Petit Comité

Sitio de 4 estrellas y media, pero como hay que redondear pues nada, cinco, pleno.
Fui a este restaurante junto a otras dos Unilocalers por recomendación de una tercera. Se trata de un restaurante de corte francés con matices de cocina mediterránea.
Su decoración es minimalista y sobria con luz tenue y dispone de dos plantas.
La carta es variada, con gran oferta de entrantes, algún plato de arroz y pasta y principales de carne y pescado.
La carta de vinos también es interesante con bastante oferta de denominaciones de origen españolas y también una pequeña oferta de vinos franceses.
Dado que éramos tres decidimos pedir dos entrantes y regarlos con un cava. Dudamos entre pedirlo por copas pero el precio de las tres copas justificaba pagar la botella entera. Se trataba de un brut nature de la casa muy bueno. En cuanto a los entrantes en sí, el ceviche de pez mantequilla quizás estaba un poco flojo, no estaba malo pero le faltaba algún toque de sabor más «audaz» para resaltar un sabor tan suave como el de este pescado. El otro entrante eran vieiras sobre una muselina de coliflor con un tirabeque que le daba un toque crujiente. Las vieiras estaban exactamente en su punto y la muselina estaba riquísima y suave y eso que odio la coliflor.
En cuanto a los principales dos nos decidimos por el célebre steak tartar de la casa, que lo preparan delante del cliente, y el otro fue un plato de carrillada de ternera con boletus y un puré de calabaza. El steak tartar, como he comentado, lo prepara el maître en un carrito delante de los comensales. Explica uno a uno todos sus ingredientes y te va dando a probar hasta que consideres que está a tu punto. La verdad es que estaba perfectamente aliñado y la carne era tierna y sabrosa. En cuanto a la carrillada estaba llena de sabor y la carne se deshacía en la boca.
Para acompañar los segundos pedimos un tinto del priorat que el maître nos descorchó al principio de la comida dado que se trataba de un vino con muchos taninos y necesitaba «abrirse» y que, posteriormente, incluso nos lo sirvió en un decantador a petición de nuestra experta en vinos Nao S.
Para los postres pedimos un tiramisú y una tarta de idiazábal. Esta última tenía un sabor pronunciado al famoso queso vasco pero como a mi me encanta este queso la tarta me pareció riquísima. En cuanto al tiramisú me pareció suave y cremoso.
En cuanto al servicio y atención, de 10.

Gracias a la recomendación de Vanesa R, nos animamos a probar este restaurante, que se encuentra a escasos pasos de la Gran Vía.
El local está decorado con un concepto minimalista y buen gusto, donde reina un ambiente acogedor. Las mesas están colocadas con suficientes espacios entre sí por lo que no molesta la conversación de otras mesas.
Empezamos con dos entrantes para compartir entre tres con una botella de cava brut nature
El «cebiche de pez mantequilla con batata, chiles dulces, cebolla roja, cilantro y lima» resultó ser muy regular y el plato que menos me gustó de todo. Desde luego todo dependa del gusto de cada uno, pero para mí el pez mantequilla no es un pescado que saque el encanto de ceviche debido a su textura, además de que el aliño tampoco me convenció.
En cambio me encantó, de verdad me encantó el plato de «vieiras braseadas sobre muselina de coliflor ahumada, tirabeques y huevas de pez volador». Las vieiras están jugosas, poco hechas y sacan lo mejor de este marisco. Están ligeramente a la plancha, lo justo, y la salsa potencia el sabor de las vieiras sin restar nada.
Con los segundos platos de carne, elegimos un tinto de Camins de Priorat, el cual se había abierto media hora antes por la sugerencia del camarero. Sin embargo el vino aún estaba rígido, por lo que pedimos que lo decantaran. Esto fue un gran acierto porque el vino empezó a abrir muy rápido y se convirtió en un gran aliado de la carne.
Yo elegí un «steak tartar al estilo francés preparado en sala con patatas puente nuevo». Lo bueno de este plato es que lo preparan delante de ti y a tu gusto, lo cual ya es un espectáculo total. Me hizo mucha ilusión ver cómo lo preparaba. En mi caso pedí al camarero que me lo hicieran bastante picante. Me sorprendió la cantidad, pues, es abundante y lleva muchos ingredientes. Estaba muy rico e iba genial con el vino, aunque podría decir que he probado mejores steak tartar. También me gustaron las patatas a pesar de no ser muy amante de ellas.
La «carrillada de ternera rellena de boletus con compota de calabaza y su jugo al oporto» también estaba increíble.
Luego pedimos dos postres para compartir. El «tiramisú casero con crema inglesa» estaba delicioso, quizá con un toque más amargo de cacao pudiera acentuar más el plato.
La «tarta rota de queso idiazábal con higos confitados y caramelo de Patxarán» no nos convenció tanto, el sabor de idiazábal estaba demasiado presente y rompíà la armonía. En mi opinión más que a un café acompañaría mejor a un vino de postre o licor.
Todos los platos que probamos estaban muy bien presentados y elaborados.
Y el servicio, un 10 sin duda alguna.
Una copa de cava cuesta unos 4,50 euros y una botella, unos 15 euros. Por tanto puede convenir pedir una botella si se piden más de tres copas.

