El Mandala Playa es un local con una ubicación privilegiada. Varias de sus mesas están literalmente pegadas al mar, ojo, no a la playa, al mar. Por la tarde se está de fábula. Tiene una terraza enorme con muchísimos veladores y una zona interior con una decoración moderna, tipo ibicenca, con música chill out, un poco alta para mi gusto. El personal es simpático y los precios son normales. Sirven también comida, pero únicamente lo usamos para hacer una parada técnica y tomar un refrigerio, así que si vuelvo, os contaré algo más. Buon Appetito.