Por favor, llevadme todas las veces que podáis. Nunca había ido al Nakeima por lo mismo que Avelino. El rollo de la parafernalia de la cola y esto… me parece muy guay y muy divertido como concepto, pero no me apetece. Llegamos a las 19:35 en punto, y cuando cuento las personas en la cola(contando con que hay algunos que hacen cola para otros tres, claro), me entero de que hay 19. Jobar. Por uno nos quedamos fuera. Total, que al final nos quedamos esperando, con la esperanza de que alguno se raje en el último momento o, desde donde estábamos, lanzar una piedra y descalabrar a alguien para quedarnos con su puesto. Esperamos una horaza, que se me hace larga como un día sin pan(qué queréis que os diga, el chino que vaya allí a vender cervezas los fines de semana se hace de oro…) y finalmente sale alguien a tomarnos los nombres a las 20:30. De repente cientos de personas aparecen de la nada, llegan en coches, calentitos, y se adhieren a la cola donde estaban sus amigos. Mis ganas de descalabrar siguen en aumento. Llegamos a la puerta y el tipo me dice«creo que entráis, espera un momento». Qué nervios. El colega me hace pasar al restaurante y me enseña un añadido de la barra, tipo nevera, que tienen. «Si queréis, os puedo poner aquí, es donde ponemos a la familia y a la buena gente». Yo pienso en la cantidad de veces que he rabiado mirando las fotos de Nakeima en Unilocal,queriendo ir, jurando y perjurando que algún día sería mío. Pienso que vamos a estar incómodos, pero también pienso que llevo una hora esperando y que me da pereza tirar de plan B(que lo tenía). Me gustaría que esta experiencia fuera perfecta, pero la perfección no existe, y esto es lo más cercano que puedo encontrar en este momento. Además se ve muy bien la cocina, y eso es un plus, desde luego. «Venga, nos lo quedamos, apúntame». «Genial. A las 21 aquí». Nos vamos a la busca y captura de un vinillo por el barrio, que anda que no tiene carestía de bares. Nos tomamos un vinillo, y a las 20:55 estoy en la puerta como un palo, no sea que el tipo cambie de idea. Nos hacen pasar, ya sabemos dónde vamos cada uno, nosotros relegados a la nevera. Entonces llega uno de los camareros y nos explica lo que tienen para hoy. Yo no he estado nunca, así que le pido un poco de guía. Pedimos todos los nigiris, el maki de erizo, el dim-sum, el wan-tun y el ramen. Por mí que no quede nada. Finalizaremos con el ramen seco y, si todavía tenemos gusilla, el sandwich criollo. Para acompañar todo esto pedimos un vino blanco, me dejo aconsejar, tiramos por uno un poco seco, me traen un Reto que estaba riquísimo y que nos lo acabamos encantados de la vida. Empieza el desfile, y la zona de la nevera no es tan incómoda como parecía en un principio. Traen primero el dim-sum, que nos animan a comer con la mano. Todo es una fusión de preparaciones asiáticas con mucho producto español, tipo oreja, erizos, etc. El lugar está decorado mínimamente(grandiosos los pollos, las piernas humanas y las manos colgados en la entrada a la cocina) y el servicio es excepcional. Todo el mundo súper joven, simpatiquísimo, con el punto de canallismo justo, se puede hablar con ellos, hacen bromas de vez en cuando y nos tratan fenomenal. No pude salir más contento. Mencionaré tres platos que se me quedaron marcados. El primero el ramen seco: unos fideos de ramen que vienen con una yema de huevo, naruto y carne, además de sus preceptivas algas y que, madre mía, están espectaculares. Estuve hablando un rato, de hecho, con la camarera sobre el ramen. Y luego el bocadillo criollo, que aunque podríamos haber parado perfectamente, decidimos pedirlo, y menudo acierto. Venía en pan chino, como si fuera una hamburguesa, un espectáculo increíble. Aquí vienes a comer con palillos pero muchas cosas te aconsejan comerlas con las manos, que también es algo que me gustó. Y para finalizar, el tercer plato que también quiero destacar, que fue piña asada con cremoso de chocolate y, creo yo, que llevaba algo de whisky. Sencillísimo a simple vista, pero riquísimo. Eso, el vino, unas copas de jerez invitación de la casa… algo más de 50 € por persona. A mí me flipó. Volveré sin dudarlo.
