El bar/cafetería/ambigú de la Sala Fernando Arrabal de las Naves del Español en Matadero es el lugar por el que sueles pasar antes de entrar a ver una de las magníficas obras que suelen programar en este centro. El local en sí es diáfano, amplio, con muchas mesas altas y bajas, y una zona de gradas en mitad del local que además de permitir sentarte para tomar algo, sirve para ver algún concierto o representación que de vez en cuando se realizan en el pequeño escenario que también tiene. Pero creo que ahí se acaba lo bueno. Y es que ni los precios ni la calidad son demasiado buenas. Llegamos y pedimos una caña y un vino. Total casi 5 €. Y eso que la cerveza, como comentaron estaba mal tirada, y el vino tampoco es que fuese demasiado especial, era un ribera joven. Así que fue bastante caro. Nos ofrecieron pinchos, pero preferimos no tomar ninguno. Nos fuimos a sentar a una de las mesas, y decidieron pedir unas aceitunas para acompañar la bebida. El camarero antes de ponerlas, nos aclaró que había que pagarlas ¿De verdad?¿En serio? Las pusieron, pero si hubiera sido por mí, ni me hubiera molestado confirmarlo. Supongo que tener una concesión pública es un chollo, pero no por eso, y por ser uno de los pocos lugares del Matadero donde puedes beber/comer algo te hacen elevar tanto los precios y tener tanto morro.