Casa de la Panadería

La verdad es que, aunque obviamente conozco la Casa de la Panadería por fuera (el edificio más bonito, con diferencia, de la Plaza Mayor) jamás había entrado dentro. Así que el otro día, en la boda de unas amigas, tuve la oportunidad de visitar su salón principal, uno de los sitios más bonitos de todo Madrid.
Decorado con unos frescos impresionantes en el techo, y con unas alfombras que harían enmudecer a cualquiera, la verdad es que la sala, partida por una serie de columnas, es imponente. Eso sí, como buena boda civil, echamos de menos algo más de espacio para los invitados. Nunca he entendido esa costumbre que tenemos en España de hacer las bodas civiles tan sumamente reducidas, cuando no dejan de ser uno de los acontecimientos más importantes de las vidas de las personas que queremos.

Era la primera vez que venía a la Casa de la Panadería aunque había pasado por delante, no sé, dos mil veces. No tenía ni idea de que estaban aquí estas dependencias del Ayuntamiento donde puedes, por ejemplo, casarte. Sí, yo vine aquí a una boda.
La verdad es que la ubicación no puede ser más impresionante: en plena Plaza Mayor de Madrid. La entrada, eso sí, es muy pequeña y se suelen solapar las bodas (civiles) formándose un pequeño atasco. Para subir a la sala no parece haber ascensor (vi a todas las madres dejando los carritos abajo y cargando a los bebés), algo que las invitadas con bebés deberían tener en cuenta.
Luego la sala era muy cómoda, con aire acondicionado a tope –la boda a la que fue fue un 6 de julio con una ola de calor espantosa– y toda cubierta de alfombras lujosísimas, perfectas para descansar los tacones un rato. Eso sí, tenía un compendio decorativo de lo más barroco: alfombras, tapices, azulejos profusamente decorados, plantas, unos frescos en el techo… Un poco demasié para mi gusto.
Eché de menos algunas sillas más: la sala es enorme y se divide en 2, con una zona donde sí se puede sentar la gente y una en la que no.
Pero vamos, a pesar de estos minipuntos negativos, un lugar precioso para casarte en comparación con cualquier juzgado madrileño… ¡sin lugar a dudas!

Imposible que pase desapercibida esta casa, la fachada más bonita y antigua de nuestra emblemática plaza mayor y la única que se conserva desde que se construyó este monumento que llegase a ser patíbulo de condenados a muerte y plaza para corridas de toros.
Pero lo que es muy fácil que pase desapercibido, especialmente para lo autóctonos es el servicio público que se ofrece en la planta baja, en el soportal.
Se trata de un centro de información turística en el que nos sorprendería mucho lo poco que sabemos de nuestra ciudad si tuviéramos la deferencia de pasarnos un día a husmear.
Pero lejos de echarme flores de cultureta diré que conocí este sitio por ser también lugar de venta de entradas de algunos espectáculos y actividades de la comunidad de Madrid.
Al entrar, mientras esperaba mi turno, pude descubrir que no tenemos por que dar esa imagen de garrulos que los propios españoles nos tememos ante el resto del mundo sobre todo con taquilleros tan amables y políglotas como aquellos.
La otra cosa que descubrí es la existencia de visitas guiadas teatralizadas por la ciudad, contándote leyendas de asesinatos ocurridos en la ciudad y líso de fladas entre el rey y lacorte, bastante entretenidas y eso si lo digo por experiencia propia, ya que al preguntar, la taquillera me engatusó y acabé apuntandome a una de ellas, la del terror, muy divertida.