Jaidyn N.
Rating des Ortes: 4 Westminster, CA
There’s no menu, just go with whatever the server/chef recommends, you won’t be disappointed. Dumplings were unique and flavorful, not average dim sum. Sushi choices were pretty on point and freshness you could taste. Chili crab aka crawfish was saucey and finger licking delicious. The dry ramen was not my cup of tea but it seemed like everyone around us enjoyed it very much. This restaurant should definitely be categorized as asian fusion. It only opens on Tue-Sat. Lunch: 2−4pm Dinner: 9pm-12am or until they run out of food.
Olaya O.
Rating des Ortes: 5 Madrid
Lo que iban a ser unas cañas se convirtieron en un vamos a probar si tenemos sitio en Nakeima. El restaurante funciona así en el turno de cenas: a las 20:30 abren, aceptan a 20 personas, cierran, y a las 21 vas a cenar. Pasamos a las 19 por delante y no había nadie, una cañita y volvemos a las 19:30 que ya hay 3 personas, nos ponemos a la cola y amenizamos la espera con unas cervecitas del chino más cercano. Puntualmente abrieron, nos cogieron el nombre y número de personas y a las 21 nos dieron paso, situados en la barra junto con casi todo el resto de gente, salvo 2 mesas altas. Pedimos cervezas, dobles de Estrella de Galicia y 1906, y nos preguntaron si teníamos alguna alergia o algo a saber, todo bien. Eel camarero empezó a nombrar platos, cada día tienen unas cosas, que es probable que se les acaben, tenía reparos en dos de los platos citados pero a mí me gusta jugármela así que dijimos sí a todo. Para abrir boca un aperitivo de rábano encurtido con algo que no recuerdo ahora. Primer plato: Ostras con ponzu de piña, huevas de trucha y cebolleta. Impresionante. Una maravilla, me comería 20. Le sigue el rollito primavera, está muy bueno pero es lo menos reseñable de la experiencia. Dumpling de zamburiñas, muy buena masa, muy buen relleno, bocado perfecto. Siu mai de papada ibérica, soja y arroz inflado, poca broma amigos, intento describir las cosas sin ser pedante o cursi, pero creo que no os podéis hacer una idea del show que se vive aquí. Llegan los nigiris, de gambas al ajillo, xargo, bonito y carnívoro, tienen su orden y yo que pretendía tomar primero el carnívoro hice bien no haciéndolo, qué brutalidad de sabor, qué maravilla, qué carne y qué rico el huevito. Bao de pollo y carabineros, extraño al primer mordisco, maravilloso en general, no suelo ser fan de este tipo de bollitos y éste me pareció perfecto. Un Palo!, brocheta de pollo de corral ensartado en un palo de lemongrass, con mayonesa de ají amarillo, cacahuete y pimiento rojo. Una delicia. Ssam de ancas, nunca había probado las ancas y me maravillaron, además todos los ingredientes eran perfectos en conjunto. Con la llegada de cada plato hay una explicación, no puedo recordar exactamente todo por lo que insisto, debéis probarlo. Para finalizar la velada llegó el plato estrella: oreja y kimchi. La oreja crujiente y perfectamente frita sirve de cucharilla para coger todo, con kimchi marinado, que no fermentado, con espuma de patata con leche de coco, jugo de carne con manzana, cebolleta e ito togarashi que es lo que le da un picor bastante fuerte y delicioso. Total, 2 personas 82,7 €. ¿Recomendable? No, lo siguiente. Comentar que el trato es magnífico. Espero con ansia el momento de festejar algo e intentar volver.
Avelino C.
