Llevan abiertos poquito tiempo y aún se encuentran investigando: su carta varía, van afianzando platos y descartando otros, probando nuevos y viendo cómo salen. Los fines de semana tienen menú por 14 € y eso fue lo que decidimos escoger. Yo ya había estado cuando lo llevaban otras personas y si hay algo que destaca sobre todo son las maravillosas vistas del Valleoscuro, si el tiempo deja comer en su terraza es una auténtica maravilla. Mientras esperamos los entrantes y tomamos una cerveza aparecen unos canapés de paté de mejillones estupendos, nos cuentan que lo hacen con los mejillones más feos. Pedimos para compartir los primeros: gazpacho de manzana y ensalada de tomate. El toque de la manzana queda estupendo en el gazpacho que es suave y con muy buen sabor, el tomate es como para casarse con él, de estos que encuentras cada mucho tiempo y no quieres volver a comer nada que no sea eso. De segundo pedimos mejillones en su vapor, picantes, con un genial sabor a mar. De postre recomiendan la tarta Selva Negra y la tarta de queso con crumble. No me da más la selva negra, que es casera pero las capas de chocolate tienen una textura que no me convence, la tarta de queso es de las más buenas que he comido en MIVIDA. Genial opción por la zona, tanto para comer como para tomar unas sidras o para picar algo.