Bueno, pues un Día es un Día, y este no podía ser diferente al resto de supermercados de esta cadena. Aunque, por lo menos en este, parece que quedaron atrás los tiempos en los que entrar en estas tiendas era sentirte como en una lata de sardinas, y más perdido a la hora de buscar algo que Wally sentado en medio del Frente Atlético. Los pasillos son anchos y te dejan respirar, incluso echarte hacia atrás si necesitas ampliar tu campo de visión para buscar algo que no encuentras. Pero yo no nunca me he sentido cómodo en un Día, y no acudo a él a no ser que necesite algo urgente y se dé la casualidad de que«pasaba por allí»