Un espacio cuadrado y abigarrado de papel en cajas de cartón. Ediciones de coleccionista vintage, primeras ediciones, ediciones raras… tu infancia y la mía recogidas en tebeos de Mortadelo y Filemón, de Superlópez, de Axteris y Obelix, la infancia de mis padres y mis abuelos incluso perfectamente organizada en cajas aquí, allá, acullá. El tipo más que majete y erudito de la literatura fantástica, de terror y los cómics, siempre me dice nombres que desconozco, me saca libros como tesoros envueltos en plásticos que los protegen del polvo y los arañazos. Hugos y Nébulas se mezclan con autores de éxitos más pequeños en las estanterías ordenadas que, de vez en cuando, se alteran con la llegada de un nuevo libro o el viaje de otro a una nueva casa –compran y venden-. El proceso suele ser el mismo: llego, saludo, miro, hablamos de ciencia ficción, miroteo, él merecomienda, yo leo las contraportadas, me vuelve a recomendar, aparto algún tomo, compro… y entonces, el sabio vendedor me despide con la pregunta ¿tienes algo interesante en las estanterías de tu casa que quieras vender? Y me marcho, meneando la cabeza, sintiéndome culpable por no querer desprenderme de ninguno de mis tesoros.
Nuria G.
Rating des Ortes: 4 Madrid
El local es muy pequeñito y tanto las paredes como el suelo están abarrotados con cajas de cartón llenas de tebeos(porque eso son tebeos de los buenos! y no comics) de segunda mano, todos ordenaditos por contenidos. Mortadelo y Filemón, Jaimito, Zipi y Zape, Super López, Esther, El Guerrero del Antifaz y un sinfin de personajes míticos de nuestra infancia. Un lugar en el que puedes tirarte unas buenas hora ojeando y ojeando, recordando tardes de lectura en casa de tus padres y descubriendo maravillas que desconocías porque son más viejas que tú. Eso si, los ejemplares que en su momento se vendían a 12 pesetas, ahora valen 5, 10, 20 o hasta 30 euros, dependiendo de lo especial o difícil de conseguir que sea el número al que le has echado el ojo. La puerta suele estar cerrada y has de llamar al timbre para que vengan a abrirte. La señora que suele estar allí es todo un encanto, charla contigo, te explica cosas y te deja rebuscar tranquila o te saca todo lo que quieras sin poner mala cara.