Sixta

Lo mejor para salir después de comer con la familia el domingo. Lo malo hasta arriba siempre. Agobiante.

Si eres de los de resaca complicada, no vayas a la Sixta!
Y por qué digo esto? Porque el día grande de este bar mítico de la Latina es el domingo, y las veces que he ido sin ser el lunes siguiente festivo he ido muy malito a trabajar. Y es que cuando llegas no te quieres ir y la tarde se alarga y se alarga, y se convierte en noche, y la noche en madrugada.
La decoración del sitio es impactante, barroca y kitsch a partes iguales, lo que combina a la perfección con el espíritu de la música que pinchan, idónea para la tarde del domingo. El ambiente de la gente muy divertido y desenfadado, con poquita «actitud» esa que es tan típica madrileña/​española

Un bar muy divertido. Al entrar, lo primero que llama la atención es su decoración: puro horror vacui castizo. Puedes pasarte horas mirando las paredes de la barra y descubriendo nuevos elementos y cosas en las que no te habías fijado hasta el momento.
El día para ir es el domingo, y junto con El Atril y El Perla forma parte de un triángulo indispensable tras las inevitables cañas y tapas por El Rastro y La Latina.
El único problema que existe con este local es que es un poco pequeño y suele llenarse de gente desde bien temprano, así que no es muy recomendable para aquellos a los que no les gustan las aglomeraciones. La música, por cierto, un compendio de música pop comercial conocida como «petardeo», muy divertida.

Después de los vinos y las cañas en el Rastro aqui empiezan las copas
Decoración de topos y figuras greco-​romanas. Peak Hour a las seis de la tarde. Recomiendo el tinto de verano que sirven.
Las tapas están sobre la barra en grandes bandejas y puedes cojer cuantas quieras. De vez en cuando alguien sale de detrás la barra y se pasea con alguna de las bandejas ofreciendo pintxos entre los clientes. Una experiencia total. Hetero-​friendly o gay-​friendly al gusto particular.
Música Pop Comercial de los 80, Electrónica de los 80, Electroclash, Trash… mucho calor, por cierto.

La verdad que no teníamos pensado entrar pero como ya íbamos un poco contentillos decidimos meternos en este local. Lo primero que llama la atención no es la decoración ni el poco espacio que hay entre la barra y la pared sino el dueño, que te sirve generosamente tanto una copa como poco de ensaladilla o similar, no recuerdo bien lo que era, pero vamos que el tío tiene un desparpajo impresionante.
Lo peor, la música, demasiado petardeo musicalmente hablando. Al menos te pegas unas buenas risas.

«La Sixta», que es como se conoce tanto a este garito como a su dueño, es ya un clásico de la calle Calatrava, pues está abierto ni más ni menos que desde el año 1987, o sea hace ya 24 años. Sin duda, este bar de difícil clasificación es el principal culpable de que esta zona se haya puesto de moda y de que ahora sea conocida como «Chuecatina», porque es como Chueca en La Latina, dado el ambiente que hay. No es que La Sixta sea un bar de ambiente propiamente dicho, aunque su dueño es gay y aquí se respira el petardeo sano y divertido a cualquier hora del día. En realidad, el garito abre sólo por la noche excepto el domingo, que es el día grande aquí. Por la cercanía del Rastro, se ha convertido en tradición venir después a la calle Calatrava de tapeo, y entonces es cuando este antro se empieza a animar. La tarde del domingo en La Sixta es legendaria y divertidísima, os lo aseguro, aquí puede pasar cualquier cosa. Entre el baile y la música más petarda creerás que estás viviendo la noche o la madrugada, pero cuando salgas verás que aún luce el sol y tú llevas un pedo de colores. Entonces es el momento de volver a casa a descansar, que mañana hay que trabajar… ¡El domingo que viene, más!