Jazz Bar

Fantástico local con excelente música jazz. Me gusta su decoración, los cuadros de fotos antiguas de músicos, los diferentes espacios que lo hacen original (me gusta ponerme al fondo, en esas mesas algo elevadas, je, je). Desde Valencia envidiamos este sitio (qué penoso el panorama jazzístico aquí…), y deseamos poder ir una y otra vez en nuestras visitas a Madrid. Una vez nos dijeron que lamentaban no poder hacer conciertos de jazz. Nuestra respuesta: noooooo!!! por favor, de otro modo no podríamos oír a músicos de la talla de Miles Davis, Dizzie Gillespie, John Coltrane, etc. Ya hay demasiados sitios de concierto diario o casi en Madrid (Populart, el Despertar, Café Central, … por cierto, para mí, el Jazz Bar los supera en calidad a todos!!!). Deseando volver cuanto antes especialmente un domingo a primera hora de la tarde (local vacío y supertranquilo), mi enhorabuena a los encargados del local.
P.D.: por lo que he leído, y lo aplaudo, quitaron las pantallas de TV (me marean, aunque sean buenos vídeos musicales).

Un sitio donde tomarse un café/​cerveza con tu espacio individual en sillones cómodos en un ambiente de lo más agradable. Repetiré seguro!

Si si si
que buen lugar para tomarse un café, o un vinito… lo que sea…
llendo a clase me encontre (bueno el me encontro) y me dijo para tomar un café y justo este lugar estaba casi al frente nuestro, entramos y que ambiente tan acogedor! me encanto y mas porque como ya no se fuma dentro de los locales pues uno no se ahoga!
pues bien solo pedimos café ya que teniamos no mucho tiempo antes de ir a clase pero que buen café! yo que ya no tomo café en lo absoluto, pues dije que si al café de alli ya que olia delicioso desde afuera asi que no me pude resistir.
Un lugar con buena onda
recomendado

Jazz Bar es fantástico para ir entre semana. Es un bar muy cómodo, me encanta la música. Tienen una televisor que siempre emite una película en blanco y negro, la última vez que estuve fue «The Window» :)
Es un lugar en el que se te pueden dar las horas charlando, apoyado/​a en esa fantástica barra acolchada.
¿Qué es lo mejor que puedes hacer aquí un miércoles, por ejemplo? Pues tomarte una copilla. No soy una gran fan de los pelotazos, pero en Jazz Bar merece la pena. Las copas están elaboradas, con especias, de verdad que son para disfrutarlas lentamente. Te lo digo yo, que generalmente sólo consumo cerveza o vino.
Puede costarte unos 5e una, me parece un gran precio, teniendo en cuenta la calidad (ya lo verás)
El personal tiene un rollo muy relajado y atento, te sientes bien… Mellow!!!
No he tenido el gusto en fin de semana, aunque ya sabes cómo es la zona cercana a Huertas.

Jazz en estado puro. Pero se me ocurren otras varias razones para los escépticos, o quienes no comprenden las claves de este tipo de música.
Decorado al estilo pub, con pequeños saloncitos con cómodos sillones orientados hacia una cristalera que da a la calle. Luz tenue, buen volumen de la música para charlar. La gente es muy respetuosa y amable. Es de esos sitios que son perfectos si no has tenido un buen día, afuera llueve y ya se ha hecho de noche.
Dicen que hacen un café irlandés digno de todos los elogios. Para mí, es de los pocos sitios a los que me gusta ir si no quiero salir mucho rato, ya que puedo tomar un buen whisky e ir a casa a ver una peli. Tienen los mejores whiskys de marcas Premium: Talisker, McCallan o Lagavullin, a 14 euros los dos dedos en vaso bajo. Uno no puede permitirse tomar unos cuantos, pero hay ocasiones en que merece la pena y apetece, qué carajo.
La última vez que estuve, con un amigo después de comer por la zona, tomamos café y copa, y la camarera (una chica de aspecto nórdico y acento extremeño) nos invitó a un chupito. En verano tienen terracita, de esas escondidas que es mejor no publicitar.

Encontrarte en el Jazz Bar madrileño significa varias cosas. Primero, que has sido tan intrépido como para escapar al acoso de los numerosos tarjeteros que regalan criminalmente (a cambio de tu hígado y de tus orejas) chupitos de melocotón, de mora y demás morralla alcohólica en mayores alturas de la calle Huertas. Y segundo, que has encontrado un refugio en el que reconfortar tu sentido auditivo a la vez que disfrutas de un café, una cerveza o cualquier otro combinado de los que bien preparan allí en compañía de Charlie Parker, Lester Young, Thelonious Monk o demás fieras de la escena jazzística de todos los tiempos.
La distribución del lugar, marcada radicalmente por sus columnas, crea pequeños espacios que si bien favorece la intimidad de algunos momentos, no es ideal para grandes grupos formados por gente nerviosa. Estad atentos a la temporada de verano. Por desgracia, en su amplia terraza las dulces melodías del jazz no nos llegan certeras, pero las bebidas siguen estando igual de ricas.

No es barato, pero tampoco excesivamente caro: en la línea de los locales de copas de Madrid. La bebida no es mala y tienen variedad.
Es cómodo y, entre semana, relajante. El mejor sitio para sentarse son los reservados y se puede hablar sin gritar en la mayoría de los días.
Suelen poner jazz clásico (Miles Davis, Charles Mingus etc) aunque a veces se ponen latinos (fusión). La música es lo mejor si te gusta el jazz y el ambiente se corresponde con la música.
No hacen actuaciones y suelen poner DVDs de jazz en las televisiones que tienen colgadas.