Café Comercial

Un lugar encantador, de esos que ya no quedan. En invierno ideal para descansar de un paseo por el barrio tomándote un café calentito mientras lees un libro. Lo del café pendiente me parece una buena idea. Lástima que algunos de sus camareros sean unos amargados, bordes y maleducados. Voy pocas veces por este motivo, estropean el encanto del lugar.

Even thought this is a classic Madrid destination and was recommended by some locals, the experience was disappointing. The place was a little dilapidated, the menus looked dirty and the food was lacking. I wouldn’t recommend it.

Altamente decepcionante. Veníamos recomendados por el ambiente y el hecho que es un clásico, pero ser un clásico a veces es un problema grave porque al parecer andan bastante acomodados. 1. El sandwich noruego no venía con las alcaparras ni el huevo duro que ofrece el menu, y cuando pedimos que lo repongan advirtieron que tardaría media hora en hacer el huevo. 2. El de atún era un atún de lata directo en un pan bimbo cuando ofrecía un pan de amapolas. 3. Y se botaron con la ensalada, al no haber canónigos ofrecieron iceberg o tomate. Decidimos por el tomate pero fue un desastre la ensalada –ver foto!-… En fin la tortilla no estaba mal y las bravas regulares. No sabemos que tal los cafes porque preferimos conocer un sitio donde se respete mejor el cliente y se demuestre esfuerzo por la calidad.

El otro día, mis padres habían bajado al centro para hacer no sé qué gestiones, y terminaron llamándome para tomar un café. Después de, infructuosamente, explicar cómo llegar a mi casa, terminé diciendo «no os mováis de ahí, que voy para allá y tomamos un café en el café Comercial». Y allí me dirigí.
Entramos y, la verdad, el lugar no ha cambiado mucho. Pero sí me fijé que tiene un aspecto un poco renovado: aunque sigue manteniendo ese aspecto añejo, han puesto unas pizarras muy chulas con la carta, y han cambiado algunas cosas. Ahora el café es de producción ecológica y, aunque sigue siendo tirando a malo (más por cómo lo preparan que por la calidad del café en sí) ha mejorado consistentemente.
Lo malo es que eran casi las doce, y a mi padre se le antojaron un par de porras, así que le seguí yo también. Me da mucha pena, porque estaban tiesas y sé que por la mañana las tienen recién hechas. Bien nos podía haber dicho el tipo «no merece la pena, os pongo cualquier otra cosa, que estas porras están ya incomibles». Pues no, nos las dejó allí, y estaban frías ya y un poco tristes.
Por eso se llevaría tres estrellas nada más. Pero no puedo evitar que se me enternezca el corazón cuando veo en una de sus pizarras que siguen apoyando la iniciativa de los cafés pendientes. Esto significa que tú puedes llegar y pagar un café extra (o los que quieras) para que personas con menos recursos puedan disfrutar de ellos. Ahora que llega el frío, sin lugar a duda, es una iniciativa que mantener viva, y que por lo visto se ha extendido a otros aspectos como sándwiches y bocadillos.

Me lo habían recomendado por ser uno de los cafés más históricos y antiguos de Madrid. La verdad es que entras dentro y parece estar en el Madrid de los años 20…
El precio es bastante razonable, eso si, el servicio deja bastante que desear…
Las porras estaban frías (si bien es cierto que eran las 11 de la mañana) pero no se, parecían del día anterior.
Pienso que es un sitio que tiene encanto pero mejor entrar a tomar un café y ya… Los camarer@s bastante bordes.

