La primera vez que entré lo hice por el reclamo de Super Bock que tienen en su cartel. Es una marca de cerveza protuguesa de la que quedé prendado en Lisboa y que hacía un montón que no tomaba. Por eso teníà la esperanza de adentrarme en una taberna portuguesa donde poder rememorar a nuestros vecinos, pero no fue ni parecido. La Esquinita de Bravo Murillo es un bar normal hasta decir basta. Las cañas cuestan lo normal, las tapas son cutremente habituales y la carta no se prodiga demasiado en alimentos protugueses. Pero sí, tenían Super Bock. ¡Qué rica!