Taberna Almendro 13

Uno de mis preferidos de esa zona, las patatas emporradas, las roscas de carne, la ensalada de melva. Hasta la bandera los fines de semana, yo recomiendo ir sobre 20.30, a 21.00

Cuando quiero comerme unos auténticos y sabrosos huevos rotos, me vengo aquí porque juro que jamás he probado unos así, con las patatas que parecen casi chips de bolsa de los finas que son.
También son famosas sus roscas, porque cada cual está más cuajanuda, las destacables son con jamón serrano, pringá, relleno de carne… aunque seguro que las de lacon con queso tetilla y varias más que tienen, estarán ricas pero que no aún no probé.
Lo curioso del bar es que arriba es self service y cojes la bebida en un lado y la comida en otro, mientras que abajo te lo traen a la mesa que es de agradecer. Aparte lo que creo que engorda más la cuenta y que hay que andarse con ojo, son las cervezas, que mientras que la pequeña son 1’50 €, la doble (que en realidad es un pelin mas que la pequeña) cuesta 3 € y que no recomiendo.
Nosotros pedimos unos huevos rotos, una rosca de carne rellena y dos cañas pequeñas y fueron 22’50 € así que está muy bien calidad-​precio, porque además los platos son contundentes y grandes.
Si estáis por la zona, indecisos de donde comer y que no os sajen se puede venir aquí, eso si, o vienes pronto o armate de paciencia para las colas que se forman.
Pd. Sitio ideal para gente que no se agobia de estar pegados a otros, pero el sitio lo merece, y ya si tenéis visita de amigos extranjeros es un buen sitio que no olvidaran fácilmente.

Beautiful traditional Spanish joint
Great food
Nice service
Good prices
Location is great after walking around through the heart of Madrid
Food is terrific
Bit small and crowdy but then that’s what you get in a traditional Madrid tavern

Me gusta mucho el sitio. La comida es bastante buena, nada de lujo pero esta muy bien. Comida típica española. Recomiendo la taberna para cenar antes de unas copas por La Latina.

It was such a pleasure for me to visit some of my friend’s favourite places in Madrid, including those from her childhood such as Taberna Almendro. She described excitedly coming here as a little girl for the famous ‘huevos rotos’ — i.e. crisps with fried eggs and chunks of ham on top! A little strange but definitely worth trying!
The restaurant was packed but we managed to squeeze into the basement. Service wasn’t the best and it was a little cramped, but the plus side is it is generally full of locals.
For me the standout dish was la porra antequerana, which is like a northern version of gazpacho — both rich and refreshing, I could have eaten two bowls. I would also recommend el pisto con huevo, which is like ratatouille, topped with egg.

Como sitio para comer comida en formato delicioso concentrado de calorías, OK. Como precio razonable, también. Como local con solera de Madrid, también. Lo malo es que que con la «solera» vienen aparejados unas cuantas incomodidades, que por muy auténtico que sea el sitio, no dejan de ser incomodidades.
Las mesitas y taburetitos minúsculos son lo único que cabe en este estrecho lugar, y se agolpan unas junto a otras para dar cabida a la gran afluencia de público que alberga. Para encontrar donde sentarte tienes que serpentear rozándote con todo el mundo, mientras bajas por las escaleras. Nosotros al final encontramos una mesa al fondo prácticamente metida en el pasillo del baño, de donde venían olores… pues poco agradables.
Eso sí, los huevos rotos con patatas y jamón, super ricos y muy muy abundantes. La famosa rosca (la nuestra de pringá) tampoco me pareció nada del otro jueves, sin embargo.

Fuimos un grupo de amigos porque habíamos leído muchos comentarios positivos del local. Para mí tiene aspectos buenos y malos.
En cuanto a los inconvenientes no hay refrescos ni agua solo vinos y cerveza y los precios de la bebida son desproporcionados. Nos pedimos dos «copas» de vino tinto y te lo sirven en unos vasos de chatos que llenan muy poco por 2’50 € cada uno.
En cambio destaco positivamente la comida. Es cierto que también los precios son un poco más altos de lo normal pero no se nota tanto como en las bebidas. Nos pedimos una ración entera de huevos rotos y otra de lomo al ajo que estaba riquísimo, super tierno y sabroso acompañado por las famosas patatas fritas caseras que sirven.
No es un bar para ir muy a menudo pero sí para darte un homenaje de vez en cuando.
Le pongo 3 estrellas por que aunque la comida esta muy rica la bebida es muy cara.

