Naif

genial el (nuevo?) menú del dia por 9 pavos con hamburguesa (incluso «la con todo») y más cosas… bebida y postre incluidos!
*una pena las patatas se bolsa, si no, les daria 5 estrellas!

He vuelto, me ha gustiado más que la primera vez pero aún así no me convence… Lo peor son las patatas fritas de bolsa que ponen de guarnición, y que el pollo del roll que pedí no tenía ni un gramo de sal, pedí un salero pero al venir enrollado no era fácil lo de echarle sal.

En realidad le pondría 3 y ½. Me gusta bastante este sitio, según lo que pidas está muy rico o pasable, y por dentro me mola mucho, lo malo es que siempre está petadísimo, según el camarero que te toque o te alegra la cena o te la amarga (hay uno en especial que madre mía que cara de ajo, sonría un poco por dios, que yo soy maja, saludo, sonrío…lo básico vaya) y hay un ruido que a veces te cuesta oirte con el de al lado.
A pesar de esto, ya conozco las cosas de la carta que me encantan, como el hummus y las mini burguers de entrante, los panes de cristal, y una guarredida buenísima que jamás habría pedido pero que por casualidades de la vida probé y ya es un favorito: el guacamús. Una tosta de guacamole con hummus, mezcla imposible? Probadla.

Muy recomendable este restaurante que se encuentra en pleno centro de Malasaña. Los camareros son rápidos, agradables y no dudan en recomendarte qué puedes probar en función de lo que les digas que te apetece. La comida es increíble, sobre todo las hamburguesas, y la pintada de The Black Keys en la pared le da un toque modernete muy chulo.

El trato deja mucho q desear: nos han levantado de un taburete porque tenia q estar en la barra, aunque no hubiese nadie porque cada taburete tiene un sitio determinado; si estas esperando una mesa para sentarte y cenar, pero mientras estás consumiendo en otra mesa alta, si viene alguien tienes que dejar la mesa alta libre.
La relacion calidad/​precio mal. La carta no incluye IVA, la musica demasiado alta, la cuenta tenía consumiciones de más y no saben dar la vuelta.

Un sitio agradable en el centro. La terraza, invadiendo espacio de la plaza pública, es algo estresante, pasa mucha gente alrededor, sobretodo los fines de semana cuando hacen botellón en ella. Es bastante caro y para comee no es que sea especialmente bueno. Pero los nachos están buenos (sin llegar a ser excelentes) aunque vienen bastante pocos.
Muy hipsters.

La comida estuvo muy rica y el sitio estéticamente muy chulo y cuidado. Una lástima que un sábado por la noche no tuvieran mojitos porque se habían quedado sin hielo. Y por no mencionar a uno de los camareros hipsters que lleva barba, gafas y sombrero. DESAGRADABLE, MALEDUCADO Y DÉSPOTA. Con la gente que hay sin trabajar…

Bön le service est pas dingue (ou toutes les serveuses étaient de mauvais poil) mais les menus et les prix sont wouw! Entrée+plat+dessert/café pour 10 €. Qui dit mieux? Nobody… À ce prix là on pourrait s’attendre à des plats baclés mais queneni! C’est bon, propre, bien servis et en quantité. Perso, j’étais défintivement OUT juste après ma soupe donc j’ai pas pu être 100% en phase avec mon burger mais c’était quand même délicieux!
Le cadre se veut trendy, très joli (mais de toute façon tout est joli à Malasaña!) et 100% accessible aux PMR.
Bref, un bon endroit pour bien manger, en vitesse, et à moindre coût!

El local mola bastante, todo hay que decirlo, ese rollito moderno-​hipster que se traen con un mural de los Black Keys me ha encandilado la verdad. Pero estamos hablando de restaurante, vamos que tienen que darnos de comer, no?
Pedimos menú del dia de 10 € que son 2 platos mas bebida y postre, bien. Nos traen la bebida, dos dobles de cerveza, y primer PERO que le pongo al sitio, la cerveza no estaba en la temperatura ideal, mas tirando a templada que a fria, y eso ya me pone mala cara para el resto de la comida. Se me olvidaba que con la bebida trajeron un pequeño aperitivo de atun con tomate para mojar con nachos. Los nachos mal lo otro bien.
Primeros, quesadiillas y ensalada de queso de cabra, bastante buenos los dos platos. Los segundos dos Rolls que llaman ahi que son tortillas enrolladas con su relleno. Pues uno Tex-​Mex que la pinta es bastante buena pero le falta rock&roll como diría Chicote, ni pica ni tiene el sabor que aparenta, pero bueno es pasable. Y el otro roll era uno cesar al que hemos tenido que pedir aparte la salsa cesar porque estaba un poco escasa en su interior, pero con la salsa estaba bueno.
Postres, bizcocho de limón y mousse de fresa. Bien ambos.
En resumen, no está mal pero esperaba mas.
PD: lo de las patatas chips de acompañamiento ya lo había leido por aqui pero cuando ya lo ves es distinto, me parece un poco cutre.

