Luis Mancho

Siempre me han encantado las zapaterías. No sé si es que el olor a betún me deja noqueado o qué, pero ese olor que desprenden, como a suela de goma y a cuero trabajado, me flipa. Y también me flipa entrar y ver esas pilas de zapatos esperando ser arreglados… Siempre me pregunto de quién serán.
Yo, en realidad, iba simplemente a por unos cordones, porque generalmente utilizo el tipo de zapato que nadie llevaría a arreglar. Pero he de decir que la chica me atendió fenomenal y que me encantó el local. Es el típico local madrileño, enclavado en los bajos de un edificio del barrio de Argüelles, con paredes de ladrillo visto y con un aspecto encantador.
El típico comercio de barrio que no quieres que desaparezca. Y, por suerte, deben ser muy buenos en su trabajo, porque había bastante cola.

Me tengo que pensar mucho este comentario y la razón es la siguiente:
Es una de las zapatería más antigüas y con más encanto de madrid. Se fundó en 1917 y guarda la estética de aquellos establecimientos de barrio tan auténticos. Nada más entrar te sientes transportado a otras décadas a causa del olor a betún y cuero que flota en la atmósfera del local.
El señor mayor que lleva la zapatería es amable y enternecedor, con esas gafitas encima a la altura de la punta de la nariz. Te repara, te ensancha, te estrecha, te pone, te quita… y te deja esos zapatos tan bonitos que tenías como si los acabases de comprar. Pero…
Mi experiencia ha sido más bien negativa. El precio es bastante alto comparado con otros talleres; ponerte una tapa te sale por un ojo de la cara. He llevado mis zapatos a reparar dos veces, y las dos veces me ha durado el arreglo una semana. Una de las veces me quedé descalza en medio de la calle porque me pegaron unas tiras de una sandalia que se despegaron literalmente a los cinco días. Joé! ya las había arreglado yo una vez con super glue y me duraron más! La otra no la recuerdo, pero recuerdo haber pensado, ni una más.
Pura casualidad? Puede ser, porque tiene renombre, pero yo no la puedo recomendar del todo. Y me sabe mal, porque el dueño es un amor! enternecedor donde los haya (de ahí la puntuación de OK)… Enfín