OSS I

Estuvimos en la terraza, el local parecía cutrecillo.
Los precios están bien; unos 3.30e la jarra de cerveza con aperitivo. Tienen bocadillos, raciones y platos combinados. Pedimos un plato combinado de calamares, ensalada y crocetas por 7.7e que estaba correcto, lo que el camarero estsba un pelin espeso y se equivocó así que tuvimos que esperar bastante.

¿Qué puedo decir de este bar? Y ¿tras 9 años de relación?
Es un bar de ambiente escueto y cutre por dentro (perdón), pero tiran bastante bien las cervezas.
Los camareros son muy majos y correctos. El local suele llenarse con la gente más castiza del barrio.
Aquí hay dos cosas que me gustan mucho.
Una: aperitivo de paella todos los días a las 13 horas. A veces pienso que esta paella tiene más calidad que la del primer plato de algunos bares aunque claro, es de menor cantidad.
Obviamente si vas sobre la una, te la comes recién hecha y bien caliente, y cerca de las 2, ya pierde un poquito…
Hacía años que había más bares cercanos que ofrecían lo mismo pero sólo en domingos. Sin embargo tras su desaparición, se ha convertido en el único local que tiene esta oferta.
Desde luego si no te apetece la paella, te dan otros aperitivos, y a veces son buenísimos.
Otra: su terraza.
Es una gozada, cuando hace Sol, es tan agradable sentarte en la terraza y tomarte un desayuno o aperitivo que no te puedes resistir. Su gran ventaja es que está al lado del parque del Casino de la Reina, por tanto el ambiente es relajante y agradable.

Lo que más me gusta de este lugar, la tapa de paella. ¡Ojo! la ponen a partir de la 1. Más cosas que me gustan, te dejan entrar al baño siempre, aunque no consumas (sería muy arriesgado que no te dejaran consumiendo…). Otra cosa que me gusta, siempre están los parroquianos apostados en la barra del bar. Más cosas que me gustan, con la ley antitabaco tiene terraza cualquier día del año…
Una sola cosa que no me gusta: a veces, los domingos, he llegado tarde y no he podido catar paella… Ya deberían saber que tienen que hacer en cantidades obscenas…

Intenté quedar bien y llevar al grupo a un bar de roqueros que conocía, pero nos perdimos. Era tarde y la gente empezó a mirarme mosqueada, así que decidí que este era el bar (no es de roqueros, pero nadie se quejó).
Pedimos unas cañas y con ellas nos sirvieron unos pinchos de tortilla que habrían podido tumbar a Homer Simpson (de grandes y compactos que eran).
Dicen que este bar ya es un clásico. No me extraña, porque me pareció, por la clientela multirracial y el ambiente castizo, algo así como un Lavapiés en pequeño.

Uno de los bares de tapeo en la zona de influencia del rastro, pero no en el meollo, lo que resulta perfecto para la caña sin agobios y el aperitivo generoso.
No busques diseño, ni exposiciones en las paredes, ni baños museos, aquí se viene al botellín. Lo que me atrae del bar es la torre de babel detrás y enfrente de la barra, la mezcla cultural de actores y público.
Lo de la barra es como el comienzo de los chistes que trillábamos de pequeños; «Va un polaco, un rumano y un español…». Es una selección internacional de camareros, el capitán es el español, a cuál más habilidoso y eficaz en la apertura y despliegue de botellines.
El público es un vergel. Integrantes de la furia, de los países emergentes, público jóven, veteranos con ochenta años de carné de socio. Todo el mundo charla rodeado de tapas de lomo y bacon, tortilla patata, embutidos varios.
Entre semana si acudís un grupo de 6 – 8 personas no es raro que como tapa os pongan una ración de jamón. ¿Ibérico? Sí, claro. Y si te bebes todo el botellín te regalan un viaje a Canarias. ¡No tenéis nunca bastante

Esta cafetería, la primera de su trilogía, empieza a ser un clásico ya en el barrio por su amplitud (tanto de espacio como de horario), atrayente iluminacion y su escogida situación. Aquí se reúnen pues, gente de aqui, gente de allí, gente que va, gente que viene, gente joven, gente mayor, gente del barrio y gente de otros barrios para formar cada uno su propia historia al mas puro estilo de «La Colmena.»
Cañas, vinos, bocadillos para llevar, tapas, un eficaz servicio y un ambiente muy lavapiense en este bar que aunque no te diga nada en especial, tampoco te pasara desapercibido.