Una puerta abierta al mar Mediterráneo, para disfrutar de sabores y texturas cargadas de contenido. Ojo, slowfood, todo recién hecho y en su punto, si tienes prisas vete a un burguer. Lo digo porque hay gente ansia que en lugar de disfrutar de una terracita donde puedes ver llegar las barcas de pesca mientras tu arroz meloso hace chup-chup, andan mirando el móvil a ver cuanto pasa entre plato y plato como si quisieran salir corriendo. Te aconsejo que te dejes aconsejar sobre los platos nuevos que hace este chef, las últimas veces sólo he probado platos que estaba experimentando: crujiente de pistachos relleno cigalas, buñuelos de huevas de erizo de mar con bogavante, semiesfera de chocolate a dos temperaturas… siempre puedes rematar con algún plato conocido, pero poco usual por aquí, como un Tataki de atún rojo, o dejarte de experimentos y apreciar un buen arroz con langosta.