Siempre he conocido El Café Comercial como un café madrileño auténtico, es decir no especialmente bonito, ni lleno de personajes de relumbrón, sino ocupado por bohemios que emborronan no se qué cuartillas, jóvenes progres o hipsters según la época, algunos viejos que ya han iniciado la senda del cementerio de elefantes y algún turistilla de provincias haciendo los madriles.
Con el grupo con el que iba en los 70 conocí a Leopoldo Panero, tan brillante como repentinamente desplomado en las simas de su mente que ya era tortuosa; conocí a predicadores de «Cuadernos» bajo el brazo que anunciaban la inminente caída del capitalismo víctima de sus contradicciones, a discípulos del tal Sesma que «sabían» que los extraterrestres vivían entre nosotros, y a otra fauna variada ¡qué tiempos de café y copa de Veterano!
Antes de estos años el café debió tener una de las habituales tertulias de literatos de la época. Se dice que Galdós recibió la noticia del atentado a Prim (en 1870) cuando iba a entrar en este café.
Si uno lee La Colmena de Cela se dará cuenta de que el café al que se refiere es El Comercial, no el Gijón como muchos piensan. En aquellos años la glorieta de Bilbao era muy populosa y la llamaban la «puerta del sol» del norte de Madrid. Como curiosidad podéis ver la foto de un vendedor ambulante que ofrecía un crecepelo a las puertas del café (la foto es de 1910).

Que se puede decir de este maravilloso café. simplemente maravilloso. despues de tantos años guarda ese aroma a viejo café, con alma literaria.
el chocolate es de 1ª y los churros de escandalo. en fin amigo un sitio con mucho encanto

Siempre que pasaba por la rotonda de Bilbao pensaba que tenía que entrar a tomar algo en este lugar anclado en el siglo pasado. Su puerta giratoria, los mármoles y en general toda la decoración que seguramente no ha sido renovada en muchísimo tiempo y hacen que tenga un aire antiguo que llama mucho la atención.
Por lo que al pasar una tarde viendo el buen tiempo que hacía nos sentamos en la terraza, pedimos un par de cafés pero al momento vimos que hacía demasiado sol y no teníamos gafas de sol, le pedimos sentarnos dentro para tomar el café. La cosa es que cuando nos trajeron la cuenta tuvieron, a mi parecer, el mal detalle de cobrarnos como si hubiéramos estado al final en la terraza y pagar 6 euros por dos cafés con leche que dejaban muchísimo que desear hace que no piense volver de nuevo a tomar algo en este sitio.

Un lugar entrañable! Un ambiente casero con carta de desayunos o meriendas, combinar café con bocatín o bolleria. Está en la glorieta de metro bilbao, en mi caso, cerquita del hotel y perfecto para desayuno con ambiente madrileño, posibilidad de churros o porras típico-​tópico pero imprescindible para autóctono por un ratito. Amenizador de charlas en pareja o con amigos! Merece una visita, pero no las 5 estrellas no es del todo moderna la decoración ni el diseño! Un agradable sitio pero no excelente.

One of the oldest cafes in Madrid.
Classic for coffee. Cortado, cappucino, café bombon (espresso with sweetended condensed milk), café con nata (espresso with whipped cream)… mmmmmmmm. Plus the sandwiches, which are simple yet tasty.
A bit crowded inside for groups of more than 4 or so, though, and you do pay more inside vs. eating at the bar outside. Free wifi is a nice touch though.
Still, very, very classy inside.
Whether you appreciate coffee or not, Café Comercial is worth a stop outside in the bar for bombon and a few minutes to relax. If you *do* appreciate coffee, then you might find it a little slice of heaven.

Great coffee and bocadillos.
Typical Spanish atmosphere

Esto no es una cafetería, ni un café ni un salón de té, ni siquiera es un bar. Es un museo vivo. Si habéis leído La Colmena, de C.J. Cela (para los de la LOGSE vale con la película), éste es el Café de Dña. Rosa. Al entrar quítate el sombrero y pon los guantes dentro, déjalos a tu vera junto con el bastón y llama al camarero, a la cigarrera y al limpiabotas. Los de la mesa de al lado no son turistas, son tertulianos, y Antonio Machado está dos mesas más adelante. Y, ¡no se te olvide! Pasa la mano por debajo de la mesa de mármol; Comprueba que no es una lápida.

Qué grandes momentos en el Café Comercial. Siempre había pensado que era un lugar carísimo, pero luego no es para tanto. Los camareros son chapados a la antigua, como todo el lugar en sí. En verano mola la terraza, si es que pillas sitio. Muy recomendable el tinto de verano, porque es asombrosamente barato y está buenísimo. Cuando trabajaba ahí al lado era toda una tentación de lugar.

