Restaurante para comidas familiares o reuniones, cenas de trabajo y celebraciones tipo bautizos y comuniones. Está situado en la playa de Canet y es el restaurante de un hotel de playa con el mismo nombre. La noche que fuimos a cenar con el coro llovía a mares y no pude disfrutar del emplazamiento del lugar pero es privilegiado así que habrá que volver en un día soleado a pasear antes por la zona. Veníamos de un concierto en el auditorio del pueblo, cansados y con hambre, y a pesar del mal tiempo resultó una experiencia de lo más agradable. Nos cerraron un menú con varios platos a compartir, postre, bebidas y cafés y salimos por 20 euros comensal. Los platos que nos sirvieron en el menú(todos a compartir entre 4, pero bien abundantes) fueron: ensalada de tomate raff y filetes de ventresca de bonito, sepionet de playa con ajos tiernos, micuit de foie con mermelada de violetas, revuelto de la casa y medallones de solomillo ibérico. Para postres: brownie con helado de vainilla, tiramisú o panacotta a elegir. Y las bebidas fueron: agua, jarras de cerveza, tinto, cafés y chupito de licor. La verdad es que hubo much cantidad y a pesar de ser todo para compartir no creo que nadie se quedara con hambre. La ensalada estaba muy buena, con productos frescos y con sabor, el revuelto era con morcilla(no soy muy fan), pero hasta me gustó y el solomillo estaba riquísimo aunque me cabía ya a duras penas en el estómago. Una enécdota con los postres, resulta que empezaron a traer brownies a punta pala a la mesa y mis ojos estaban bizcos esperando el mío… pues justo cuando llegan a mi me dice el camarero muy amablemente: -«Señorita, me disculpa pero el brownie se ha acabado. Tenemos panacotta o tiramisu». Y yo ¿queeeeeeee? No me lo podia creer, pensaba que era una broma de los del coro y estuve como cindo minutos diciéndole: -«Va, no puede ser, no me tome el pelo, tal y cual…» y el señor el pobre apurado diciéndome que no, que no quedaban. Bueno, mi compi de al lado me cedió su brownie y se pidió la panacotta, menos mal si no me ponía a llorar, creo. Luego estaba un poco seco y tal, pero bueno yo me lo zampé enterito como si nada ¡qué ganas de brownie! era un ladrillo pero me cayó como un manjar de dioses. Con todo lo que zampamos y por la calidad servida le doy 4 estrellas, se las tienen bien merecidas. Una pena que pille tan lejos de casa para ir más a menudo.