A Vánvera

Anyone who follows my reviews knows we do Italian everywhere we go. and this was one of the most disappointing Italian experiences we’ve had in awhile.
In Madrid for Father’s Day weekend. also happened to be my husband’s birthday. Our hotel recommended a Vanvera so off we went.
We arrived at opening — overall, we found the service to be friendly. Chef did stop briefly at our table, but definitely did not pay the level of attention that I’ve read in other reviews. That high level of attention was given to people at tables surrounding us though.
Started off with the burrata, which was promising. For mains, daughter ordered pomodoro, husband and I each ordered the spicy pork sauce, son ordered the truffled mushroom pasta.
Ya’ll know one important fact from reading my reviews: you can gauge the quality of an Italian chef simply by the quality of his basic pomodoro sauce. We didn’t find anything redeeming in a single dish including the pomodoro. There was truffle in the mushroom sauce, but no salt, no follow through.
(in fact, there was no salt or additional flavor in anything we ordered)
The spicy pasta was well, spicy, by virtue of it being a spicy pasta. no pork to be seen and the pomodoro was acidic.
Tried to find redemption in the dessert; meh.
Didn’t even send us out the door with a limoncello.
Two stars because we wouldn’t return even to have dinner with friends.

We were very please without dinner which cost 60 €. We had a bottle of wine, one beer, caprese salad, bolognese tagliatelle and lasagne porcini. The chef also provide a very small appetizer.
The service was very good. They split each of the orders for us. Our table for two was in a quiet area.
We spoke with the chef a couple of times. The salad had a great mozzarella cheese. We asked the chef whether it was made locally, but he said it came from Italy. However, he said the pasta was home made.

Un italiano autentico. Muy buen servicio. Precio un poco subido, pero la calidad se paga. Te hacen una descripción de los platos fabulosos. El local es pequeño. Las cantidades no son abundantes pero te quedas bastante bien. Muy recomendable

Excelentes los raviolones de lubina y langostinos. La atención perfecta!
La sala y los muebles muy venido a menos. Necesita una reforma urgente!
Una pena tan pobre ambientación para una gran cocina!

La comida italiana a veces sufre. O, más bien yo sufro por la comida italiana. Y es que convertir la pizza o la pasta en dos de los platos más reconocibles de tu gastronomía, lleva a que se terminen haciendo mal en muchos sitios, y a que este tipo de comida se desprecie. En España, por ejemplo, la pasta se cocina bastante mal, y de la pizza mejor ni hablamos: para muchos su experiencia más cercana a una pizza es una conocida cadena de comida a domicilio.
Por suerte, sí hay un hueco en Madrid para buena gastronomía procedente del país de la bota, y ese está en la calle Zurbano. A Vánvera es un restuarante chiquitísimo, donde puedes comer divinamente probando algunas delicias italianas. Yo recomiendo especialmente el provolone, que es una de mis cosas favoritas del mundo; pero también la pizza. Eso sí, nada como la lasaña. Si bien la pizza estaba buena, la lasaña era espectacular: contundente, de una cremosidad indescriptible y absolutamente deliciosa. La salsa estaba como para llorar mientras te la comías, por eso de que te daba pena saber que se te iba a acabar.
Sorprendentemente, de hecho, la lasaña era muy superior a la pizza. Pero muy, muy pero que muy superior, y eso que la pizza no estaba mala. Para acompañar pedimos una botellica de vino blanco, y eso junto al postre hizo que la cuenta ascendiera un poco, pero tampoco hasta niveles estratosféricos. En general, para volver.

Cuando un amigo italiano organiza una comida en un restaurante italiano te puedes imaginar que tiene que ser algo especial. ¡Y así fue! Luigi, el cocinero ha montado «AvAnvera» por vocación a la cocina. Esta dedicación se transmite en sus alcachofas fritas tiernísimas o la calidad de la burrata que consigue. Una especialidad de la casa es la lasagna de boletus o la espectacular pizza à la trufa, con las láminas del hongo frescas perfumando toda la mesa. Obviamente no pueden faltar diversos platos de pasta y postres como el tiramisú, muy suave (personalmente le hubiera añadido un poco más de café … y una pizca de ron, pero eso va según gustos). Para amantes del chocolate recomiendo la «morcilla de chocolate» … ¡de vicio!
No es un restaurante para grupos grandes pero ideal para comidas o cenas familiares o con amigos. Solamente hay una mesa grande con vista a la calle, el resto es interior. En cambio hay una exposición de cuadros preciosa. No estoy seguro si se aprovecha el sitio para presentar exposiciones temporales o si se trata de una instalación permanente.
Creo que he encontrado un restaurante favorito para cuando me apetezca italiano.