tenían un aliño demasiado fuerte que me hizo suponer lo peor y estaban algo quemadas tras pasar por la plancha. Las albóndigas de chocos tenían pegotones de harina. Un absoluto desastre.
No recuerdo muy bien el precio, pero no fue nada barato y encima no aceptan tarjetas de crédito/​débito.
Creo firmemente que en esta zona hay locales infinitamente mejores. Una pena, pero solo se merece una estrella por mi parte.

Truly one of the worst experiences I have had in Spain thus far. The service was absolutely horrible. They even told us we were being difficult when they finally told us that they wouldn’t be bringing out one of our friend’s food because they didn’t want to make it! The food was horrible as well. I would NOT suggest this restaurant. There are many other options to explore.

Definitely one of my worst experiences dining in Spain so far. Upon ordering our food we realized that the restaurant only had half of the menu items available, which was disappointing, but also caused us to have to change our minds and take a little bit longer to order. Our waiter told us we were «too difficult» and was rude to us from then on. Once ordering, the food was served little by little. My plate of «papas bravas» was the first to arrive. I wish I had taken a photo but it was too gross looking to do so at the time. The papas bravas, usually which are fried and come with a spicy sauce and some mayonnaise, were simply boiled mashed potatoes with ketchup and mayo poured all over them. I couldn’t eat them. I asked if he could bring me french fries and he said no, he wouldn’t do that (even though they served them). Some of the food served was quite good such as the scallops and the fish but the service completely ruined it. One of my friends had not gotten his food by the time we were all finished eating so we complained and said it was taking way too long. They brought out the check and said they weren’t actually making his food at all. It was definitely a bummer. I would not waste your time here when there are so many other lovely options nearby.

Service was absolutely horrible and treated us like plebs. The wait staff knew nothing about wine, cork testing nor how to properly store wine bottles. The food was over priced and it seemed they only wanted to entice you there with a smile and once you paid it they sent you on your way.

Me parece increible que haya aún establecimientos que no acepten tarjetas. Tras un rato esperando mesa afortunadamente leí la reseña en la que avisan de que no aceptan pago con tarjeta, que el camarero corroboró. Nuestro cajero estaba realmente lejos y optamos por comer en otro local.

Parece increible que haya aún establecimientos que no acepten tarjetas. Tras un rato esperando mesa afortunadamente leí la reseña en la que avisan de que no aceptan pago con tarjeta, que el camarero corroboró. Nuestro cajero estaba realmente lejos y optamos por comer en otro local.

Me sabe mal puntuar con sólo 2 estrellas este restaurante, porque la comida estaba absolutamente deliciosa y el primer camarero que nos atendió fue atento y simpático. Tomamos unas navajas espectaculares, probé unas de las mejores albóndigas con chocos, el arroz marinero estaba bueno y muy ricas las papas aliñás.
Sin embargo, el trato que recibimos cuando terminamos de comer me impide darle más estrellas. Cuando pedimos la cuenta, preguntamos si podíamos pagar con tarjeta y nos dijeron que no. Buscamos en el móvil donde quedaba el cajero más cercano de nuestro banco y allí se dirigió Álex, mi pareja. Mientras, yo me quedé esperando en la mesa.
Cuando se enteró de lo ocurrido, uno de los camareros empezó a quejarse en voz alta, a hablarme mal, a subir el tono de la voz y a decirme que no entendía que no hubiésemos preguntado desde el principio si podíamos pagar con tarjeta. Siendo un restaurante situado en una zona turística, lo dimos por hecho, pero admití mi error. ¡Al hombre no le resultó suficiente!
Como mi chico tardaba en volver (se había perdido buscando el cajero), estuvo media hora reprochándome que no hubiese ido a un cajero más cercano, que no llevásemos dinero en efectivo, que no lo llamase para meterle prisa (cuando ya le había explicado que me había quedado sin batería)… Me hizo sentir tan incómoda que le acabé pidiendo que «por favor» dejase de reñirme, que no había nada que yo pudiese hacer en ese momento.
En resumen, una experiencia positiva con un almuerzo delicioso se convirtió en una pesadilla (y no exagero) gracias a la insistencia y la falta de educación de uno de sus camareros. Ya sabéis, se come bien, pero hay que llevar suficiente efectivo o acabaréis metidos en el túnel del terror.