Rating des Ortes: 4 Madrid
Experiencia con luces y sombras en NAKEIMA, sitio que teníamos pendiente desde hace tiempo, pues siempre nos echaba para atrás el hecho de no poder reservar, tener que hacer la cola y demás parafernalia. Nos pasamos un festivo a las 20:45, preguntamos y había sitio, así que les dijimos que nos apuntaran. A las 21:00 pasaron lista y «pa dentro». Únicamente dan servicio a los 20 afortunados que se apuntan en la lista y tienen«derecho» a banqueta y hueco en la barra o en las dos mesitas altas que existen. Te van colocando(de mejor a peor sitio) por orden de aparición. Como se ha comentado ampliamente el sitio es un bareto de toda la vida, al que le han dado un lavado de cara, unas luces de flexo, una mano de pintura y a correr. Los mejores puestos son los más cercanos a la cocina, pues se puede ver mejor el espectáculo de los cocineros trabajando. Si no has estado nunca, lo mejor es dejarse aconsejar, porque la oferta es muy variada y abruma un poco, la verdad es que no sabes qué pedir. Nosotros nos pusimos en manos del cocinero que nos tomó nota y que, tras un aperitivo de una rica ensalada de tofú, nos puso: — Rollito de primavera. Bien crujiente y perfecto de fritura. — Dos«dim sum»(vienen dos unidades), unos de papada ibérica y otros de lamprea a la bordelesa. Ambos de sobresaliente, mejor el de lamprea. — Surtido de «niguiris»: de gambas al ajillo, de vieira, carnívoro e ibérico. Hechos en el acto, con el arroz todavía templado y con un golpe de soplete. Todos muy buenos. — Dos«baos» de pollo con carabineros. Nos contaron que la masa la hacen ellos y que lleva doble fermentación. La verdad es que fue lo mejor de la comida. Una locura de sabor, para comerse una docena. — Un «yakitori» de pollo macerado. Bueno, pero menos sorprendente. — Medusa a la marinera. Textura melosa, parecida a los callos de bacalao, con un fuerte sabor a mar. Aquí no hubo unanimidad, a mí me gustó mucho, pero a mi acompañante no le gustó nada. — Oreja y kimchi. Presentado en un bol, con dos orejas de cochinillo confitadas que hacen de cuchara para comer la salsa y la col fermentada. Rico aunque muy picante. — Terminamos la parte salada con dos«temakis» de atún a mayores, que nos ofrecieron y no fuimos capaces de rechazar. — De postre un helado de cereza artesano a compartir, muy poco dulce, con un sabor muy plano, no nos dijo mucho. Para beber un Ribeiro llamado Versatus, de uva Treixadura y Torrontés, muy agradable y fácil de beber, que maridó estupendamente con la comanda. Servicio muy atento, explicando los platos y pendiente del cliente. Y es que, entre cocineros y camareros, tocan a dos comensales por persona. Manteles de celulosa y servilletas de papel. Música en plan bar de copas. Pagamos por todo 96,70 €. Una relación calidad-precio que consideramos regular, no por la comida pues la cocina es excelente y bordan todos los platos, sino por el local, que nos pareció de lo más incómodo y no nos gustó nada, factor que también influye en el disfrute.
Robert D.
Rating des Ortes: 5 Vasastan, Stockholm, Sweden
Great japanese food, the sushi and the oyster with miso-sauce were really great. But be there in time as there is a limited number of seats so booking is recommended. Will return next time in Madrid
Paulino M.
Rating des Ortes: 5 Ciudad Universitaria, Madrid
Las esperas se me hacen muy duras… y que me hagan cenar a las 9 tras hacer cola a las 8:30 para reservar(si, es correcto, para reservar) aún más… claramente se lo tenían que ganar. Las expectativas estaban muy altas tras ver las colas que se hacen todos los días para entrar y las buenas críticas que ha recibido. Y Nakeima ganó… por la atención estupenda(6 camareros para 20 comensales) explicándote cada detalle del plato, por la calidad de las materias primas, porque los baos estaban espectaculares(ver foto), por ese steak tartar sorprendente donde los haya, porque se atreven a hacer su versión de un plato de callos… y lo bordan! Enhorabuena Nakeima, volveré a hacer cola a las 8:30!
Salva V.
Rating des Ortes: 5 Malasaña, Madrid
Maravilloso. Te sorprende con cada plato. Hay que dejarse guiar y probar todo y, si el cuerpo aguanta, mas! El mejor bocata de calamares y mas original que he probado nunca. No os lo podeis perder!!!
Samuel P.