Un local súper acogedor y original, la comida buenísima y tienen un steak tartar buenísimo que preparan en el momento junto a tu mesa. Muy reconmedable

Impresionante trato y la comida aún mejor. Super recomendable el atún rojo, tartar y el pulpo con espuma de espárragos. Los camareros y el encargado un 10. Volveré siempre que pueda y muy bien de precio.

Un excelente lugar para comer y soprender a tu compañía.
El local y el ambiente es muy bonito, entre minimalista, moderno y algún toque de bodega antigua.
Tardaron un rato en tomarnos nota, pero tuvieron el detalle de sacarnos un aperitivo con las cervezas que pedimos.
Fuimos cuatro personas, para empezar compartimos dos entrantes, un tartar de salmón y unos dados de rabo de toro rebozados con cereal en su salsa. El primer plato muy sabroso y muy bueno, los dados espectaculares, deliciosos, una manera de hacer rabo de toro mas moderna pero sin perder la esencia de su sabor y su salsa tradicional, el problema de esta ración es que son 4 daditos no muy grandes que te saben a poco.
Los segundos platos fueron:
Carrillada, Corvina, atún rojo de almadraba y steak tartar de ternera.
Cuatro plato muy buenos, muy bien hechos, con materia prima de calidad y una cantidad muy adecuada.
Destaco el steak tartar y el atún rojo, imprecindibles si visitáis el restaurante. El steak tartar lo preparan delante de ti y te van diciendo todos los ingredientes que lleva.
Para finalizar compartimos dos postres, una crema, tipo natilla, muy buena, pero nada fuera de lo normal, y una tarta de queso de idiazabal con caramelo de pacharán, aquí si que tengo que destacar este postre, podrái decir que es la tarta de queso mas sabrosa y buena (y que sabía a queso) que he probado. Si vuelvo, no lo dudaré, la volveré a pedir.

¡Disfrute! ¡Satisfacción! ¡Uhmmm, qué gustazo descubrir este lugar! Iba porque me lo habían recomendado y, la verdad, no me defraudó. Pedimos un tartar de salmón y unos dados de rabo de toro para empezar. Primero vino el tartar y fue espectacular esa sensación de fresco, ese sabor… Luego llegaron los dados de toro. Vienen 4 en la ración, pero merecen muchísimo la pena. Estaban deliciosos.
Mis acompañantes pidieron el tataki de atún, carrillera y corvina. El tataki estaba muy bueno, pero tengo que decir que los he probado mucho mejores. Sinceramente, pienso que el sabor del atún rojo es sensacional, por lo que no creo que haya que camuflarlo con muchos sabores. La corvina era deliciosa y la carrillera estaba espectacular, pero lo mejor… Lo mejor me lo pedí yo. Ese estupendo y maravilloso steak tartar que te preparan ahí en tu mesa y según tus gustos. Un manjar para mi paladar. Solo recordarlo… Se me hace la boca agua.
Para terminar pedimos dos postres para compartir. Tengo que decir que no os podéis perder la tarta rota de queso idiazábal, si te gusta el queso, claro. Esta tarta sabe a queso y junto con los frutos y los higos que le acompañan, hacen que solo mires la tarta y digas: por favor, no te acabes tan pronto…
En cuanto al precio, no puedo opinar mucho porque iba con un descuento y me pareció un precio excelente.

Porque me confundí con las estrellas. El steak tratar de llorar… Buenísimo. Y los entrantes muy originales !!

