Acudí a esta nueva cafetería atraído por su decoración vintage, con mesas y sillas todas distintas y diferentes elementos que configuran una estancia cálida, aunque no exenta de curiosos contrastes, como el jamonero encima de la barra. El café está bueno, lo cual en Murcia ya es noticia, pero la ración de tostadas es escasa. El servicio es atento pero están más preocupados en atenderte que en cobrarte, seguramente porque los precios son algo elevados comparado con las cantidades ofrecidas y el resto de sitios de la zona. Pero claro el local es muy amplio y el alquiler y la decoración suponen un coste que deben amortizar. En definitiva, un sitio interesante pero no para acudir con excesiva frecuencia, al menos hasta que los precios no se equilibren mejor con las raciones ofrecidas.