Rating des Ortes: 5 Madrid
Ha sido una gran revelación, me ha invitado un amigo a cenar de regalo de cumpleaños y ha sido uno de los mejores regalos que me han hecho este año(a parte del abono popular de la ópera). Hemos llegado a las 19:55 porque sólo atienden a 20 comensales y a las 20:30 pasan una lista para apuntarse, hemos sido el 14 y 15 de la lista. Nos hemos ido a tomar una caña y hemos vuelto a las 9. De los 13 platos que había en la carta hemos pedido 12, todos los entrantes y 2 segundos, dejando sólo un segundo plato por pedir. El primero ha sido un rollito que estaba bueno pero que tampoco marcaba la diferencia, ha sido después cuando ha empezado a venir lo bueno, un tataki de pez mantequilla espectacular, se deshacía en la boca increíble. Luego un «palo» una brocheta de pollo de corral pinchada en lemongrass en lugar del típico pincho de bambú, después unos dumplings que ahora no recuerdo muy bien q llevaban pero que tenían aceite de brasa exquisitos, unos wontons con souquet de pescado o marisco no se con un poco de picante también muy ricos, y vamos llegando al momento álgido cuando ya pensábamos que no se podía superar lo anterior, unos nigiris de vieira y de sepia con alioli que madre mía creo que voy a soñar con ellos más de una vez, otro de gambas al ajillo rico pero para mi de lo más flojo en comparación con el resto y otro nigiri carnívoro de carne con un huevo de codorniz encima también muy rico pero nada como los 2 primeros. Después vino el baocata de calamares y el bunwich impresionantes los 2 solo al recordarlos mientras escribo salivo sin parar cuál perro de Paulov, el bunwich es una especie de bocadillo hecho con pan chino y relleno de panceta cocinada a baja temperatura durante 3 días si no recuerdo mal y con salsa hoisin creo(después de tantos ingredientes puede que lo mezcle). Bueno hasta aquí eran los entrantes! Jajaja de segundo había tres opciones curry mollejas y oreja, pedimos la oreja y el curry. La oreja iba con una espuma de puré de patata riquísima y con kimchi bastante picante la verdad, pero estaba deliciosa. El curry para mi era lo más normal con el rollito de toda la cena, estaba rico pero no era lo espectacular de lo anterior. De postre tomamos lo único que había, unas nueces con nata(como nos dijo la camarera a nuestro estilo), nueces garrapiñadas con una nata con sabor también a nuez, gelatina de agua de azahar y unos brotes de algo que no llegue a identificar pero que tenía un gusto con la cilantro. Todo increíble de verdad, empezamos a las 9 y acabamos casi a las 12 de cenar. Una experiencia sin duda. Todo con una botella de vino y 1 copa de vino cada uno más 50 € cada uno. Voy a repetir sin duda!!! Hacia tiempo que un sitio no me sorprendía tanto.
Daniel M.
Rating des Ortes: 4 Madrid
Un magnífico lugar donde explorar nuevos sabores fusión Oriente-Cocina autóctona. Recomiendo el Tataki de pez mantequilla y el Palo(yakitori de pollo ensartado en lemon grass). A diferencia de un japonés, no llega a ser demasiado caro. Lo malo es que hay que llegar media hora antes de su apertura para reservar, pues no lo hacen por teléfono.
Teresa Paula M.
Rating des Ortes: 5 Madrid
Ayer estuve cenando en Nakeima y se confirmó como uno de los sitios más de moda ahora. Supongo que la gente ya va informada, pero por si acaso que sepáis que no aceptan reservas y solamente admiten a 20 personas así que hay que ir alrededor de una hora antes de que abran(abren a las 21) para hacer cola pero una vez te apuntan, puedes irte a tomar algo y amenizar la espera. Una vez dentro, el local es normalito y no hay apenas banquetas así que cenamos de pie. El servicio es muy bueno, no hay carta física así que el camarero te va explicando cada plato con todo tipo de detalles(cuando te los sriven hacen lo mismo de nuevo, incluso el propio cocinero). Probamos casi todo lo que tenían en carta anoche(van cambiando según disponibilidad y añadiendo/cambiando platos constantemente). Entre las cosas que comimos: — nigiris de vieira, de gamba al ajillo y de vacío de ternera con huevo de codorniz, — saam de wagyu(espectacular, repetimos) — tataki de pez mantequilla — dimsum de tendon de ternera con berenjena — curry negro con chipirones(riquísimo) — palo de pollo(versión del teriyaki) — bunwich criollo de panceta en el clásico pan dulce chino. La panceta la cocinan a baja temporatura durante 3 días. — una versión filipina del bocata de calamares — de postre: piña con helado y salsa de whisky y nigiris de queso con membrillo Pagamos por todo, junto con bebida y copas, 50 euros por persona. Sin copas habrían sido 35 apróx. así que está fenomenal de precio. Volveré en cuanto pueda!
