Maravillas

Me gusta mucho este sitio, la verdad. Si estamos por Malasaña y nos entra el gusanillo siempre pensamos en el Maravillas. Pedimos siempre una Suspiros de monja que nunca defrauda pero creo que nunca hemos comido ninguna que no nos gustara. Como plus, además, el hecho de que media carta sean pizzas vegetarianas.
Eso sí, con todo lo que me gusta, las críticas a la masa y a los precios puedo entenderlas. Pero a mí me sigue gustando y seguiremos llendo.
¡Y que vivan los Suspiros de monja!

Pues ya he visto que esto no me ha pasado sólo a mí…
Me parece muy bien los negocios que reservan mesas para cenar, al final una cena es más dinero que tomar algo y se espera que en horario de comidas y cenas un local facture más, lógico y normal.
Lo que no me parece normal es que si te sentaste a tomar algo en una mesa que no estaba preparada para cenar a las 9 te echen si no quieres nada de comer con la excusa de «estas mesas están reservadas para cenar a partir de las 9». Si tanta confianza tienes en el negocio pues ya sabes, reserva las mesas para cenar desde las 5 de la tarde, no intentes echar a la gente que lleva media tarde pidiendo cañas.

Best pizza you can find in Madrid, but it’s pricey and the service is sub-​par (like most of Spain). The vegetarian pizza is incredible.

Salíamos del cine caninos, y no sé muy bien cómo, terminamos recalando aquí. Era tardecillo (no recuerdo si sobre las 22:30 o así) y el lugar estaba bastante tranquilo: planta de abajo desierta, planta de arriba solo una mesa ocupada.
Queríamos picar algo rápido e irnos para casa, que lo de cena y cine cada vez es un tema más caro, así que nos decidimos por una porción de pizza para cada uno, una Coca Cola y una empanada, yo de carne, mi acompañante creo que de atún.
La empanada estaba muy rica. La pizza, la verdad es que las he probado mejores (claro, que también peores). Nos la calentaron y no estaba mala, pero para mi gusto la masa era demasiado pan, de esas que al final son tan esponjosas que te llenan, rollo pizza argentina. No me mató, la verdad.
Lo que sí me mató un poco fue el precio: nos cobraron casi nueve euros a cada uno. Por una porción que no era ni un cuarto de pizza, una empanada y un refresco de lata.

Pizza Ecuatoriana, o empanadas… Cualquiera vale :)
Soy asiduo al local, tienen un tamaño justo para hartarte y precios módicos. Dispone de terraza y mesas en la planata baja. La cocinera es una señora muy simpática y el servicio es bueno.
Pídete una jarra de cerveza, saben ponerla en la temperatura adecuada!

No he tenido ningún problema con los camareros, y la pizza está muy buena. Lo que me parece un poco pasada son los precios, que las pizzas son diminutas (incluso si la pides grande es chiquitita) y te valen casi 20 €.
En definitiva, si vas y no eres de comer poco, pedir una pizza grande y una coca cola te puede salir por más de 20 €, lo que para mi gusto es una pasada para el sitio que es.
Como en cualquier local del 2 de Mayo (plaza que me encanta) id con la idea de que si estáis media hora en la terraza os pedirán dinero un par de veces, un cigarro cada 5 minutos y os intentarán vender flores y gafas brillantes al menos otra.

La verdad que no he probado sus pizzas, pero si me he sentado alguna vez a tomar algo en su terraza.
Eso sí, si a las 9 de la noche (después de varias cervezas) sigues sentado en la terraza te echan porque solo es para cenas. Servicio agradable (nótese ironía) ;)

Tengo que decir que es una de las mejores pizzas que he comido en Madrid.
Fui a cenar un viernes y encontramos sitio de milagro, hay que decir que las veces que he pasado por delante estaba bastante lleno.
Tienen dos tipos de pizzas, individual o grande, y aunque sean pequeñas llenan mucho. Recomiendo pedir la pizza de mojo picón, es espectacular lo bien conseguida que está. Todo está hecho allí en el momento y eso se nota.
El único pero que le pongo es que lo sitios son muy pequeños, en la parte superior son todo mesas altas y en la parte inferior está todo muy encajonado.
Aún así, recomiendo ir :)

Todo un clásico de Malasaña, situada en plena Plaza del Dos de Mayo. aquí tenemos unas pizzas individuales o familiares totalmente artesanas, con una variedad que complicará muy mucho tu elección, pero que, sin duda, harán que merezca la pena tu visita.
Casi en todo el año y si el tiempo acompaña, disponen de una terraza en la misma Plaza que hace aún más agradable nuestra estancia.

Aún no he tenido la suerte de probar sus famosas pizzas artesanales, puedo decir que la terraza que tienen en la Plaza del Dos de Mayo es excepcional.
Si tienes mucha suerte, encontrarás sitio fuera pero siempre está hasta los topes, sobre todo a la hora de cenar.
Los precios de las bebidas en la media de lo que se estila por Malasaña en una terraza: ²⁄₃ euros.
Un imprescindible para dejarse ver por el barrio.