ACTUALIZACIÓN:
El Viernes no pude evitar volver al Naïf. Le había probado para ir a comer, y ahora quería comprobar qué tal estaba para cenar.
Cuando llegamos, estaba lleno, por lo que nos apuntamos en la lista de espera y no tardaron más de cinco minutos con mesa disponible. Obviamente, para cenar no puedes elegir los menús a 8 o 10 euros que puedes elegir para comer, y es una pena. Aún así, la carta es bastante amplia y tienes dónde elegir. Como yo soy muy de tradiciones, me volví a pedir una Hamburguesa Clásica y a mi acompañante, que estaba algo indecisa, un camarero que parecía un clon de Johnny Deep no tuvo ningún problema en darle consejo y explicarle en qué consistía cada uno de los platos, a pesar de estar el local bastante lleno. Y, al contrario de lo que algunos Unilocalers han comentado por aquí, a mí sí que me preguntaron por el punto de la carne. Mientras nos servían los platos, nos volvieron a poner unos nachos como acompañante, y es algo que siempre se agradece.
La hamburguesa, es verdad, viene acompañada con patatas de bolsa, ¿pero y qué? Por cinco euros tienes una hamburguesa riquísima y las patatas tampoco están tan mal.
¿Más cosas que no os haya contado en el primer comentario? Los baños son unisex y el servicio cuenta con gente atractiva, atenta, y con mucho estilo al vestir.
No pedimos postre porque estábamos realmente llenos y, al pedir la cuenta, comprobamos que por sólo 15 euros habíamos cenado realmente bien y habíamos pasado un muy buen rato.
Lo he probado tanto para comer y para cenar, y en las dos he salido más que satisfecho, lo que hace que el Naïf, a partir de ahora, siempre sea uno de mis planes B cuando de comer por Malasaña se trata.

De mis sitios preferidos de malasaña.
Me encanta el rollo colegeo de los camareros y la decoración desinformal, con ese toquecito de modernos típico de la zona.
Las hamburguesas, sobre todo la ibérica, son dignas de estar en el top ten de esos nuevos adictos a la moda de las hamburguesas.
Para mi gusta, un sitio más que recomendable para cenar con los amigos y después una cañitas por la zona.

Amigos, amigos, amigos, este local cuna del hipsterismo malasañero MOLA. Sí, sus techos altos, graffitis, sillas de la abuela, sofás que atrapan… hacen que te den ganas de quedarte horas y horas. Además, la terracita de la Plaza de San Ildefonso no puede ser más agradable y más cool en las noches de verano.
La parte mala viene cuando hablamos del servicio: malo, lento y borde. ¿Qué le cuesta a la gente ser amable?
La otra parte más mala aún es que la comida es normalita. Nosotros íbamos con toda la emoción del mundo después de haber leído grandes críticas sobre sus hamburguesas y nos encontramos con unas más bien mediocres.
Os explico: en primer lugar, no se pueden poner patatas de bolsa ¡NO, SEÑORES NO! y cuando preguntas por ellas, no se puede decir que son chips pero que se las hacen especialmente para ellos. ¡NOOOOOOOOOOO! las cosas no son así, son patatas de paquete y ni siquiera están buenas; en segundo lugar, cuando se pide una hamburguesa, por pequeña que sea, no se puede NO preguntar por el punto de la carne…
Ya con estas dos cositas empezamos mal… y no es que estuviera mala pero tampoco estaba buena. Estando en Malasaña, que está lleno de sitios de hamburguesas me parece que no se puede decir que éste sea de los mejores.
En cualquier caso, la ensalada que tomé (La Cabrita) no estaba del todo mal y el rulo de cabra que llevaba era bastante generoso.
Los precios me parecen bastante contenidos, teniendo en cuenta que las ensaladas rondan los 7 euros y las hamburguesas los 6 – 8 euros.
En fin, que parezco bipolar, pero la cuestión es que volvería únicamente para tomarme una coca-​cola calentita pero no para comer y eso es una verdadera pena para todos…

Les Burgers sont excellents ! Ils sont cuisinés avec de très bons produits, cuits parfaitement. Tout comme les chips qui les accompagnent. On en mange rarement de cette qualité, et encore moins a ce prix-​là (moins de 7 €!). En plus, la déco est super, et les serveurs sympas. On vous le conseille !

Llegamos con muchas expectativas las cuales se vieron truncadas cuando para empezar, teniendo reserva, nos sentaron unos 15 minutos a esperar en una mesa baja en la que esperaban que comiésemos.
El sitio es muy bonito, pero como el dicho «para presumir hay que sufrir» para comer en Naïf tienes que acabar con el culo destrozado, cada silla de su padre y de su madre, las hay normales y las hay que son un infierno.
La comida, normalita, pedimos unos nachos para picar que fueron una total desilusión, para eso me los hubiese comido más ricos en el Taco Bell.
Mi hamburguesa estaba bien, sin más, rica, pero las he tomado mejores. Muy triste el detalle de que las patatas que van con la hamburguesa sean de bolsa, y ni siquiera te avisen.
El punto final lo puso una camarera más allá de lo borde.
En definitiva no creo que vuelva.

