Muelle del puerto de Gijón

Es una gozada pasear por el Muelle del Puerto. Ver recortarse los mástiles de las embarcaciones deportivas en el cielo al atardecer no tiene precio.
Nosotros justo llegamos a finales de agosto, cuando ya están puestas las casetas de la Fiesta de la Sidra. 100% recomendable.
También cuenta con la sala de exposiciones de La Antigua Rula, realmente antiguamente era utilizado como lonja. Hasta enero del 2015 está dedicada al Titanic y la entrada es gratuita.
Desde el muelle de Gijón sale una embarcación que te lleva, llueva o haga sol, hasta la Playa de San Lorenzo, mientras que vas disfrutando de los acantilados de Cimadevilla. Si eres de los que se marean, no te recomiendo que salgas con marejadilla.

Great walk in the harbour, museum, coffees, bars, boats, seriously, don’t miss it if you’re around.

Bonito lugar para pasear y disfrutar de esta maravillosa ciudad.

En 1804 Jovellanos escribió que las obras del nuevo puerto de Gijón eran de las mejores de España por su «hermosura, solidez y comodidad». Actualmente este pequeño puerto está cerrado al tráfico de buques desde hace muchos años. Todavía permanecen anclados los herrumbrosos norayes pero una barandilla para evitar caídas al agua recorre el borde del muelle en toda su extensión. En las tranquilas aguas del puerto hay algunos pantalanes flotantes para el amarre de pequeñas embarcaciones deportivas; completa esta flota una lancha para paseos turísticos que es la mayor nave que hoy en día cruza la estrecha bocana del puerto. Al fondo del muelle la antigua rula se ha convertido en una pequeña sala para exposiciones temporales. Enfrente de ella nace una cuesta llamada Tránsito de las Ballenas que conduce a un mirador sobre el mar desde el que se divisaba a las ballenas cuando pasaban cerca de la ciudad y se daba aviso a los arponeros locales.
Paseando por el muelle de Gijón me he acordado de Luis Candelas, el famoso bandido madrileño. En julio de 1837 sintiéndose acosado por la policía decide junto a su joven amante de 17 años huir a Inglaterra. Viajan hasta Gijón donde son informados de que tienen que esperar una semana hasta que zarpe algún barco para Inglaterra. En esos días de espera el ánimo de la joven se enfrió y le dijo a Luis Candelas que quería volver a casa con su familia. Luis Candelas necesitaba huir pero no quería dejarla abandonada. Los ruegos fueron inútiles y finalmente accedió a acompañarla a Madrid y devolverla a la familia. En una de las jornadas de vuelta, el 18 de julio de 1837, Luis Candelas es detenido en la Posada del Caño en Alcazarén (provincia de Valladolid). Juzgado con sus cómplices Mariano Balseiro y Paco el Sastre, es condenado a garrote vil. La sentencia se ejecutó el 6 de noviembre de 1837 en la Puerta de Toledo.
El periódico El Español lo contó así: Después que se le puso la argolla suplicó al verdugo que suspendiese por un momento la ejecución porque tenia que hablar, y dirigiéndose al inmenso pueblo que estaba observando sus movimientos, dijo con voz firme: «He sido pecador como hombre, pero nunca se mancharon mis manos con la sangre de mis semejantes; digo esto porque me oye el que va a recibirme en sus brazos. Adiós, patria mía, sé feliz,» y un momento después ya no existía.
La chica figura en el sumario como NN (Ningún Nombre); llamada por algunos Clara María, en realidad se desconoce su identidad y qué fue de su vida. Si como trasluce el sumario era de «buena familia», aventuro la hipótesis de que para «lavar el honor familiar» según los usos de la época fuese forzada a ingresar en un convento.