Sol Ixent

Este sitio lo descubrimos por casualidad hace 3 años. Era la primera vez que mi novio y yo hacíamos un viaje juntos y la primera vez que fuimos a la Costa Brava. Se estaba haciendo tarde, estábamos muertos de hambre y finalmente encontramos este sitio que tenía terraza con unas buenas vistas y que aún servían almuerzos.
Nos dejamos aconsejar por el dueño y pedimos el arroz de la casa. Es un arroz de mar y montaña con butifarra, trocitos de costillas, mejillones, langostinos, almejas y calamar. Cuando lo probamos no dábamos crédito. Era el mejor arroz que habíamos probado en mucho tiempo (y eso que yo soy muy arrocera). La clave, según nos explicó el dueño, es que hacían el sofrito con kilos y kilos de cebollas de Figueras. Hacían la cebolla pochada hasta el punto de que casi se caramelizase. Esto le daba un punto dulce e intenso al arroz. Se notaba la cebolla dulce y además se veía por el color que era ligeramente morado.
Cuando volvimos a ir hace un par de semanas teníamos una ilusión tremenda. Tardamos 3 años en volver al sitio del «arroz mítico». Tristemente el arroz no estaba a la altura de nuestra última visita. Estaba rico pero se pasaron un pelín con la sal y ya no habían utilizado los kilos y kilos de cebolla. Se había perdido el punto de sabor que hacía este arroz tan especial. Si los dueños están leyendo esto, POR FAVOR, vovled a hacerlo como antes, que era la bomba.