Daroma

Impresionante esta heladería, la verdad. Me acerqué allí una tarde de otoño, y la verdad es que aunque no hacía excesivo calor (por lo que no te apetecería, a priori, un helado –aunque a mí el helado apetece siempre – ) fue entrar, ver la variedad y la pinta que tenían, y decidirme por uno. ¡Apueste por una, oiga!
Tomé leche merengada (uno de mis favoritos, muy impresionante, rico y con muchísimo fundamento) y lo compartí con una bola de chocolate fundente que estaba también espectacular, tenía un sabor exquisito y muy poderoso. Los helados estaban increíbles, muy cremosos y riquísimos, en su punto justo de frío (no como a veces, que parece que son hielo puro o no se pueden ni comer de lo duros que están.
A diferencia de otras heladerías italianas (como Bellamia, por ejemplo) estos están a la vista de todo el mundo. Se supone que el helado debería estar mejor confinado en un sitio oscuro, pero bueno, no lo considero tan grave.
El local no es precioso (sobre todo no la parte de abajo) pero la verdad es que es muy agradable para tomar una merienda, porque además hacen crêpes y tartas, por lo que puedes ir a ponerte gocho a partir de las 17.

Don’t go to any other gelato place! This place has good prices and good servings and delicious gelato!

One of the best ice cream places in Madrid, authentic italian artigian gelato, with real italian coffee and amazing sweets!!! They change the tastes of ice cream depending on the season and all of them are amazing (their fruit gelato options are unbelievable fresh). I don’t tolerate milk very well but this is the only ice cream which never makes me feel sick or heavy after eating.
the place is small in the first floor but they have several tables downstairs and also some in the street.
Don’t miss the affogato (coffee with ice cream) and… nutella crepes :).

Estupenda heladería y pastelería italiana. Tienen una tarta de profiteroles espectacular.

Yo creo que jamás me cansaré de este lugar.
Ya me derretía viendo los variados sabores de helado que tienen, pero cuando llegó el frío y se me acabó el chollo, probé de casualidad sus desayunos y oh my god!
Café illy (ni que decir, el mejor que he probado, con deciros que vienen italianos todas las mañanas a tomarse su habitual cortado), croasant plancha artesano y… SUS MERMELADAS! Menudo chasco el día que me dijeron que no tenían mi querida mermelada de fresa, la única que soy capaz de tolerar… En su lugar me pedí la de frambuesa (no quería prescindir de semejante desayuno) y ahora no sé vivir sin ella.
Si a todo lo anterior le sumas los majísisimos que son TODOS y cada uno de los camareros… Apaga y vámonos.
Os lo recomendaría, pero no quiero que los sábados y domingos cuando voy a darme el caprichito, esté lleno de gente y no pueda tomar «Mi Desayuno Romano», así que no vayáis ;P

Yo lo siento mucho, pero lo tienen todo, todo, hay pocas cosas mas complicadas para una heladería que adaptarse a las etapas del año mas alejadas del calorcito.
Verano: Unos sabores muy conseguidos, elaborados cada día (de hecho muchos de ellos no tienes del que deseas) y con unos precios muy competitivos, mas barato que en Zaragoza, tiene bemoles la cosa.
Invierno: Unos desayunos que te hacen perder el sentido: croissant horneado pocos minutos antes + mermelada + café illy (lo adoro) por 2,20.
Que te quedas con hambre?
Pásate por cualquiera de sus cámaras frigoríficas y date un caprichazo, he podido probar el tiramisú y fue una experiencia religiosa.

Lo de conocer a alguien en otro país supone, al menos en mi caso, que siempre que nos reunimos estemos buscando algo que nos recuerde aquel viaje. Es así como encontramos y nos enamoramos, todo hay que decirlo, de esta heladería en la zona de Cuatro Caminos.
Paseando y curioseando por la zona, encontramos una pizarrita en la que se ofrecían crepes y gofres a buen precio. Bonita la sorpresa al ver que dentro había también una deliciosa oferta de helados italianos a la que no pudimos resistirnos.
Sabores riquísimos como mascarpone con fresa o fiordilatte con higo que, además, estaban hechos con edulcorantes y sin gluten, atendiendo a las minorías que también se vuelven locos con los helados.
Una franquicia, por lo que pudimos leer, que nació en Italia y que poco a poco ha ido abriendo locales en Madrid con los que deleitar a todos sus visitantes.
Recomendable 100%

Es la primera y única heladería en la que pedí un cucurucho de pistacho, y eso que lo hice por ganar una apuesta. Luego nos dijeron que era una de sus especialidades, así que gané unos euros y además disfruté de un helado que se elabora de manera tradicional, con leche fresca y frutas de las de verdad. Ese espíritu natural amplía su oferta con helados de yogurt crujiente y tartas heladas.

Yo sigo con mi particular desafío de encontrar los mejores helados de limón y chocolate de Madrid, que, por si no os habíais enterado, son mis favoritos en comandita, y la esencia del helado perfecto, gracias a la cremosidad del helado de chocolate y el frescor del de limón.
En este caso, la Romana se cruzó en mi camino en un largo peregrinar por Santa Engracia echando fotos a diestro y siniestro. Decidí parar y degustar sus helados.
El helado de chocolate con leche –lo tienen también negro– era impresionante, muy cremoso y con el punto justo de dulzor. El de limón, aunque un pelín escarchado, estaba también buenísimo, muy refrescante y perfecto de acidez.
La razón por la que no se llevan 5 estrellas es el cucurucho, que es de estilo francés y muy ligero, y no el clásico barquillo agalletado al que estoy acostumbrado. Eso sí, este cucurucho era de 2.5 y lo pedí sin saber que, por 3.5, dan un cucurucho como dios manda. Así que ganarán la quinta estrella cuando vuelva y elija el de 3.5 €.

Si os encantan los helados tanto como a mí, tenéis que visitar esta heladería de origen italiano. Se nota la diferencia de calidad respecto a otras heladerías españolas, pero creo que por el momento no supera a Giangrossi, que sigue siendo mi favorita. A pesar de ello, os recomiendo probarla, especialmente el helado de turrón con almendra amarga, el de limón y los crepes.
Realmente la descubrí por accidente, puesto que entré en el primer sitio que vi a comprarme un helado en una sofocante tarde de agosto tan típica de Madrid. Solamente he ido una vez, pero la sigo teniendo en mi cabeza para cuando en verano vuelva a pasarme por allí.