Buenísima esta trattoria malagueña, situada en la céntrica Plaza de la Merced. Muy buen trato, un lugar agradable y confortable con los aires de los restaurantes italianos clásicos. Me sorprendió y de hecho me explicaron que de noche no se suele llenar, lo que permite que cenes tranquilo y sin esperar colas. Íbamos varios amigos y cada loco con su tema, cada uno pidió una cosa, a cuál más rica! Comenzamos con un entrante, unas tostas que sirven en pares(brocetas) de queso, tomate y setas tremendas y crujientes, y cada cual su plato propio. Aunque la mayoría optamos por pizzas(todas muy ricas, en particular yo me pedí la rústica), otros prefirieron la pasta y se sirvieron unos macarrones gratinados y otro se atrevió con un calzone, que tampoco se quedó atrás. La carta merece ser conocida entera sobre la mesa en sucesivas visitas. También tuvimos acierto con los vinos que nos aconsejaron. Además de por la buena atención, sorprende su rapidez y finalmente su precio, nada caro con respecto a lo que se ve por ahí con menús similares. Además hay un parking de coches al lado, lo que resuelve el ofuscante problema de aparcar en el centro. Vamos que yo no me explico cómo no se llena. Porque era para que estuviera reventando todos los días.