Salimos de casa con más hambre que el perro de un ciego, y decidimos dirigirnos a la zona gastronómica gaditana por antonomasia, el barrio de Las Viñas. De calles estrechas y giros imposibles, el barrio se nutre de un sinfín de calles peatonales en las que los bares ponen sus terrazas, y turistas y locales disfrutan a tope de la gastronomía y la buena temperatura de la noche gaditana.
Nuestra intención era ir a Casa Manteca, pero ya era tarde y el sitio estaba de bote en bote, así que recalamos en una mesa disponible de esta pequeña taberna de motivación taurina. Los camareros nos preparan la mesa rápido, haciendo bastantes chascarrillos y bromas del estilo gaditano: un poco macarrilla, un poco chuleta y gracioso a más no poder. Nos despiporramos de la risa, la verdad es que en todo momento el tipo fue simpatiquísimo y nos ganó con tres o cuatro cosas que dijo. Entre otras, que si la única mujer que nos acompañaba se quedaba allí con él, podíamos irnos sin pagar la cuenta.
Sé que a mucha gente este tipo de bromas no le hacen gracia, pero si hubierais oído a este tipo, os la haría de verdad. Sabía perfectamente hasta dónde podía llegar, y tenía una gracia natural. Nos tomó nota en seguida, nos hizo un par de recomendaciones y se fue.
La comida llegó rapidísima. Comimos unas sardinas estupendas, unas navajas espectaculares y luego una ración de albóndigas de chocos, que precisamente nos había recomendado el camarero, y que fue lo que menos me gustó: me resultaron un poco mazacote. El tipo nos las recomendó con tanto ahínco y luego nos preguntó qué tal estaban, que yo la verdad es que no le pude decir que no me habían gustado en ningún momento: no estaban malas, pero no terminaron de hacerme tillín.
El resto de las raciones, sin embargo, sí: me encantaron las navajas, estaban deliciosas.
En definitiva, si estás por Cádiz y no sabes dónde sentarte, considera este lugar. Buen servicio, raciones abundantes y comida bastante rica. Y si te atreves con las albóndigas con chocos, ¡espero que tengas más suerte que yo!

Me ha gustado mucho este bar situado en el barrio de la Viña de Cádiz, tanto por la cercanía y amabilidad de su personal, como por el entorno y la carta. Los camareros son muy simpáticos y atentos, y en cuanto vieron que éramos un grupo más o menos numeroso, se preocuparon por colocar las mesas en la mejor situación posible para que esquiváramos el sol, que a las tres de la tarde en pleno agosto no es un compañero ideal para el almuerzo. Además, la calle San Félix en la que está el bar es una vía peatonal repleta de veladores y con un ambiente muy agradable, quizás un punto bullicioso, pero muy de este barrio emblemático.
El tercer punto que me gustó de esta Taberna el Albero, su menú, merece párrafo aparte. Espectaculares las papas aliñás, con un sabor como el que sólo las abuelas saben darle a este plato: las papas jugosísimas, con su buen aceite y su punto de sal. Plato obligado. Otra cosa que me encantó fue la variedad de croquetas que tienen: nos atrevimos con las de queso y espárragos y las de bacalao y setas. Espectaculares las dos, si bien como adicto al queso me quedo con la suavidad y textura de las primeras. Probamos también unas puntillitas que duraron segundos en el plato: bien fritas y con gran sabor, aunque aquí yo personalmente soy más partidario de las que suelen ser algo más pequeñas. Por último, nos atrevimos con unas albóndigas de choco que nos sirvieron muy jugosas, con una salsita de las de mojar pan.
Para la próxima visita habrá que ampliar experiencias, porque me quedé con ganas de probar otros platos con muy buena pinta: las ortiguillas fritas, las coquinas, las gambas a la plancha… En general ya digo que el menú se veía muy bien, y los precios muy ajustados. Un sitio agradable, bueno y barato para comer en la tacita de plata.

Uno de nuestros sitios favoritos para comer raciones en el centro de Cádiz, muy cerca del famoso restaurante de El Faro. Está situado en una calle peatonal con palmeras donde hay unos cuantos bares que ponen sus veladores, lo que le da un aspecto muy agradable para estar un buen rato disfrutando de la comida, tanto por la noche como a mediodía. Nosotros siempre que vamos nos pedimos las raciones de pimientos fritos, ortiguillas, coquinas de la bahía de Cádiz (son distintas a las coquinas que estáis pensando de Huelva), gambas a la plancha, gallo, arroz a la marinera, almejas… la verdad que toda la carta es recomendable y tienen un servicio muy entrañable y cercano, te ríes un montón y pasas un buen rato.