El Café Comercial: ¡qué gran lugar! Aunque qué difícil sentarse en su concurrida terraza, y más un sábado por la noche… Pero mi amiga y yo lo hemos logrado. Y también he logrado que me sirvan «un trina de limón con un chorreoncito de tinto» o, como yo prefiero llamarlo, «un tinto (de verano) sin gas». La muy maja camarera se ha quedado un poco pillada al principio, pero ni ha puesto pegas ni me ha cobrado el vino aparte (no como en El Olivo, en la plaza de Olavide –por cierto, qué gran descubrimiento esta plaza – , que me han soplado 2,30 € por el chorreoncito… obviando el trina). La verdad es que lo de no beber gas me trae bastantes quebraderos de cabeza… ¡Así que espero poner de moda el tinto sin gas! :P

Un poco caro, pero clásico. Entras y te sientes como si estuvieras en otra época. Es un sitio agradable para tomar tu tiempo y tomar un café/​te mientras disfrutas la vista por la ventana.
A bit expensive, but classic. When you enter, you feel as though you’ve stepped into a different era. It is a nice place to take your time, drink some coffee/​tea, grab a window seat and enjoy the view.

Ideal para quedar por su ubicación, servicio rápido y lugar con historia. Caro de narices!

Este es uno de los cafés más míticos de Madrid, que ya forma parte de la historia de la capital de España. Conserva su encanto decadente y trasnochado, que nos traslada a la época de los cafés y las tertulias, hace un siglo. Mármol y madera, lámparas y gente, mucha gente que va y viene, que sube y baja, en un ajetreo continuo, a todas las horas del día, como si de una estación de ferrocarril se tratara. Pienso en este café y me acuerdo de mil historias, porque este café también forma parte de la historia de mi vida. Porque es el típico sitio para quedar, porque me dio por quedar aquí durante una larga época de mi vida, quedaba con muchas personas, a algunas las encontraba y a otras no, miraba arriba y abajo, me tomaba un café o una caña y volvía a mirar… Son historias personales que se cruzan con otras muchas en este lugar de paso, de encuentro, que seguirá aquí siempre porque es parte del paisaje, un icono de Madrid, un sitio único.

Refugio de intelectuales y artistas, lugar de reunión para los practicantes del emocionante deporte del ajedrez y punto común e imperdible para concertar una cita con un desconocido, el Café Comercial pone a la disposición de sus clientes amplios y luminosos ventanales (abajo) y bonitos balcones individuales (arriba) para contemplar la Glorieta de Bilbao como ejemplo fundamental del trasiego madrileño pedestre o motorizado.
Si bien el entorno propuesto por el local no tiene un pero alguno, nos gustaría llamar la atención sobre tres factores que nos parecen destacables, más allá de la mítica del emplazamiento. En primer lugar, el precio de sus cafés. Si un solo y renegrido café cuesta 2,20 euros, exigiremos que las musas que inspiran a las cabezas pensantes que por allí pululan nos afecten a nosotros también. En segundo lugar, debemos destacar el cobro de su conexión wifi per se. Es decir, no consigues conexión gracias a tus consumiciones sino que debes pagar 1 euro sólo por la misma y por tiempo limitado. Esto nos lleva a una lógica derivada en la que café solo + wifi nos saca del bolsillo 3, 20 euros, para, digamos, media hora. En estas condiciones, quiero salir de allí con el coco de Paul Auster. Finalmente, destacaremos para bien un combinado que desconocíamos y que nos supo refrescar en el momento preciso. De nombre Ginfizz y de precio 6 euros.

En este antiguo café, antiguo lugar de reunión de intelectuales, parece que la clientela hubiera envejecido con el local, tan alta es la media de edad de la mayoría de la gente que suele venir.
Los veladores, las columnas y la luz de la glorieta consiguen un ambiente de otra época, pero cuando pides la cuenta te percatas de que sigues en 2011, pues los precios no son nada antiguos.
Si eres algo mitómano y te interesa el personaje, diré que leí en algún sitio que hace mil años L. M. Panero solía comenzar aquí algunas de sus tardes de alcohol y delirio.

