Durante varios años este fue mi bar restaurante donde desayunar, almorzar, comer, tomar café y cenar, y siempre recuerdo los bocadillos de jamón serrano como de los más buenos que he probado. Siempre que vas a almorzar está lleno, pero siempre están las aceitunas y los cacaos en la mesa en cuanto te sientas, la atención es estupenda, los dueños un derroche de simpatía y encanto… Además el menú, muy muy asequible por cierto, tiene platos sencillos pero con un sabor y gusto increibles, a mi siempre me llevan a pensar en abuelas y mesas delante del fuego… no ha habido una sola vez que haya comido allí, y he comido mucho por cierto, en que haya salido pensando que un plato no estaba bueno, siempre me han convencido. No es un sitio de diseño, es un bar de toda la vida donde hacen platos buenos de toda la vida… qué mas se puede pedir? A destacar sus paellas. Me relamo de pensar en ellas…Ñam