Un mito en la latina, pero que nunca decepciona.
Lo primero lo «negativo» es que no hay reservas y suele estar lleno. Si vais un grupo grande no os hagáis muchas ilusiones de encontrar sitio. Eso sí, con paciencia te sientas.
El sitio es self service, así que pides las bebidas en la barra de arriba y la comida en cocina directamente. De comer roscos y huevos rotos. Seguro que tienen más cosas, pero esas dos están de muerte. Los huevos rotos los hacen con patatas fritas caseras, es decir, con «chips», finitas, pero caseras.
De beber mucho cuidado, que no hay refrescos: o agua o mosto. Claro, que para compensar tienen vino, manzanilla y cerveza.
Muy barato y, sobre todo, con una comida espectacular :)

Me encanta este sitio. Ahora bien, no les perdono que no pongan refrescos y casi obligatoriamente siempre que voy tenga que tomar manzanilla. No me gusta el mosto ni el manzanilla. La verdad es que hace mucho que no voy, así que espero que cuando vuelva ya lo hayan puesto. Tampoco me gusta que haya que ir a recoger la comida, somos un peligro con los platos en la mano… con tanta gente. Pero no puedo poner más pegas porque es un sitio que me encanta, por el ambiente y por la comida.
Las roscas impresionantemente buenas, los huevos rotos son un clásico, al igual que en otros bares de la zona de La Latina, pero aquí el precio es bastante ajustado. La ensalada pipirrana buenísima también. Hemos ido como mucho cuatro persona y el precio, compartiendo claro, es bastante decente y ajustado.

Sitio muy conocido por sus roscas o «almendritos» (chapatitas) de diferentes sabores: jamón, pastel de carne, morcón con lomo, pringa (carne de cocido especiada, para mi la mejor), etc.
La atención es excelente y los camareros te explican y recomiendan los platos. A la hora de la cena siempre está hasta arriba de gente, pero a la hora de comer es un lujo pasarse por allí.

Me gustan mucho los huevos rotos y las roscas.
No me gusta que no haya Trina.
Me gusta que tienen altramuces.
No me gusta lo «tetrístico» del sitio y que siempre está petado.
Y eso último le resta puntos (sí, lo siento), pero también el hecho de que al parecer ahora los huevos rotos… ¡son con patatas de bolsa! WTF! Y eso ha pasado muy recientemente, porque yo estuve no hace ni un mes y mi padre me comentó esta novedad ayer mismo después de ir el viernes.
Una pena…

No es lo mío, definitivamente. Con todo el dolor de mi corazón, ahí se queda con dos estrellas como dos soles, porque lo cierto es que no merece mucho más. Sorprendentemente y como diríamos en Madrid, el sitio es un gua. Chiquitísimo y de lo más incómodo. Cuesta moverse, y sobre todo es incomodísimo ir al baño, porque pasas rozando cientos de mesas, molestando a otros comensales y, aún peor, pensando que en tu camino vas a enganchar una botella y va a terminar en el suelo. Un peligro.
Luego llega el momento de que te sirvan el vino. Yo pedí un vino blanco y entiendo que en determinados puntos de España es normal servirlo en vasos poco más grandes que un chupito pero… ¿a ese precio? No, desde luego con ese precio estaba esperando, al menos, tomarme el vino en una copa como los cánones mandan.
En el capítulo de la comida, pedimos una rosca de jamón, una de carne rellena y unas croquetas (vienen 6 en la ración). Las croquetas estaban buenas, pero no espectaculares, y desde luego que eran diminutas. La rosca de jamón me pareció que era una forma un poco triste de estropear el jamón, porque al calentarlo se queda rasposo. La de carne estaba no sé, DELICIOSA. Eso hay que reconocerlo. Pero también hay que reconocer que el precio está un poco subido para lo que realmente son las roscas.
Toda la experiencia se agravó por el hecho de que no me gusta cuando entro a un sitio, hay espacio, y parece que les cuesta encontrarte el sitio para sentarte. Llegamos y había una mesa incrustada en la pared, preguntamos si podíamos moverla un poco «no, porque tengo que pasar, blabla». Yo entiendo que el camarero tiene que pasar, evidentemente, pero esperaba que me ofreciera una solución, o que intentásemos hacer todo lo más cómodo posible, no solo para él, también para nosotros. Su solución fue comentar que las señoras de al lado se marchaban ya. Que se marcharon en nada, pero fue un poco como si las estuviera echando, y no resultó muy agradable.