El Café Comercial es un clásico de las tardes madrileñas. Precioso local, de aire bohemio, antiguo, literario… no sé, uno de esos sitios que te quedas un rato mirando cuando cruzas su puerta giratoria. Además es uno de los más antiguos de la capital, y se nota, porque acoge a mucha gente diferente. Puedes encontrar a abuelos que llevan toda la vida tomando el carajillo en su barra, a adultos que eligen este sitio para su café de la mañana o la tarde, y a jóvenes con sus portátiles (supongo que se abrán unido a la maravillosa moda dle wifi, no he probado, así que no os puedo decir). Un lugar donde todo el mundo cabe.
Carillo, eso también hay que decirlo, pero el ambiente y el emplazamiento se pagan.
Además es muy curioso que siempre hay gente jugando al ajedrez. No sé si todo el mundo es del Club Café Comercial (que compiten y todo eh, no os penséis), pero creo que si quieres jugar no hay ningún problema. Igual es momento de aprender, igual los expertos te pueden dar unas clasecitas.

Una de las cafeterías más antiguas de Madrid se encuentra en la glorieta de Bilbao, esquina con Fuencarral. El lugar fue fundado en el siglo XIX, anteriormente muy concurrido por intelectuales, ahora por todo tipo de público, jóvenes y adultos.
Además de antiguo este café es muy grande, tiene dos plantas extensas. En la primera está la barra con un pequeño espacio alrededor de ésta y un salón lleno de mesas, en la parte de arriba otro salón para comer o beber algo y un espacio con ordenadores para utilizar Internet –muy barato el minuto-​.
El sitio es bonito por dentro y te da la sensación de estar en un lugar antiguo, histórico. La carta y las bebidas son las mismas que en cualquier negocio de este tipo, cafés, chocolate, copas, tostas, raciones, etc., sin embargo, los precios son un poco más altos.
Un dato curioso es que en la planta de arriba siempre encontrarás personas jugando ajedrez, la mayoría personas mayores que forman parte del Club de Ajedrez Café Comercial. Si a uno le apetece puede pedir un tablero y jugar, no hace falta ser miembro.
Este lugar tiene mucha personalidad y ofrece más que una simple cafetería, vale la pena conocerlo.

Encantador por su amplio salón de corte clásico, su majestuosa puerta giratoria y su espíritu de tertulia literaria. Tiene un segundo piso en el que se está tranquilo, donde suele haber gente mayor jugando al ajedrez.
Desde ahí se puede divisar todo el bullicio de la Plaza de Bilbao como quien ve la vida pasar; un buen contraste con la calma que se respira en el ambiente.
La clavada por el servicio de mesas suele ser de las que hacen daño: un té, tres euros.

I often stopped by here for breakfast as it is not far from the area where I was staying. I would certainly recommend Café Comercial if you are in the area. The food is good, basic fare that is typical of many traditional cafes around Madrid. My favourite is the fried bread with egg and ham.
Café Comercial has a wonderful airy interior and is apparently the oldest of its kind still operating in Madrid. It now has an internet café upstairs and wifi connection.

Quizás uno de los sitios con más historia de la capital, situado en la mismísima glorieta de Bilbao.
Es un punto ideal para quedar con gente por su fácil localización, pero en su contra tiene el precio de las consumiciones y cierto olor añejo. De hecho, a veces parece que se ha quedado anclado en la historia, tanto por el servicio, como por el ambiente que se respira.

Merece la pena tomar asiento en las sillas o bancos de cuero y disfrutar de un local de los que ya quedan pocos en Madrid. Su atmósfera años 50 es un privilegio.
Los camareros con pajarita, de otra época, atienden como supongo que se atendía hace cada vez más años: con cortesía y paciencia.
Ideal para tomar cañas, resfrescos o café y para mantener una tranquila conversación, aunque, claro está, nadie ni nada está libre del jaleo ocasional del fin de semana en Madrid.
El precio es caro si se compara con una cafetería normal, pero barato si tenemos en cuenta lo bien que se está allí.

Un café sympa pour les nostalgiques
Le café est ancien, à l’intérieur beaucoup d’espagnols assez âgés (plus de 60 ans). Comme dans beaucoup de bars à Madrid, un café au comptoir vous coutera moins cher qu’un café en salle. Environ 1 euro de différence pour un café simple.