Si eres de lo que piensas y entiendes que lo bueno hay que pagarlo, en este lugar estarás como en casa, una bodega cuidadisima, y una cocina igualmente mimada, está todo bueno bueno bueno…
Maricarmen G.
Rating des Ortes: 4 Madrid
Lavapiés sigue creciendo y sorprendiendo, por los sitios que intentan encontrar un sitio en la propuesta del barrio, éste es un buen ejemplo de ello! Un lugar acogedor, tanto por la decoración, donde priman la madera y el ladrillo, como por la cálida iluminación. Decorado con un expositor de botellas, apetece, tomar un vino, mientras hablas de amores y desamores. También tiene un pequeño salón al fondo por si apetece cenar algo. Los platos son muy ricos, algo escasos para el precio, como ejemplo: la ensalada de vieiras(2) a 11 €. Como toque final a toda esta atmósfera, tan acogedora como chic, la atención de las dueñas, dos hermanas gallegas, simpatiquísimas!
Aitana M.
Rating des Ortes: 5 Madrid
Entramos aquí un poco por casualidad, sin mayores pretensiones que picar algo. Al principio pedimos vino y nos acomodamos en unas sillas altas. Al ver la carta nos apeteció comer y nos hicieron el favor de sentarnos en una mesa que estaba reservada. Teníamos una hora y nos atendieron de manera eficaz, pero sin agobiarnos por las prisas. Cuando nos fuimos, había pasado un poco más de tiempo, pero no hubo ningún problema. La dueña resultó ser un encanto que nos trató de maravilla. Pedimos unas croquetas de jamón que estaban de muerte, unas vieiras y unos tacos de salmón que nos supieron a gloria. El vino que pedimos se llamaba Entresuelos y estaba tan bueno que ahora lo busco sin éxito en algunas tiendas. Si hay que ponerle alguna pega es que el espacio es un poco escaso. Bien es cierto que en invierno todo es más incómodo porque viajamos con equipaje extra, pero aún así costaba un poco moverse. Sin embargo, me gustó mucho cómo estaba decorado. La entrada resulta acogedora por la disposición a modo de bodega, con las botellas expuestas. Vamos, que es un sitio para volver.
Lolo R.
Rating des Ortes: 4 Madrid
No conocía este lugar, la verdad sea dicha, pero salí absolutamente encantado de aquí después de mi incursión en busca de la mejor tapa de Tapapiés. Está claro que, si de algo sirven este tipo de iniciativas, es como escaparate para negocios a los que, de otro modo, no te asomarías, porque desconoces que estás ahí. Y mira que a mí esta calle me parece interesantísima, y que incluso la zona me parece una de las más potentes gastronómicamente hablando. Entramos y la verdad es que el lugar estaba de bote en bote. A juzgar por lo rica que estaba la tapa, un langostino con mayonesa de albariño, no me extraña ni un poco: si todo lo hacen igual de rico, no me extraña que estén absolutamente atestados de personas durante todas las horas que estén abiertos. El bar cuenta con una pequeña barra a la entrada, sumada a la barra principal y a un par de mesas altas; que se complementan con una zona de mesas más al fondo donde, probablemente, se puede comer sentado. La zona del bar estaba hasta arriba, pero nosotros conseguimos hacernos hueco justo cuando otro grupo dejaba el local. El sitio es bonito, y está reformado con auténtico gusto, usando mucho los elementos naturales de la construcción original del edificio. Solo probé la tapa, pero tengo que volver porque me encantó. Y encima vi que tienen pinta de ser súper especialistas en vino, a juzgar por la cantidad de botellas que tienen en el local. En definitiva, un lugar al que ir sí o sí mientras estés en Lavapiés y quieras una cena un poco más trabajada, o un ambiente un poco más sofisticado.