Escogimos el Umami a razón de los comentarios y valoraciones en el trip advisor. Era el restaurante número 1 en Olot. Quizás por eso llegamos con las expectativas un poco altas, o talvez el lugar ha cambiado últimamente. Llegamos muertos de hambre después de un día de senderismo por los volcanes de la Garrotxa. La carta es más bien corta(ver en las fotos) y con poca variedad para vegetarianos. Las bravas fueron una decepción, más que nada por haber sido fritos en el mismo aceite que los demás platos. Si no eres vegetariano a lo mejor es una experiencia interesante. Lo que salvó la noche fueron las croquetas de zanahoria, éstas sí que valen muchísimo la pena. Son excelentes y lo que salvan los tres estrellitas a esta opinión.