El Morata es un bar típico costero, que se encuentra en una zona tranquila y apacible al este de la capital malagueña. Justo al lado de ‘El Balneario’ comienza este pintoresco paseo marítimo, que tal y como otro comentario menciona, recuerda a un pequeño pueblo pesquero de la costa andaluza. Dicho paseo está flanqueado a un lado por una serie de bares y restaurantes(todos de apariencia similar) y al otro por una playa rocosa, plagada de barcas en constante preparación de espetos. Tal y como decía antes, El Morata es un bar típico costero, es decir, tiene una terracita fantástica para comer a la sombra en verano disfrutando de la brisa marina, camareros guasones que cantan los platos allá por donde vayan, un interior bastante reducido(normal teniendo en cuenta el fantástico clima del que goza la zona),… sin faltar los cantautores espontáneos que a la primera de cambio te saltan con un popurrí de ‘El Pequeño Ruiseñor’(al más puro estilo Manolito Gafotas). Todo ello conjuga un ambiente alegre, animado, que no es el adecuado para una comida formal o silenciosa, sino para una rodeada de amigos en la que brindar y reír. La carta de El Morata sabe a mar. Sabe a mar porque está compuesta casi en su completitud por platos de procedencia acuática, ya sea cazón en adobo, calamares fritos, boquerones, merluza, pescadilla(y su curiosa traducción como ‘fish’),… sin faltar otros platos de la huerta como son las ensaladas, el tomate aliñado, o el salmorejo que tan bien entra en verano. Todos los platos que probé(un poco de casi todo, a decir verdad) estaban muy ricos, el pescado tenía buen sabor, aunque me gustaría destacar la contundencia del espeto y la del cazón en adobo(resultón, como a mi me gusta). Los precios no son altos teniendo en cuenta la situación y la época de la visita, por ejemplo el plato de espeto sale a 5 €, lo que considero más que justo. No me gustaría dejar esto acabado sin mencionar los postres caseros del bar. La carta es pobre pero sexy(como Berlín), e incluye tartas de queso acompañadas por diferentes«toppings», flan, tarta de chocolate… probé la tarta de queso con dulce de leche, y estaba muy muy rica ¡recomendada 100%! Así pues, lo único que me queda decir es que si usted está disfrutando de un día de playa por las inmediaciones, y le apetece tener una alegre y sabrosa comida con sus amigos o familiares, recoja la toalla y sus bártulos, que en El Morata le están esperando.
Jaime S.
Rating des Ortes: 4 Milán, Italia
Parece que el litoral de la capital de la Costa del Sol es bastante polifacético y, si bien podemos encontrar en él un gran puerto, muelles rehabilitados hacia el comercio y la cultura también podemos encontrar zonas de gran intensidad turística o barrios con lo que parece tener reminiscencia pesquera, como intuyo es el caso de este. La zona estaba repleta de restaurantes-chiringuitos abiertos al mar, hacia una playa fuertemente modificada con pequeños diques y espigones. Siempre es un placer comer en verano en lugares como este, y si te ponen bien de comer, mejor. A decir verdad, en Sevilla nos encantan las sardinas y muchos morimos con los espetos malagueños… ahora bien, creo que jamás terminaré de hacerme al pequeño tamaño de las sardinas, lo cual se compensa con el potente sabor que tienen. En este chiringuito pueden probarse numerosos pescados, bien fritos o a la plancha, y todos tenían bastante buena pinta: yo opté por la rosada y no tengo ninguna pega, desde luego. También es recomendable acabar la comida con un postre, que los hacen caseros y están para chuparse los dedos.
Augusto G.
Rating des Ortes: 4 Sevilla
Me enorgullece enormemente ser el primero en reseñar esta joya gastronómica malagueña. Todo el mundo al que le pregunté me dijo que si quería un buen pescaito, tenía que comer allí. Ojo, aunque parece un chiringuito más, no lo es. El local está en pleno paseo marítimo, en el célebre barrio del Pedregalejo. Tiene un salón interior, no excesivamente grande. Aunque lo suple con una terraza magnífica, con el mar a unos metros. Y como no, tiene su barquita para hacer espetos y madre mía, qué espetos. ¿Que qué comimos?, pues pescado a discreción. Comenzamos con un espeto, las sardinas estaban como tienen que estar y hechas como se tienen que hacer. Luego seguimos con unos calamaritos que casi me hacen llorar de ricos que estaban. Continuamos con una rosada tan buena, que apenas le puse alioli para no matar el sabor. Finalmente cayeron unos boquerones, qué color, qué bien fritos. El pescado aparte de ser fresco y de una calidad enorme, es que estaba perfectamente hecho. El servicio era muy rápido, eficaz y amable. César nos atendió como lo que es, un excelente profesional. El precio más que ajustado, y más si tenemos en cuenta la calidad y la cantidad de las viandas. Para finalizar, debo deciros que cuando vuelva a Málaga repetiré con total seguridad, se lo recomiendo a todo el mundo al que le guste el pescado. Buon Appetito.