Lo recuerdo más por pura anécdota que por otra cosa. Recuerdo que es una cafetería normal, tranquila y agradable, sin muchos excesos en la decoración. Varias veces desayuné allí antes de ir a la universidad mientras leíà la prensa del día, algo que parece una tontería pero que para mí es de apreciar, porque parece que en los últimos tiempos muchos locales tiran de periódicos gratuitos. Recuerdo también su pincho de tortilla, y eso quiere decir que está rico. Recuerdo además haber estado de cañas, que vienen acompañadas con su tapita de frutos secos. Pero por lo que principalmente lo recuerdo es por estar un día tomando unas cervezas y que aparecieran los dueños de un negocio cercano, bastante conocidos por mi grupo, y que El Bombo fuera el comienzo de una noche bastante surrealista. Unas cañas y una conversación divertida con ellos dieron mucho de sí.