My sister in law took me here one evening and its a neat little place, but it is very busy. The food is simple but delicious and they have sherries, wine, and beer. I could go for a plate of broken eggs with ham on top of potatoes and a cerveza right now.

Lo peor de este sitio es lo difícil que es sentarse y lo pequeño que se les queda el local.
Lo mejor es que el local es auténtico, y la comida está muy buena.
A estas alturas, los huevos rotos se han convertido en un plato más extendido que la gripe, pero los de este sitio siguen siendo especiales. Quizá por como cortan y fríen las patatas.
Las roscas están muy buenas también, a mi la de jamón con aceite me pirra. Y el clásico es acompañarlo con un mosto o un manzanilla.

Recordamos que las primeras veces que intentamos entrar en El Almendro no pudimos. Muchas veces. Siempre estaba abarrotado, incluyendo los pivotes de la calle que servían de improvisadas mesas. Cuando al final lo conseguimos disfrutamos de sus famosos huevos rotos y de las roscas diseñadas y avitualladas a tu gusto. Nos llamó la atención eso de ir a recoger la comida a la barra de la cocina. Muy rico todo.

La comida está buena, normal vaya… pero el servicio es un poco lamentable… ayer estuvimos y a las 00:55 nos echaron literalmente a la calle con un «Chicos, nos vamos» no pido que nos dejen hasta las 3 de la mañana cuando su horario es ese, pero que al menos no nos den bayetazos porque están limpiando para irse a casa.
Se acercó una camarera a decirnos que si íbamos a cenar, que la cocina estaba cerrada y pedimos 2 cañas y nos hicieron levantarnos a la barra a pedirlas… no entendí muy bien ya que se había dado el paseo… en fin…

Si vais de cañas y tapeo por La Latina, cosa que es muy recomendable, os conviene saberos algunos sitios. Y esta taberna es uno de ellos. Está algo retiradilla, aunque no por ello está vacía, a lo mejor tenéis que esperar un poco.
Pero merece la pena. A mí lo que más me gustan son las Roscas, sobre todo las ibéricas, de jamón o de lomo con queso. Con una buena caña, por supuesto, aunque para los que prefieran vinos, tienen tintos de Ribera y Rioja buenos y asequibles.

¡Te ponen aceitunas! Vale, no es el único bar de la Latina que te pone una tapita, pero es que se agradece tanto que un bar madrileño tenga esa deferencia…
Siempre está lleno, y con siempre me refiero a VAYAS CUANDO VAYAS. Pero bueno, la verdad es que la comida está muy bien y para ser ‘latinero’ no es excesivamente caro (hay que ver lo mucho que han subido los precios en esta zona). Las roscas son muy buenas aunque, ojo, son pequeñas (que nadie se imagine las que pondrían en cualquier otro bar o las que se compran en el supermercado).

Aunque presentan una variedad de comidas sabrosas por hallarse siempre saturado no consigue ser santo de mi devoción. También porque su principal atractivo son los huevos rotos y el embutido envuelto en roscas de pan, que por supuesto sienta bien, pero no vale lo que se paga por ello. Aunque no es lo único que pone, sirven porra antequerana, pisto, papas emporrás, y algunos raciones más elaboradas. De coste elevado, por supuesto.
A mi juicio arrastra una gran fama sobre todo entre los foráneos de Madrid, y no digamos ya entre los extranjeros. Otro de los lugares que en las guías se marca como imprescindible y cuya celebridad no termino de comprender por mucha gastronomía andaluza que se encuentre. De ninguna manera hay que desmerecer a sus embutidos, sin lugar a dudas lo mejor, y la razón más poderosa para entrar… Si se mantiene la paciencia para aguantar la cola. Uno de los sitios de la capital en los que se puede beber el vino manzanilla.