El mejor steak tartar que he probado hasta la fecha en Madrid, lo preparan delante de ti y te dan a probar a ver si te gusta o prefieres más picante, sal, etc.
El pulpo a la brasa está exquisito y me gustó el detalle de que nos lo trajeran ya servido en dos platos ya que lo pedimos mi pareja y yo para compartir.
En cuanto a los postres, el soufflé de chocolate es auténtico, todavía viene a mi mente su sabor y textura cuando lo pienso.
Se trata de un sitio elegante así que si tenéis alguna ocasión especial que celebrar no lo dudéis, la comida y el trato no os defraudarán.
Por cierto, estuvimos en la parte de arriba y nos llamó la atención que tenían una pantalla blanca enrollada y un cañón-​proyector por lo que intuyo que quizá se pueda visualizar una presentación de fotografías o vídeos de la ocasión especial que se celebre… es cuestión de preguntar.

Muy bueno. Si quieres Paella está muy buena!
La gente que viene aquí viste muy elegante, pero si eres turista que importa, te atenderán muy bien.

This restaurant is a real find, much more interesting than the usual Spanish restaurants in the area. For example, the gazpacho is served with a small shrimp ceviche and sorbet. My wife and I both had fish and the tuna and mer luzia were both excellent. Service was exemplary. Highly recommended.

Me sorprendió mucho la atencion y la comida. Pedimos platos recomendados por el chef y fueron muy buenos, casi excelentes (dentro de la calidad de la materia prima, recordemos que esto no es el kabuki wellington). Llevaba una idea concebida, propia de mi prejucio en base al aspecto «modernizado» del local, pero fue muy buena la experiencia. Disfrutamos mucho de los sabores, que algunos nos sorprendieron. Nos cuidaron y mimaron. Felicidades Chef.
Eso si, sin el descuento de ElTenedor. Se hubiera excedido de precio.

Estuve en Petit Comité para una fiesta privada (unas 50 – 60 personas), para la que teníamos el restaurante entero reservado. La fiesta incluía bebidas (cervezas, vinos y refrescos) y cena tipo cóctel.
Para la cena nos pusimos en la parte de arriba, que parece más el restaurante. Estaba bien acondicionado, habían retirado las mesas para que pudiésemos estar por allí de pie y los camareros pasaban con bandejas de comida y bebida.
Probamos distintas cosas que no sé si aparecen en la carta normal. La tortilla de patatas estaba tal vez demasiado cuajada y las croquetas tenían demasiada bechamel, no parecían caseras (no sé si lo eran). Las mini-​hamburguesas y los chupachups de morcilla con almendras estaban ricas, así como el tartar de salmón con aguacate. Tal vez lo mejor para mí fueron las mini tostas con jamón y tomate, que desaparecían a toda velocidad de las bandejas. En conjunto la comida estaba OK pero la verdad es que me la esperaba muchísimo mejor. Tal vez el problema era que de cosas como la tortilla o los pinchos de morcilla no paraban de sacar bandejas que al final quedaban casi intactas (porque cansaban muchísimo) mientras que de cosas más ricas no había casi ninguna. Los postres (trufas, brownie, tarta de queso y tarta de manzana) estaban bastante bien, creo que fueron lo mejor de la cena. El precio acordado por la fiesta fueron 38.50 € por persona, que me parece muy caro incluso teniendo el restaurante en exclusiva, considerando lo que nos sirvieron.
Tras la cena bajamos a la zona de bar de abajo, que es bastante agradable. Tenían copas básicas a precios normales para la zona, y algunos cócteles que no probé. Los camareros eran más o menos simpáticos y tenían paciencia con tanta gente, sobre todo teniendo en cuenta que cerramos el sitio.
Desde mi punto de vista y particular experiencia, aunque el servicio sea bueno y el sitio más o menos agradable, creo que la relación calidad-​precio es muy mala. Es posible que el menú normal o la carta merezcan la pena pero yo por mi parte prefiero descubrir sitios nuevos antes que volver a uno del que ya tengo una imagen un pelín negativa.

Acudí a este restaurante con mi marido y mis padres un sábado a mediodía. El local está muy bien y cómodo. La comida muy rica, pero lo único que me descuadró fue el servicio. Los camareros amabilísimos pero para ser un restaurante «francés» que traigan los platos a diferentes tiempos (a mi madre le tardaron como diez minutos en traer su segundo después de que al resto ya nos hubieran servido los nuestros). Un entrante que pedimos lo trajeron cuando ya teníamos los segundos. Al ir a pagar con tarjeta, nos trajeron dos cuentas. Una de comida y otra de bebidas? Con lo maniáticos que son los franceses en el tema de servicio en la restauración… Ah, y la paella nunca la pidáis. Es congelada (dicho por el camarero que nos atendió). Está en la carta para los guiris. El resto de lo que pedimos riquísimos. Yo tomé carrilleras que estaban muy buenas y la piruleta de brie con mermelada de mango muy rica.