Un chino indio en el Albir, curioso cuanto menos. Siempre está lleno ¿la razón? No es otra que los precios. El menú del día cuesta, atención, atención; 5,50 euros ¡con bebida y postre incluidos! Casi te pagan por sentarte, vamos. ¿Cómo hacen estos chinos para mantener unos precios tan baratos? Los menús de los sitios de alrededor(y no son bistrós exclusivos, ni mucho menos) no bajan de 10 euros, es que es la mitad, por favor. ¿Y qué esperáis? Pues comida china de chino salchichero, con esto no quiero decir que esté malo, pero glutamato a saquirri, aceite(de palma o de colza o yo que sé) por un tubo y flan chino el mandarín de polvitos. Es un poco el resumen de lo que se come, pero había varios menús por el mismo precio que podías elegir. Nosotros llegamos a una hora rara, creo que sobre las 16 de la tarde y estaba lleno de guiris, supongo que cenando. Entre los menús pedimos tres diferentes y fueron sacando platos: un arroz chino tres delicias que parecía congelado, pero comestible, unos rollos primavera enormes y que quemaban un horror(me quemé la lengua dos veces, sí, soy de esas) y varios tipos de carnes de diferentes procedencias con verduras y salsas aceitosas. El postre: helado, plátano frito o flan, todo lo que se puede esperar de un chino mega barato y que está siempre abierto(si dan cenas a las cuatro, no creo ni que cierren por la tarde). Lo mejor del sitio, sin lugar a dudas, fue la atención. Sólo por eso volvería. Nos trataron fenomenal, la china venía cada dos minutos a ver si faltaba algo, no paraba de hacerle gracias a mi hijo de pocos meses que estaba risueño en nuestros brazos y hasta lo cogió y le empezó a decir cosas en chino(espero que buenas, jeje). El caso es que parecía conocer a su clientela, no se quitaba la sonrisa de la cara y acudía feliz de mesa en mesa atendiendo a a los comensales, de nacionalidades varias. Eso me encantó, y aunque la comida estaba bastante«justeta», volvería incluso. Lo que puede hacer una sonrisa es casi magia.