Un poco antes del paseo de Canet, se encuentra este local. De cara al Puerto deportivo de esta localidad y con un gran salón todo acristalado que en verano abren para que entre el aire del mar, y en invierno cierran para dejar pasar la luz del Mediterráneo pero no sus inclemencias, se convierte en una opción muy acertada tanto para cenar como para comer en cualquier época del año. Dada su ubicación, en verano lo normal es encontrarlo petado y es necesario reservar aún disponiendo de la ingente cantidad de mesas que tiene. Es agradable por la luz y la amplitud, y muy recomendado para grupos numerosos. El servicio es bastante rápido y eficaz, siendo además agradables aunque sin pasarse. En el apartado de la comida, disponen de una carta amplia y variada en la encuentras lo típico de todos estos sitios, con la variedad de entrantes, carnes, pescados y arroces pertinente. Ponen a disposición una serie de menús bastante completos y económicos con los que sales muy bien despachado sin necesidad de que te desplumen. La calidad está por encima de la media; está bastante bueno el producto. Yo solo he salido una vez un poco mosca y fue por un arroz caldoso de bogavante algo salado; pero he de decir que sólo fue una vez. La relación calidad precio es excelente en consecuencia. Ah! Y hacen una de las mejores paellas vegetales que he comido nunca! La carta de vinos es cortita pero contundente con joyas como el Ramón Bilbao a la cabeza. Pinchan en los postres, donde alguna tarta no tiene ni pinta ni sabor de ser casera, así que toca ir a por el helado o las natillas, o incluso la fruta, que se salvan de la quema. En conclusión, bien merece la pena de darse un paseíllo por el Sarao porque lo normal es salir contento! Recomendado!