Maria F.
Rating des Ortes: 5 Madrid
No voy a desvelar nada que nadie haya dicho ya. Descubrí Nakeima gracias a Luis Arevalo gran profesional ya ex chef de Nikkei 225. No se como describir lo que sentí cuando de pie y sin importarme lo mas mínimo, algo me decía que lo que estaba a punto de probar iba a ser muy muy bueno. Hay algo ademas mas allá del gran hacer de Gonzalo y Roberto en cocina, Luis atendiendo e Ili maravillosa sirviendo. Hay ilusión, humildad, camaradería y yo diría que algo de sorpresa. Algo está cambiando en Madrid y Nakeima lo demuestra. Ya no valen los sitios muy bien decorados donde se come normalito y pagas un sobre precio por la puesta en escena. Ya no nos engañan. Nos gusta comer bien y nos gusta la calidad. Solo puedo dar la enhorabuena a este equipo que tan bien lo esta haciendo. Ha sido un flechazo, pero tengo el feeling que sera de los que crezcan y perdure en el tiempo.
Hugo R.
Rating des Ortes: 5 Madrid
Nakeima es una gran sorpresa. Ha sido la primera vez que he hecho cola para entrar a comer a un restaurante en Madrid. Como estar en NY, 15 personas esperábamos impacientes a las 13:45 a que llegaran las 14:00 y nos permitieran la entrada. Finalmente pasamos y nos colocamos rápido pero sin hacer ruido en torno a la barra y un par de mesas altas con taburetes. Ahí estaban Gonzalo dirigiendo la cocina con la ayuda de Roberto; Y Luis y una chica muy simpática encargándose de que en todo momento te encuentres a gusto, son gente joven con ganas y sin más pretensiones que dar BIEN de comer. El local es sencillo pero lo realmente importante son los platos que han resultado ser un HIT. Empezamos con unos Dumplings de rabo de toro, y unos Nigiris de panceta de llorar de alegría, seguimos con unos Momofukus con personalidad propia a traves del pan chino sin olvidar su origen: «Mr Chang». A continuación probamos la panceta Dong Poo con lichis, cocinada a baja temperatura durante 3 días creo recordar; ¡de locos! ¡Pura mantequilla! Hemos rematado los salados con un curry de pollo que hay que resaltar, no le faltaba ni sobraba nada. Uno de esos platos con colores vivos como el cilantro, la menta o el azafrán(os dejo la foto que habla por si sola). Y finalizamos con dos postres, un nigiri de queso de arzua y membrillo, y un cheesecake que de verdad no puedo describirlo, una combinación de quesos, pimientas, galletas, sales y frambuesas para morir satisfecho! De precio muy correcto, para todos los bolsillos. El festival de sabor nos ha salido por 30 € cabeza y bien regadito…:) Vamos que espero poder volver y tener sitio otra vez, porque promete y parece que es uno de esos sitios de los que podrás decir… «¡¡¡Si, si yo lo conocí casi en el 2013!!!» jajajajjaa
Daniel L.
