Cuando dos personas trabajan todo el año en época de crisis, pocas cosas hay más placenteras que poder disponer de algo de dinero en verano para darse un capricho gastronómico. Tal fue el caso y, ante el drama mayúsculo hostelero que supone Cullera, decidimos probar el restaurante matriz de Eliana Albiach. Digo matriz porque en los meses estivales gestiona también la terraza del Hotel Sicania, donde hemos comido varias veces con gran satisfacción en la terna calidad-precio-servicio. Situado en una callejuela entre el paseo marítimo y las calles interiores previas a la montaña, el local es moderno y acogedor pero sin tener ese punto que te atrapa desde el primer momento. Entre los muchos menús de que disponen en una web muy completa, nos decidimos por el Degustación, que tiene un coste de 40 euros por persona(sin bebida) pero que sobre el papel parecía sabroso, ligero y original. Dicen que en una comida de 10 platos, si eres capaz de recordar uno es que éste estaba muy bueno. Pues, a pesar de la grandilocuencia de los nombres, por su frescura y sabor me quedo con el timbal de pulpo con verduritas de temporada. Y, cerquita queda la sencillez de las anchoas y los boquerones marinados con lima y aguacate. Es decir, viandas sin sorpresas de elaboración. Menos memorables, pese a su buena pinta inicial, fueron el escalope de foie con piña(con un sabor muy bueno pero extraño para muchos paladares, supongo), el lomo de atún rojo con garbanzos(del que esperaba más sabor) o el bizcochito borracho de ron negro. Y, aun siendo dos personas con mucho apetito, nos sobró la tarta de chocolate belga final. Asimismo, me dio la impresión(muy personal) que el trato por ser una pareja joven tenía un punto frívolo. Si bien fueron profesionales en todo momento, algunas sonrisitas y comentarios de las encargadas de la sala me parecieron innecesarios, máxime cuando se encuentran en un comedor pequeño a la vista de todos. En resumen, pese a la emoción inicial acabé con la sensación de comer buen producto pero falto del toque que tienen los grandes restaurantes.
Lolo R.
Rating des Ortes: 5 Madrid
La verdad es que, al menos en el mismo pueblo de Cullera, es difícil encontrar lugares que sobresalgan por la calidad de su propuesta, o por lo cuidado de su restauración. El de Eliana Albiach es, de lejos, uno de esos que destaca muchísimo en el panorama. Yo nunca había estado, pero mi hermana y mi cuñado siempre habían querido visitarlo. Así que viendo una enorme oferta que habían preparado para este verano, no pudimos resistirnos. Se trataba de un menú degustación por 25 €. La atención es correctísima, y el lugar es encantador, aunque para mi gusto hay demasiada luz, muchísima. En mi humilde opinión, el restaurante ganaría muchísimos enteros de contar con un ambiente un poco más íntimo, porque la comida está fantástica. Los huevos rotos con papas y jamón ibérico, que es la típica cosa súper fácil de hacer, estaban increíbles. Y la carrillera, que es lo que yo tomé, tiernísima. ¡Hasta el postre nos encantó! Sin duda, repetiré. Y si es con el menú de 25 euros por persona, ni me lo pensaré.
Vicente Z.
Rating des Ortes: 4 Valencia
Desaparecido el restaurante Les Mouettes, de corte clásico francés, y con alguna rara excepción, el panorama gastronómico en Cullera es, digamoslo claramente, para paladares poco exigentes. Una de esas raras excepciones es Eliana Albiach. Esta cerca del paseo maritimo, aunque un poco escondido en una de las calles que confluyen directamente en la playa. Elijo comer en la terraza. El salón interior parece cómodo, pero apetece la brisa del mar. Me decanto por el menú Mediterráneo que incluye un aperitivo, dos entrantes y un arroz. — El aperitivo es una crema refrescante con germinados. — El primer entrante es un timbal de verduras(zanahoria, brocoli…) y pulpo. Todo sobre una base de aceite de oliva y tomate triturado. Las verduras estan al punto; crujientes, y el pulpo es excelente. — Otro entrante: gambas de Huelva hervidas en agua de mar. Buenas. — Como plato principal hay un arroz con chipirones y setas de temporada. Esta bien cocinado, con un caldo gustoso y el arroz en su punto. Para beber pido una copa de vino blanco Verdeo(verdejo de Bodegas Torres) y para el arroz un tinto de la Rioja de corte clásico(barrica) de la misma bodega. — De postre, tarta de chocolate belga. Es una mousse con una cobertura de chocolate más puro. Un poco de toffe, una uva y una mora XXL completan el postre. Me invitan amablemente a una copita de whisky de malta. Buen detalle que redondea el excelente trato general.