Antonio Molero, el Fiti en la ya extinta serie de televisión Los Serrano, ha cogido gustillo a esto de la hostelería. Tras abrir hace unos años con más socios el Contraclub, pasa del baile a la cata de vinos y degustación de pinchos en esta taberna escondida en el Paseo de los Olmos. La estética del espacio me transporta a esos bares modernos de Barcelona, que también están proliferando por Madrid, donde la luz, los cristales y el dominio de los tonos blancos me producen una sensación de frialdad y de incomodidad por miedo a manchar el mobiliario del local. No conecto con esta taberna. Tengo la sensación de que es un lugar abierto para el disfrute de sus colegas. Es una opinión subjetiva, pero es lo que me transmitió. Lo que no es subjetivo es el buen trato de los camareros. Muy atentos con la nueva clientela que pisa por primera vez el local. Si pides dos o tres rondas te invitan a la siguiente. Si tomas un café con leche por la tarde, te obsequian con un trozo de tarta. Los pinchos tenían buena pinta; brie fundido con arándanos, pimientos del piquillo rellenos de bacalao, foie fresco con cebolla caramelizada. Todos entre 2,5−3 euros. Los dos días que fui el público era pijillo. Yo no creo que vuelva, pero por mis gustos personales, no porque el sitio no sea recomendable. Seguro que a mis amigos Borja y Pocholo les fascina. Ójala les vaya de cine con el local, este actor me cae muy bien.