This place came highly recommended by our ‘Top 10 Madrid’ tour guide as one of the best places to eat and drink in Old Madrid, so on our first evening in this city we knew nothing about, we decided to track it down and sample its Tapas and Vinos Finos.
We arrived here at about 8pm and sat ourselves in the basement as the upstairs was starting to get busy. We got there at just the right time, as within about 15 minutes the place absolutely packed without a table to spare. Dimly lit over two levels with a highly traditional, rustic feel of Old Madrid about the place, this is a great place to soak up the atmosphere of the city. Almendro 13 is also great value for money, despite the horrendousness of the Pound to Euro exchange rate at the moment.
One of the first things you realise about Spain is that when you order ‘Patatas Fritas’ on any menu, you can never be quite sure what you’re going to get: cubed fried potatoes, French fries, chips… or hot crisps. Bizarrely, the tapas menu we ordered from here revolved around the latter. Sounds a bit odd, looks a bit odd, but is fantastically tasty.
The second thing we were very quick to realise is that the bars and restaurants worth going to (i.e. the ones that aren’t overpriced and geared towards tourists) don’t tend to print their menus in English. So after an amusing exchange of sign language with an extremely friendly and helpful waitress, we established that ‘pimienta’ is pepper, ‘huevo’ means egg, ‘lomo’ means pork and ordered accordingly. We also made sure to sample the ‘jamon iberico’, which is quite pricey but worth it.
For drinks, we ordered their very own white wine — Vina Almendro 13 — which we drank from tiny double measure shot glasses; not sure why, but it was certainly a novel way to enjoy this is delicious, crisp, fruity wine.
If you ever find yourself in Old Madrid of an evening, Almendro 13’s atmosphere, food and wine comes very highly recommended. Just don’t forget your Spanish to English menu decoder!

Es un bar de tapeo en la zona de La Latina. No es demasiado grande y tiene las mesas pequeñas y juntas, por lo que no es la mejor opcion para ir en grupos grandes.
Destacar sobre todo sus típicos huevos estrellados con patatas (muy crujientes) y jamón además de sus roscas (de jamón, lacón, carne.)
No te sirven en la mesa, sino que eres tú mismo el que tienes que ir a pedir a la barra tu comida, los camareros solo se encargan de limpiar las mesas.
No es un sitio especialmente barato, aunque sus platos tienen bastante calidad.

Es uno de los mejores sitios de tapas que hay por la zona, que ya es decir mucho.
En su carta encontramos variedad de roscas y platos de patatas con huevo, no es que se diferencie mucho la carta de otros sitios, pero realmente hacen las cosas muy ricas.
No tienen servicio de mesa y hay que pedir uno mismo en una ventanita y recogerlo, aunque si que sirven bastante rápido.
El mayor problema es la gran cantidad de gente que hay siempre, antes de abrir ya hay cola en la puerta, pero merece la pena esperar.

Todavía no se ha abierto la Taberna, no lo entiendo, quizás será por la licencia, pero está en un lugar único, menuda esquina de oro, y eso que está repleto de bares pero una calle más arriba, en la plaza de la morería no hay ninguno.
A ver si cuando lo abren estoy yo para verlo que ya se dónde voy a empezar a tomarme las tapitas los domingos. :)

Una de las mejores opciones de tapeo en La Latina (y eso que hay hasta el aburrimiento). Puede por eso que siempre esté hasta la bandera. Tiene además un sótano, a modo de bodega, habilitado con mesas y sillas para el tapeo. Son famosas sus roscas (la de cebolla caramelizada con queso es el pecado hecho rosca) y los huevos estrellados, con las patatas muy muy crujientes y el toque de la tierra del salmorejo por encima.
Señorxs, que lo disfruten.

Le plus emblématique de Madrid
Victime de son succès, l’Almendro 13 né désemplit pas. Il est désormais interdit de sortir les plats pour manger et boire dans la rue: il n’y a pas de terrasse, ce qui amenait certaines personnes à manger entre les voitures stationnées devant, voir à poser leurs assiettes sur les capots ! Ce lieu est petit, mais il vaut le détour (en particulier pour sa spécialité d’oeufs), si l’on a un peu de chance pour y trouver une place !

J’adore
Muy recomendable. Vraiment. Le lieu lui-​même crée l’ambiance. Le son de la cloche suivi du cuisinier qui crie pour appeler l’intéressé à venir récupérer son «roscon» ou ses «huevos fritos», c’est génial. Bön, il faut être super vigilant ou un peu roublard pour se trouver un petit coin où s’asseoir parce qu’il faut bien avouer qu’on se retrouve rapidement à l’étroit. Mais ça né rend l’endroit que plus convivial encore. Et quand le temps le permet (ce qui est quand même souvent le cas à Madrid) on va dehors devant la façade (si cela est encore permis car les temps changent). Enfin, en bref il faut y aller. Allez, allez !