Rating des Ortes: 1 Madrid
Hace un par de días sugerí a mi novia venir aqui a cenar. Había visto fotos de la comida en Unilocal y me interesaba muchísimo probar este sitio, así que, teniendo en cuenta que era martes y nuevecillo, nos aventuramos a ver si encontrabamos mesa. No vivimos lejos y tardamos unos 20 minutos en llegar andando. Al entrar al local vimos que hay una barra larga, que ocupa unas 12 personas más o menos, y una mesa al lado en la que caben 6. Se acercó mi novia y un chico le dijo que no podía ser, que no tenían sitio libre y que no podíamos reservar. Le dijo que pasaramos en Enero, que abrirían la parte de arriba y nos despachó con tres tarjetas. Extrañado de que no nos diera otra opción le pregunté si no podíamos esperar. Que nos iríamos media hora a un bar de esquina y luego probaríamos. No era tan tarde, habíamos llegado justo a las 10, así que podíamos esperar. El chico pareció entrar en pánico y nos dijo que no sabía si habría mesa. Muy raro. Obviamente la gente empieza y termina de comer en algún momento, podría haber considerado quién llevaba ya ahí un tiempo e intentar darnos una hora tentativa, sobre todo considerando que estabamos mostrando interés e insistíamos que nos ibamos a esperar a un bar al lado. De todas formas queríamos probar, mi novia se iba para las navidades y era nuestra última cena juntos del año. Nos fuimos a un sitio literalmente a 15 segundos del otro y esperamos tomando una sidra. A la media hora volvimos. Estaba claro que alguna gente se había ido ya que quedaban mayores huecos en la barra que antes. Nos acercamos a la barra y esperamos a poder hablar con alguien. La situación era muy extraña ya que parecíamos intrusos, como si estuvieramos descolgados en una fiesta a la que no nos habían invitado. El camarero delante nuestro no levantó la cabeza(aunque me cuesta creer que con 4 personas atendiendo en la barra, nadie se dé cuenta de cuando entran 2 clientes más y se quedan esperando con el abrigo puesto). No queriendo interrumpir al camarero, esperamos a intentar hablar con el chico que nos atendió la primera vez. En seguida apareció y se puso con cosas delante nuestro. Tenía pinta de agobiado. No somos gente de pegar un grito para llamar la atención de alguien, son ellos los que tienen que estar pendientes, así que después de 2 minutos ahí en medio, con los abrigos puestos, incluso con algún cliente comentando por lo bajo«han vuelto»(empecé a pensar que igual había olvidado de ponerme los pantalones, pero no, ahí estaban), nos marchamos por donde habíamos venido. Y ni una palabra nos dirigieron. Fue una de las situaciones más raras e irrespetuosas que he tenido en un restaurante. Todo se solucionaría con un poco más de atención, explicaciones necesarias(si es un concepto inusual de restaurante, habrá que comunicarlo) y cordialidad.
Raquel T.
Rating des Ortes: 5 Madrid
He de confesar que he ido a pocos restaurantes de fusión asiática, pero este me ha enamorado hasta los huesitos. Nakeima lleva poco más de mes y medio abierto al público y desde que me enteré que lo abrían estaba deseando probarlo, me lo aconsejó una buena amiga mía y me dijo que no me iba a defraudar y realmente no defrauda. Paredes de pizarra, estética moderna, dos plantas de restaurante en el que por ahora sólo se mantiene abierta la primera planta de mesas altas y taburetes en la barra. Perfecto para observar cómo el chef Gonzalo trabaja preparándote la cena delate tuya y viendo con qué mimo trata todo lo que pasa por sus manos. Es IM.PRE.SIO.NAN.TE lo bueno que está TODO y ojo que digo todo con mayúsculas, no probé nada que pensara«bueno… no está mal» y es que el chef Gonzalo se lo curra no sólo en la cocina, sino también en el trato con los clientes. No dudéis de pedirle consejo, él mejor que nadie sabe de lo que habla y conoce su producto que va cambiando dependiendo del mercado. Tanto es así que cada plato que te sirve te lo explica al detalle. Yo esta vez me dejé llevar y disfruté muchísimo del«juego» en el que el experto elige por ti. Gonzalo es precavido y siempre pregunta antes por si hay algún producto que no te gusta o al que tienes alergia. A partir de ahí estás perdido… Empezamos por unos Niguiris carnívoros y Guncan de boletus rematados con huevo de codorniz, ¿perdona? esto ya preveía una gran noche para mis papilas gustativas, aun hoy recordándolo sigo salivando. Siguió con un Tataki de pez mantequilla, ufff se deshacía en la boca, Sin may de setas y gambas, Dimsum de cerdo y cebolla, ¡Un palo! un palo de trocitos de pollo de corral macerados que estaban tiernísimos y por último un Lacón con Grelos Thai que estaba delicioso. El menú es efímero, como la tiza con la que lo escribe cada semana en la pared, así que puedes encontrar cosas nuevas cada vez que lo visites. ¿No es genial? me parece una idea maravillosa. Yo os aseguro que volveré en cuanto pueda, pero la próxima vez será entre semana con poquita gente como a mí me gusta.