A diferencia de ciudades medievales como Praga o Venecia, en Madrid no existía ningún carillón. Ya sabéis, esos relojes tan característicos, con música y figuras en movimiento. A alguien se le ocurrió en 1993 que eso no podía ser y decidió inventarse un carillón para Madrid. Se buscó un emplazamiento céntrico, concretamente el edificio que entonces era de Seguros Plus Ultra y hoy de Groupama Seguros, ya sabéis que las compañías aseguradoras están siempre con fusiones y cambios de nombre. El lugar no puede ser más turístico, justo enfrente del Hotel Palace y el Congreso de los Diputados, muy cerca del Museo del Prado. El humorista Mingote se encargó de diseñar las cinco figuras que dos veces al día, a las doce de la mañana y a las ocho de la tarde, salen al balcón a bailar y saludar al compás de la música de las campanas que hay a ambos lados. Las figuras representan a los personajes más castizos de la época más famosa de la historia de Madrid, la goyesca: un torero, una maja, el Rey Carlos III, la Duquesa de Alba y el mismísimo Goya. Yo he visto alguna vez el carillón en funcionamiento y, la verdad, no le veo la gracia, pero hay que reconocer que la idea fue buena, ya que se ha convertido en un reclamo más para los turistas que recorren la zona. Ya foma parte de las rutas turísticas y algunos días, en las horas indicadas, no cabe un alfiler en la plaza.