El sitio me gustó mucho. La estética es íntima con poca luz pero es un buen sitio para tener un plan con amigos. La música es suave y agradable (nada lenta ni pesada). Tenía terraza pero no encontramos sitio fuera (una pena porque teniendo en cuenta que estaba en malasaña habría estado genial!)
Probé uno de los sandwiches y estaba muy bueno (ni llenaba mucho ni se quedó escaso), las ensaladas tenían muy buena pinta.
De precio también bien, gastamos menos de 10 € por persona ;)
Básicamente, volveré pronto, que me ha gustado para repetir (de hecho llevaré amigos, seguro que quedo bien ;)

Las hamburguesas muy buenas y la decoración muy peculiar. Lo unico que hecho en falta es que al estar siempre desbordados de clientes el trato no es muy familiar :(

Las hamburguesas son algo que me gustan bastante y desde hace unos años en Madrid la oferta es bastante amplia. Naïf es uno de esos sitios a los que fui un día en busca de tal manjar, pero me sorprendió otra cosa: su sandwich club.
El sitio es bonito, con un punto tosco e industrial tirando a graffitero. El ambiente malasañero general, con grupos más normales y otros más modernos. Suele estar lleno, pero si esperas un rato tomando algo en la barra coges mesa.

Original, céntrico, variedad de bebidas en la carta, algo para picar, asequible, buena música, (al menos) un camarero muy majo que me puso «tinto sin gas» sin que ello me costara el extra del vino… Pero siempre hay algo malo: esa puerta abierta tooooodo el rato en un día como el de ayer (frío y lluvioso), las mesas pegajosas y que no es todo lo cómodo que te gustaría.

Es un poco el lugar en el que estar en Malasaña: se ha convertido en la sandwichería por excelencia por su ubicación absolutamente inmejorable, en plena plaza de San Ildefonso, la preferida por la fauna malasañera. El local, que está justo en un edificio que han construido recientemente, es verdaderamente interesante: tiene decoraciones de diversos artistas urbanos y un aspecto muy neoyorquino. En relación a esto, decir que recientemente me reía mucho con un amigo americano: lo que nosotros consideramos «estilo neoyorquino» ellos lo consideran «estilo europeo». Ahí queda eso.
Como buena sandwichería, los platos más codiciados (y casi los únicos de la carta) son sandwiches, perritos y hamburguesas. Yo me enfilé a por el Naïf Club, que es el típico de dos pisos con mostaza, pavo y –sobre todo– una auténtica delicia en forma de bacon que se me hizo la boca agua en varias ocasiones, y que aún degusto en mi memoria.
El sandwich en sí no estuvo mal. Bien es cierto que me lo esperaba un poco más a lo grande y para nada: tiene un tamaño normal, algo que también se agradece porque yo, que soy de comer bastante, quedé satisfecho. Vamos, que llena. Eso sí, creo que la próxima vez iría a por la hamburguesa, que tenía una pinta estupenda. Mal, de todos modos, que el acompañamiento del sandwich fuese un triste cuenquito de patatas fritas (chips, me refiero) porque a aquello le habría acompañado divinamente una buena tanda de patatazas fritas como dios manda.
Para finiquitar, pedí un café y una tarta de zanahoria. La tarta de zanahoria la he probado mejor, la verdad: aunque no estaba mala, sí que era un poco mazacote y me costó terminármela. No estaba todo lo jugosa que a mí me habría gustado, pero tampoco estaba mala.
El servicio, eso sí, fue muy rápido y muy atento. El sandwich llegó en tiempo récord (¡y estaba recién hecho!) y vinieron en los momentos justos a preguntar si quería pedir algo más, así que genial. Eso sí, cuidado con los momentos en los que vas a este lugar, porque es auténticamente uno de esos sitios en Malsaña que, a pesar de su juventud, están de bote en bote día sí y día también.
Ah, y dos añadidos: tiene WiFI, aunque meter la clave es un auténtico DOLOR y de precio… tirando a caro, pero tampoco nada que no puedas pagar.

Nuevo bar de moda. Siempre que he intentado probarlo estaba lleno. Hoy ha sido mi oportunidad y he de decir que es más de lo mismo, no me sorprende. Sí muy mono eso de pegar el cuento de ‘El Principito’ por toda una pared, pero ese recurso ya huele.
Lo bueno es que es amplio y puedes comer un poco de todo. Solamente he pedido un café y una caña y me han cobrado lo normal para la zona, 2 euros el café y 1,50 euros la caña. Eso sí, ni rastro de tapita o de algo que llevarse a la boca.
La música muy baja por lo que el ambiente muy rudoso. Los postres tenían buena pinta pero creo que serán un pelín caros.
El cliente prototipo es joven atormentado con MacBook.

Precioso local recién abierto con luz tenue, ambiente cálido y aires berlineses o neoyorkinos (con sus paredes con graffitis, mobiliario mezclado, etc.) Cocina abierta todo el día, para comer, cenar o tomar un café. También tiene wifi y por estar donde está, es fácil adivinar que hay mucho solitari@ con su MacBook correspondiente.
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