Tengo que empezar por decir que, si bien las pizzas son diminutas (incluso la «grande) llenan mucho.
Dicho esto, puedo pasar a decir que es normal que llenen si te sirven una masa de bollo de pan a medio hacer que termina de hacerse, y por lo tanto, de expandirse, en tu estómago.
Poco hechas, masa cruda y con una montaña informe y enorme de ingredientes (eso sí, muy naturales). Terminas con una sensación de «pequeño ser creciendo en tu interior» que solo puede ser comparada a la sensación que sienten los pájaros que comen el arroz de las bodas para luego explotar en un macabro confeti del infierno.
Lo único bueno que puedo decir es que el sabor es natural, como de hecha en casa. Algo es algo.

Reconozco que no me gustan las plazas llenas de terrazas en las que, además, se realizan otras actividades que ponen en peligro la integridad física de los ‘terracistas’ como partidos de fútbol entre la chavalería. Y eso es lo que ocurre en la Plaza del 2 de mayo de Madrid. Es un lugar público y sin coches y es normal que los vecinos también aprovechen su espacio. Al final se llena de niños que corren al lado de las mesas jugando, pelotas, perros, gente que va de un lado a otro… y es imposible tomar nada tranquilamente.
Me gusta la calma. Me encanta poder tomarme algo y no oír nada más que a quienes me acompañan y que el ruido de fondo se quedé ahí, al fondo, así que si eres como yo y no vayas a este rincón madrileño, sobre todo porque estás rodeado de mil bares y cafeterías a menos de cinco minutos donde sí encuentras esa paz.
En el caso concreto de la pizzería Maravillas, además de los inconvenientes inherentes a la plaza, hay que añadir un alto grado de cutrez. Estamos en 2013, ¿no teníamos ya superada la tacañería de servir las consumiciones sin tapa ni nada que echarse a la boca? En nuestro caso, pedimos tres rondas de cervezas dobles y refrescos. Sólo la primera vez vino con un bol de patatas. ¿Las otras dos no tenían derecho? ¿Acaso se cobraban más baratas? Lo dicho, unos cutres, porque no les costaba nada poner algún encurtido o frutos secos (sí, pedir algo más elaborado sería ya exagerado y subir tres niveles de dificultad en un segundo y eso no puede ser…) y más si pones precios de terraza (3 € el refresco y, cosa que me pareció curiosa, lo mismo para los dobles de cerveza).
Vamos: incomodidad + exceso de ruido + cutrerío = no vuelvo.

Lo mejor de este sitio es su terraza. Y puede que decir eso de una pizzería no deje bien a su cocina, pero es la verdad.
La verdad es que yo siempre voy de cañas, y me gusta el ambiente y la ubicación, perfecta para seguir la fiesta cuando llega la noche.
Puede que sea por la cerveza, pero a mi sus pizzas siempre me han gustado mucho, mi favorita, la cuatro quesos.

El enclave en el que está situada la terraza es uno de los mejores de Malasaña.
En verano es una gozada sentarte en la terraza, además si estás en el 2D (me refiero al parque) con el niño, te viene de perlas para llevártelo cenado a casa al tiempo que disfrutas de una cena con pizza o ensaladas (que es básicamente su carta). Las tartas tampoco están mal.
Lo peor, el servicio.

Este sábado estaba de compras por la zona de malasaña y a la hora de la comida no me apetecía encerrarme en ningún local, ni tampoco tener que pagar una millonada por comer en un terraza y me acorde de esta pizzería, las pizzas no están mal, aunque no son las que mejor he comido, tienen demasiado orégano.
El caso es que fui, pedí una porción para llevar, 2,50 €, que es bastante grandecita, y me sente en un banco de la plaza y alli estuve disfrutandola mientras me daba el sol en la carusa.

Para mí constituye el epicentro de todo, la Piedra Angular del Universo Malasaña, la terraza por excelencia. Hace un par de años el ayuntamiento les construyó un parque infantil en el lugar donde ponían las mesas en verano y se han quedado con la mitad del espacio, por lo que es muy difícil encontrar un sitio libre. Pero es de esos lugares a los que no puedes dejar de ir y ni siquiera puedes plantearte prescindir de su nombre como referencia. ¿Por qué? Por nada especial, salvo por el sitio donde está. De hecho, sólo lo recomiendo por su enclave veraniego, ya que la atención deja mucho que desear, las cañas son caras y las pizzas tampoco son nada del otro mundo.

No, sus pizzas no son una ‘maravilla’, pero a ciertas horas, por la zona en la que está situada esta pizzería, se convierte demasiado a menudo (en mi caso) en parada obligatoria sobre todo en verano.
A veces sus camareros parecen que estén o cabreados o de resaca, pero no suelen ser de lo más simpático de la zona, es de estos sitios que cuando vuelve te preguntas ¿por qué he terminado otra vez aquí? supongo que porque es una opción barata.